Veinticinco

4K 378 92
                                    

—¿Os conocéis?—Gabriel, sin saber como disimular su sorpresa, se separa del aludido

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—¿Os conocéis?—Gabriel, sin saber como disimular su sorpresa, se separa del aludido.

—Sí. El otro día, en el gimnasio—me encojo de hombros para quitarle importancia.

—Pensé que tú no tenías amigos.

Antes de que pueda formular alguna protesta, Jordan se me adelanta.

—Ryan y yo no somos amigos—me sorprende que, después de todo, pueda hablar—Somos socios. Le ayudé a vengarse de un capullo. ¿Y tú, quien eres?

Mierda. Jordan no solo puede hablar. Jordan habla demasiado.

—Su novio, el capullo—la mandíbula de Gabriel se tensa mientras yo pienso en lo estúpida que es la tierra por no abrirse y dejarme caer dentro.

—Menudo forma de golpear, tío duro— Jordan se ríe. Es el único lleno de moratones y, también, es el único que parece divertirse—Perdona Ryan, no recordaba que era tu casa.

—¿Recordabas?

—No deberías robar en ninguna casa— digo ignorando la pregunta de White. No me apatece explicarle que Jordan, además de intentar robarme, me trajo a casa el día de mi venganza.

—Lo sé. Es solo una prueba que debo pasar.

—¿Pasar para qué?

—Para ser parte de los Raptors

—¿Del equipo de la NBA? — los dos chicos me miran sorprendidos. Es mi padre el fanático del baloncesto pero, ¿tan raro es que una chica americana sepa el nombre de un equipo?

—Más bien, en una banda de pandilleros de San Francisco—me explica Gabriel. Espera, ¿una banda de «chicos malos»? Y ¿por qué Gabriel les conoce?

—¿Tú también estás en la banda, compadre?—Jordan le ofrece su mano a White. Creo que es la primera persona que quiere chocar los cinco con el mismo tío que, hace solo unos minutos, casi le destruye el rostro.

—No soy tu compadre—responde Gabriel con una frialdad exquisita—Ni estoy en tu banda. Yo soy de los Blazers

—¡Compadre de distinta banda!— Jordan sigue con su mano levantada y habla con más emoción de la necesaria.

Un momento. ¿Qué narices le pasa a mi vida? De pronto mi madre resulta ser una estafadora en las Vegas y, ahora, mi novio forma parte de una banda peligrosa. ¿Por qué yo soy tan predecible y la gente de mi alrededor no deja de sorprenderme? Solo espero que mi padre no sea un asesino en secreto.

—Nuestras bandas son enemigas y yo acabo de pegarte una paliza. No vamos a ser amigos

—Gabriel, sabes que sigo aquí, ¿verdad?—no. Gabriel está tan cabreado que, hasta que se gira a mirarme, no parece ser del todo consciente de mi presencia.

—Ryan yo...

—¡Estás en una banda! ¡En una jodida banda!—lo interrumpo. No se si lo digo para echarselo en cara o para terminar de creermelo. La situación es surrealista.

—Hacéis en una buena pareja, en serio, pero la relación debe basarse en la confianza...—Jordan solo necesita una mirada de Gabriel para callarse—Yo... Mejor me voy- intenta moverse pero, al no conseguir mantenerse en pie, vuelve a sentarse.

—No puedes ir a ningún lado así. Quedate ahí, callado, unos minutos— recalco la palabra «callado». A este chico parece costarle saber cuando no es buen momento para abrir la boca— Voy a discutir con Gabriel y luego veré que hacer contigo.

—Pero ellos... Están fuera, esperándome. Querían asegurarse que cumplía con la prueba.

Ahora resulta que mi jardín, en vez de tener gnomos y macetas, tiene a tipos rudos detrás de los arbustos.

Entonces, para incrementar mi sorpresa, mi enfado y mi confusión, Gabriel White suelta una carcajada.

—Claro—empieza a caminar hacia la puerta—Tú no sabías donde ibas a robar pero ellos sí. Shane sabía que Ryan me llamaría.

—Ahora vengo, no te muevas—le digo a Jordan antes de seguir los pasos de Gabriel, a pesar de que se que, aunque él quiera, no podrá moverse. Al menos en un buen rato.

Al salir al jardín descubro que Shane es un chico moreno, bastante alto, que esconde sus pelo tras una bandana. Su piel está llena de cicatrices y, sobre todo, de tinta. Mis ojos se posan en el de su cuello. Sin duda, es el tatuaje más llamativo.

—Mirar quien aparece por aquí...— Shane repara en mi y mis labios forman una sonrisa triunfal—¿Te has asustado mucho, caramelito?

¿Caramelito? ¿En, serio?

—Tú no podrías hacer nada que me asustase—mi mentira acaba de ganarse una mirada sorprendida por parte de White y una expresión de furia por parte de Shane. A veces odio ser tan impulsiva, pero no puedo evitarlo.

—¿Es un reto?—Shane y sus secuaces sueltan una carcajada al mismo tiempo. Como si estuvieran programados.

—Más bien, una advertencia.

—¿Me estás amenazando?

—No.

—Sí.

Decimos Gabriel y yo a la vez. Solo que yo soy la que utiliza el monosílabo afirmativo.

—Volveremos a vernos pronto, caramelito—Shane me acaricia la mejilla antes de alejarse, seguido por cerca de diez chicos más.

Entonces, cuando sus motos se alejan a velocidades extremas, mi parte racional se activa de golpe. ¿Qué narices acabo de hacer? ¡He amenazado al jefe de una banda de «chicos malos»! Mierda. Tal vez, debería ir escribiendo ya mi testamento.

—¿Estás loca? ¿Tú sabes quien es Shane Parker?—me recrimina White.

—No. Y, al parecer, tampoco se quien es el pandillero Gabriel White.

Entro en casa, dejándole con la palabra en la boca. Apoyo la espalda en la puerta y me deslizo hasta llegar al suelo.

¿Y ahora, que se supone que debo hacer con Jordan?

***
Yuhuuuuuu giro inesperado. (O al menos he intentado que no se lo esperasen jejeje)

Espero ansiosa vuestros votos y comentarios.

No olvides darle a la estrellita 👇

Muchas gracias,

L.

Sentimientos en guerraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora