Gabriel
—¿¡Pero que clase de cerebro tienes ahí dentro?! ¿El de un mosquito?—me grita Ryan, golpeando mi frente con sus nudillos—Suena hueco, tal vez esa cabecita esté vacía.
La castaña se toca el pelo, nerviosa, mientras camina en círculos. Está cabreada. Bueno, en realidad, está furiosa. Estoy seguro de que me odia pero no creo que haya un adjetivo capaz de describir como se siente. Vosotros, seguramente, no entendéis nada. Pero yo, aunque lo he hecho para protegerla, sí la comprendo.
Mejor empezaré desde el principio.
—¿Y tú quién eres?— pregunta cuando llegamos.
Hubiera estado bien que Ryan se acercase a mi o, al menos, que me mirase. Sin embargo, aunque nadie la sujeta, no parece capaz de moverse. Está en una especie de shock. Tampoco me mira. Sus esferas verdes están demasiado ocupadas inspeccionando a Scott.
—Scott Peterson— aclara una voz grave. La voz de Shane, quien ha conseguido incorporarse—Mi querido hermanito.
Scott Peterson y Shane Parker son como una versión adolescente de Zipi y Zape. Uno rubio y otro moreno. Una bandana negra y otra roja. Una cicatriz en la mejilla y una brecha en la ceja. Los dos lucen animales distintos, tatuados, en el cuello. Y, supongo que lo más importante, los dos son líderes de una banda. Ellos no se soportan pero la madre de Scott y el padre de Shane se quieren lo suficiente como para casarse juntos. Serán hermanastros sí pero, además de vivir en la casa, lo único que tienen en común son las iniciales S. P.
Conocí a Scott en un bar de mala muerte. Ambos tratábamos de apagar nuestra rabia a base de alcohol, sin darnos cuenta de que, así, solo avivábamos más el fuego. A él le habían pegado una paliza y a mi me habían acusado de pegar una. Con la ayuda de los efectos del whisky, hicimos un pacto. Seríamos amigos y, juntos, nos haríamos respetar. Nadie volvería a tocarle un pelo a Scott. Nadie volvería a acusarme en falso. En todo caso, sí lo hacían, sería por golpes reales. Y así, gracias al Jack Daniel's, se formó la banda.
Ryan, ya más relajada, empieza a andar hacia nosotros. Pero Shane no va a dejar que se vaya. No va a darse por vencido. Al parecer tiene un as bajo la manga. Literalmente. Y ese as es un arma blanca.
Con una pequeña, y demasiado rápida, llave de yudo la sujeta. Mis ojos miran la navaja con la que Shane presiona el cuello de Ryan y a Ryan, alternativamente.—¿Pero que mierda te pasa?—le grito. Como le haga un mínimo roce, no responderé de mis actos—¿No te enseñaron a tratar bien a las mujeres?
Aprieto los puños. La rabia va subiendo por mi torrente sanguíneo a una velocidad de vértigo. Respiro hondo. Necesito relajarme o ella pagará las consecuencias.
—Quiero a tu chica y yo siempre consigo lo que quiero— una asquerosa sonrisa asoma por el rostro de Parker.
Ahora sí que lo mato. Lenta y dolorosamente, por cierto. Quizás me haga rico vendiendo sus órganos.
Scott me agarra, impiendo que cometa una locura y, también, impidiendo que empeore la situación. Mientras la navaja apunte a Ryan no puedo matarlo. Supongo que lo bueno se hace esperar.
Miro a la castaña. Su cuerpo está tenso. No hace ningún movimiento. Simplemente mira el arma, luego me mira a mi y luego otra vez a la navaja. Está muerta de miedo. Esto no es bueno para su corazón, joder. Ni tampoco para el mío.
—Ten cuidado—advierte Scott— Si le haces daño, no será de ninguno de los dos.
No me gusta que hablen de Ryan como si fuera un objeto pero, al parecer, ese es el único idioma que entiende Parker. El susodicho se relaja y, aunque no aparta la navaja, la aleja un poco. Por algo se empieza ¿no?
—Dejalo...ya...—para sorpresa de todos, es Ryan quien habla— ¿Querías asustarme?... Objetivo...conseguido.
—Esto es algo mucho más que eso— Shane suelta una carcajada. ¿En serio esto le parece divertido? Menudo demente—Se trata de nosotros, preciosa.
—Si tanto la quieres, deberías demostrarselo—la mirada de Ryan se clava en mi, llena de confusión. Yo sigo hablando—Arriesgate por ella.
—¿A qué te refieres?—los ojos de Shane se iluminan. El veneno favorito de este chico es el riesgo.
—Una apuesta. Una carrera—todos los presentes abren los ojos como platos—Tú en una moto, Scott en otra. Si tu ganas, tendrás a Ryan. Si gana Scott no volverás a respirar cerca de ella.
Cuando me muerdo la lengua ya es demasiado tarde. Mierda. Acabo de jugarme perder lo más importante que tengo. No pasa nada, con Scott la victoria está asegurada...¿verdad?
Ver aquel arma a milímetros de Ryan me ha vuelto loco.—Mañana, después de la fiesta— Shane, tras unos segundos de duda, guarda la navaja y suelta a Ryan—Nos vemos pronto, caramelito.
Parker y el idiota de Tyler se alejan. Al menos Ryan está bien, de momento. Hablando de Ryan, está corriendo hacia mi. Cabreada. Furiosa.
—¿¡Pero que clase de cerebro tienes ahí dentro?! ¿El de un mosquito?—me grita, golpeando mi frente con sus nudillos—Suena hueco, tal vez esa cabecita esté vacía.
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Muchas gracias a todos por las más tres mil visitas. Abrazos virtuales♥
L.
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Sentimientos en guerra
Teen FictionMe he esforzado. He entrenado durante años para convertirme en una chica fuerte. Me ha costado mucho construir la coraza que impide que accedan a mis sentimientos. Lo siento, Gabriel White, pero no vas a conseguirlo. No es tan fácil llegar hasta la...