Veintitrés

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Gabriel

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Gabriel

No se muy bien si soy un fantasma o si estoy en una especie de tránsito que terminará en el más allá. Lo que tengo claro es que nadie puede verme. Supongo que es una de las ventajas de estar en coma. Puedo verlo todo, incluso a mi mismo tumbado en una camilla, pero soy invisible para el resto del mundo.

No puedo evitar observarme durante unos segundos. Estoy completamente despeinado y mi tez es casi igual de blanca que las vendas que tapan las quemaduras de mis brazos. Tengo vías en ambas muñecas y un tubo en la nariz que ayuda a mis pulmones a respirar. No entiendo porque tanto cable. Yo me encuentro perfectamente. Al menos este yo.

Aunque parezca una locura, ser invisible es lo que mejor podría pasarme ahora mismo. Es una cualidad que tiene muchas ventajas. La principal: poder moverme por el hospital a mis anchas. En otras palabras, poder ver a Ryan sin necesidad de escaparme.

No tardo mucho en encontrar a la castaña. Está tumbada en otra de las camillas de la UCI. Su tez parece tener mejor color y, en su piel, apenas hay quemaduras. Tiene varías vías en cada brazo y, a demás del tubo para la respiración, un tubo que le ayuda a hidratarse. Su pecho sube y baja, relajado. Como si solo se tratara de una siesta. Como si no estuviera en coma.

—Vamos Ryan, no puedes hacerme esto—susurro en su oído con la esperanza de que ella también pueda escucharme—No pude salvarte de las llamas pero quiero hacerlo ahora.

Por supuesto, ella ni siquiera pestañeó.

—Tienes que volver, joder—soy incapaz de disimular la desesperación de mi voz—Tienes que vivir para darme un motivo por el que despertar.

Sin embargo, mis palabras no han servido de nada. Agarro su mano antes de irme pero, cuando mi piel deja de contactar con la suya, Ryan abre los ojos de golpe. Unos iris verdes, a veces azulados, miran a todas partes, confundidos. Mis labios forman una sonrisa y la adrenalina baja a gran velocidad por mi torrente sanguíneo. Después de todo, no te he fallado Ryan Brown.

Mientras el coronel abraza a su hija yo me alejo hacia mi habitación. Jenna, después de todos los problemas que ha causado, se ha vuelto a Nevada pero Ben Brown no se ha separado ni un segundo de su hija. No puedo evitar pensar en mi padre. Aunque el coronel le ha avisado de lo sucedido, estoy seguro de que no va a aparecer. A Liam White solo le importa Estados Unidos, las medallas de honor y cualquier persona que lleve uniforme militar. Yo no estoy incluido en el pack de cosas importantes para Liam. Yo más bien soy el estorbo cuando Liam necesita irse al extranjero. No me imagino a mi padre abrazandome como Ben Brown lo había hecho con su hija. 

— No se cuanto tiempo tengo antes de que alguna enfermera me vea—una voz me saca de mis pensamientos. Al levantar la cabeza veo a Ryan en la puerta, enfundada en un pijama blanco, agarrando el perchero de donde cuelga su suero— No tengo ni idea de como lo has hecho. Tampoco se si es un efecto de los analgésicos o si, simplemente, lo he imaginado pero he despertado gracias a ti.

Ryan mira al Gabriel que se encuentra en la camilla. Si ella supiera que hay otro Gabriel justo en frente suyo...

—Eres un profesional en cabrearme y, que sepas, que estoy muy enfadada contigo—no puedo evitar reír ante la expresión de su rostro—¡Te has metido en un almacén lleno de fuego! Y...lo has hecho por mi, lo que, a demás de confirmar lo raro que eres, dice mucho de ti.

Está nerviosa y no parece poder dejar se mover las manos.

—Me ha costado darme cuenta y, aunque la he fastidiado muchas veces, debo reconocerlo. Eres un gran chico.

Sus ojos se cristalizan y su voz se va quebrando a medida que habla. Es irónico. He intentado saltar su muro de muchas maneras y ahora, que no he hecho nada, lo he conseguido. He roto su máscara y, al fin, la verdadera Ryan Brown ha salido a la luz.

—Creo que te debo una respuesta. El otro día, en el lago. Aún recuerdo todo lo que dijiste. «Quiero darte muchas sorpresas» ¿Qué tal si empiezas por despertarte?

Sin embargo, conmigo no parece tan fácil como con la castaña.  Yo no tengo ni idea de como despertar y el otro Gabriel no parece tener muchas ganas de hacerlo.

—Prometiste que dormirías conmigo cuando tuviera pesadillas y, después de lo que hemos pasado, voy a necesitarte mucho— creía que nunca vería a Ryan llorar pero, aquí está, sin poder frenar sus lágrimas— A demás, me debes una cena.

—Yo no tengo muchos amigos pero, si despiertas, le gritaré al mundo que eres mi chico— aunque acaricia el rostro del "Gabriel en coma" yo también siento su roce— No reconoceré que lo he dicho, ni lo repetiré dos veces pero: te quiero.

Empieza a alejarse y, justo antes de cruzar el umbral de la puerta, se gira hacia mi.

—Ahí viene otro motivo para que despiertes. Piensalo.

Y entonces Liam White aparece en mi campo de visión.

Mierda. Joder. ¿Cómo se supone que tengo que salir de este trance? 

***

En las palabras que Ryan dice a Gabriel se hace referencia a lo que le dice este en el lago. Si quieren recordarlo lo encontrarán en el capítulo 17😉

Como les gustó la idea de que narrase Gabriel, aquí os dejo otro desde su punto de vista.

Estoy ansiosa por leer vuestros comentarios❤

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Muchas Gracias,
L.

Sentimientos en guerraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora