Veintisiete

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El interior del coche se llena de la risa de Shane Parker

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El interior del coche se llena de la risa de Shane Parker. Se lo está pasando realmente bien con la situación. O, tal vez, lo que le divierte es oler mi miedo. Este chico es una especie Rottweiler.

—¿Desde cuando se sube a un coche sin mirar?—pregunta entre carcajadas.

Mientras arranca yo aprovecho para observarlo. Tiene aire de duro pero no lo necesita. Ya da bastante miedo por si solo. La brecha de su ceja, el piercing de su labio y el águila tatuada en su cuello contribuyen a su fachada de "chico peligroso". Su frente está tapada con la misma bandana que anoche. Supongo que ese es el sello Parker. La bandana roja.

—¿Donde esta Jordan?—le miro directamente a los ojos para demostrarle que no me intimida.

Mala idea. Muy mala idea, cerebro. Piernas no tembléis. Ojos desviar la mirada, ¡ahora!

—Tranquila, mis colegas sabrán cuidar de él.

Genial. Saber que Jordan está con los amigos unicelulares, fuertes y, siempre, obedientes de Shane me tranquiliza mucho, sí.

No entiendo cual es mi rol en este juego. Tampoco entiendo de que trata el juego. Nos estamos alejando mucho y a velocidades, seguramente, no permitidas. 100, 120, 150, 200 kilómetros por hora y aumentando. Al parecer, Parker tiene mucha prisa pero no creo que su intención sea llevarme a clase a tiempo. Lo más probable es que hoy, ni siquiera, pise el instituto.

Al sacar mi móvil descubro que el tipo sabe artes marciales. Con solo un movimiento de brazo y un golpe seco en mi muñeca consigue que el smartphone vuele hasta los asientos traseros. Ahora, además de estar encerrada con un psicópata-cabe destacar que me odia-no tengo forma de pedir ayuda. Esto es fantástico.

—¿A dónde vamos?—me atrevo a preguntar.

Parker no responde pero no tardo mucho en averiguarlo. Estamos en un desguace abandonado de las afueras, lleno de coches destartalados y motos viejas. Respiro aliviada. Al menos, ahí fuera, podré salir corriendo.

Todas mis esperanzas se rompen cuando Shane, en lugar de frenar, comienza a dar vueltas y a hacer trucos con el coche. Estoy asustada y no tengo ni idea de como manejar esta situación. Opto por la opción más fácil: cerrar los ojos, aferrarme al asiento y esperar a que la montaña rusa frene. Supongo que esta solo es una prueba más de lo útiles y ecológicas que son las bicicletas. Tal vez, si hubiera usado una para ir al insti, ahora estaría en clase. Y, os aseguro que, prefiero cinco horas de álgebra antes que cinco minutos cerca de este tío.

Tras un frenazo, que me machaca el hombro, mis párpados se abren. Bajo del coche pero, estoy tan mareada que, me caigo de bruces contra el suelo. Me esfuerzo en levantarme sola pero, al notar mi incapacidad, Shane ordena a alguien que me ayude. ¿El ejército de Parker nos estaba esperando? Vaya. Este tipo está en todo.

—¿Y ahora qué?

Al alzar la mirada, no se a cual de los dos Shane mirar. Aún estoy descifrando que es lo que está pasando pero, si su intención era confundirme, deberían darle un nobel.

—Gabriel nunca ha sabido elegir bien—su tono de voz deja claro sus sentimientos hacia mi... Espera ¿qué narices somos ahora White y yo? Realmente necesitamos hablar—Eligió formar parte de otra banda, enfrentarse a mi y ese horrible corte de pelo. Una vida llena de malas elecciones—mientras Parker se acerca a mi, el simpático de su amigo aumenta la fuerza de su agarre—Hasta que te eligió a ti.

—Me hace daño—protesto. Aunque no me beneficia demasiado, debo reconocer que Shane es un gran estratega. No solo me ha mareado, disminuyendo así mi capacidad defensiva, además su amigo no me suelta—¿Puedes decirle algo?

—Tyler, trata a la chica como se merece.

Shane suelta una carcajada al ver mi mueca de dolor. Al parecer sus palabras tenían un doble sentido, ya que Tyler me sujeta con aún más presión.

—¿He conseguido asustarte, ya?—me coloca varios mechones detrás de la oreja—Me he esforzado solo por ti, caramelito.

—No

Maldita sea orgullo, ¿por qué mientes? Vas a empeorar las cosas.

—¿Ah, no? Porque aún me queda una carta bajo la manga...—sus pupilas se posan sobre mis labios. No. No lo hagas. Mierda, va a hacerlo. Va a besarme.

Alejo mi cabeza hacia atrás hasta chocar contra el idiota de Tyler. Ni siquiera le conozco y ya siento ganas de estrangularlo. Un impulso guía mi rodilla hacia el aparato reproductor de Shane. Él se agacha al instante, llevándose las manos hacia la zona golpeada. Bien hecho, acabas de dejarle sin descendencia. Y, por una vez, no puedo estar más de acuerdo con mi conciencia.

—Sueltala.

Tyler no duda en obedecer y, cuando me giro, le veo. El castaño está frente a mi y viene acompañado. Junto a él, un chico de rizos rubios se apoya contra una moto. Este tiene una cicatriz en la mejilla, varios pendientes en la oreja y una pantera tatuada en el cuello. La bandana de su frente es negra, al igual que su chaqueta de cuero.

—Gracias pero, que quede claro, estaba a punto de derribarles—mis labios forman una sonrisa. No te imaginas lo que me alegro de verte, Gabriel White.

***

Hola a todos!!
Ya me tenéis de vuelta por aquí 😉

Aún faltan unos capítulos pero se acerca el final, ¿estais preparados? Puedes dejarme en comentarios como crees que acabará o el final que te gustaría🤗

¡Disfrutar del capítulo!

Nos leemos pronto,
L.

Sentimientos en guerraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora