Apoyo la cabeza en el cristal. De fondo, el único sonido que se escucha es el ruido de las gotas de lluvia contra el capó. Podría decirse que es una especie de banda sonora. Es irónico. Este coche ha sido el detonante de todo y, sin embargo, a Gabriel y a mi no se nos ha ocurrido mejor lugar para hablar del tema.
La opinión de White es muy diferente a la mía. Gabriel ni siquiera está enfadado. Él cree que estamos en paz y que deberíamos olvidar lo sucedido. Quizás sea por rencor pero, yo no consigo borrarlo de mi mente . La confianza es un hilo muy fino y White lo ha resquebrajado por completo. No quiero volver a ser la víctima de uno de sus impulsos de rabia.
—No te entiendo—Gabriel se decide a romper el silencio— Ya te has vengado, pensé que...
—¿Tienes algún disco de música?— le interrumpo. Cuando White deja el CD sobre mis manos yo lo rompo en dos—¿Puedes volver a hacer que esté como antes?
—No
—Pues con nosotros tampoco
Bajo del coche dando un portazo. Siento ganas de chillar pero el grito se queda dentro de mi garganta. No sé en que momento hemos llegado a esto. A lo mejor estaba exagerando pero, mi subconsciente, creía tanto en White que no puedo evitar sentirme decepcionada. Quizás mi padre tenía razón y Gabriel no es una buena influencia. Tal vez sea mejor así. Cada uno por su lado.
A pesar de que el coche está aparcado frente a mi casa, cuando llego al portal la lluvia me ha calado de la cabeza a los pies. Gabriel sigue en coche, probablemente, observandome. Su actitud me ha descolocado. No entiendo como él no está enfadado. Mi venganza fue sublime y, claramente, yo he ganado la guerra.
¿De verdad pensaba que, después de dejarme sola en mitad de la nada, iba a lanzarme a sus brazos?La puerta se abre y mis ojos se cristalizan al verla. Aunque está más delgada, sigue igual. Pelo largo color caoba y esos profundos ojos verdes. He soñado tanto con esto que tengo que pellizcarme varias veces para asegurarme de que es real. Mi madre está frente a mi, dentro de mi casa. Las lágrimas empiezan a deslizarse por mis mejillas. Son lágrimas de rabia.
—¡Qué mayor estás!—en el rostro de Jenna se forma una nerviosa sonrisa.
—Es lo que suelen hacer las personas despues de once años, crecer—me encojo de hombros esforzándome en afilar cada una de mis palabras.
—Valerie...
—Ni se te ocurra llamarme así—la interrumpo. Hace tiempo que dejé de ser Valerie— ¿Por qué has venido?
—Voy a explicártelo, cielo, pero...
—No— mi vista se difumina y empiezo a marearme. Once años son muchos, ¿por qué aparecer ahora?— No quiero que me lo expliques. Quiero que te vayas.
Salgo corriendo calle abajo. Me da igual la lluvia y no tengo un rumbo determinado. Estoy furiosa. Jenna no tiene ningún derecho a hacerme esto. No puede desaparecer de mi vida y aparecer cuando le viene en gana.
Por si no os habéis dado cuenta, Jenna es mi madre pero yo hace años que dejé de llamarla así. Para mi, el coronel Brown, es mi padre y mi única familia. Aunque, a veces, una chica necesita a una madre. Una madre que te explique de donde vienen los niños o que hacer en tu primera menstruación.
De pronto paro en seco y miro a mi alrededor. La lluvia cada vez es más fuerte y, a demás de que si tuviera un champú podría ducharme, me dificulta la visión.
No se donde estoy pero los muros llenos de grafittis, los callejones estrechos, la escasez de farolas y lo desierto que está todo me lleva a pensar que no es de los mejores barrios. Estaba tan concentrada y furiosa que, ni siquiera, he sido consciente de haberme alejado tanto. Busco mi móvil por los bolsillos. No está. Mierda. Mis cosas y la única forma que tengo de comunicarme están en el coche junto a Gabriel. Seguramente esto era un castigo del destino por ser tan rencorosa. Quizás no tendría que haberme enfadado tanto ni haberme bajado del coche como si fuera una diva. Tal vez, entonces, mi pequeño aparato electrónico estaría conmigo.
Decido dar un par de vueltas en busca de alguien que pueda ayudarme. Si no encuentro a nadie, el plan b es hacer autostop.
En el primer callejón no tengo suerte. No hay nadie. Sin embargo, en el segundo, hay tres chicos. Aunque parecen sacados de una película de terror, me acerco a ellos. Son mi única esperanza.
—Es ella, ¿verdad?—escucho decir a uno de ellos mientras muestra a los otros una foto en su móvil.
—Que no se escape. La chica nos lo ha puesto fácil.
Otro, que parece el líder, suelta una carcajada que me hace temblar. A pesar de que mis piernas se mueven a toda velocidad, yo no avanzo. Uno de los tipos me ha levantado agarrándome con fuerza por las axilas antes de que pudiera moverme. Me acomoda en sus brazos mientras otro me engancha un pañuelo en la boca. Yo dejo de intentar gritar cuando me doy cuenta de que no sirve de nada.
El tipo me deja caer, sin ningún cuidado, en la parte trasera de una furgoneta.
—Lo siento Valerie, solo cumplo órdenes
Es lo último que escucho antes de que tape el rostro con un paño que huele muy raro...
**
Hola a todooos.
¡Ya vamos por el capítulo 20! Creo que es un capítulo lleno de sorpresas.Y a ti, ¿te he sorprendido? Cuentame todo en los comentarios. Yo amo leeros!
No olvides darle a la estrellita si te gustó :)
Muchas gracias,
L.
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Sentimientos en guerra
Teen FictionMe he esforzado. He entrenado durante años para convertirme en una chica fuerte. Me ha costado mucho construir la coraza que impide que accedan a mis sentimientos. Lo siento, Gabriel White, pero no vas a conseguirlo. No es tan fácil llegar hasta la...