Hay muchas formas de definir «pasión». Entusiasmo grande en algo que se hace, afición viva por algo... Pero, para mi, hay una definición mucho más clara. Pasión es lo que sentía mi madre hacia su piano.
Cuando cumplí diez años me apunté a un conservatorio. Compartir aquella pasión con mi madre era mi única manera de sentirla cerca. Ahora 36 teclas negras y 52 blancas esperan ser acariciadas por mis dedos.
Mis dedos se deslizan por el instrumento. Cierro los ojos, concentrándome en la melodía. Probablemente cuando Christina Grimmie escribió Deception estaría pensando en algún desamor pero yo, cada vez que la toco, solo puedo pensar en ella, en mi madre.
—Vaya, eso ha sido... Guau—una voz grave me devuelve a la realidad. Al girarme un sorprendido Gabriel aparece en mi campo de visión.
—Pensé que estabas enfadado.
Una parte de mi desea que lo esté. El Gabriel enfadado no insiste, no hace preguntas y no me da lecciones sobre como vivir.
Mi intención al tocar el piano no era que alguien me escuchara. Simplemente quería pasar el rato, hasta que mi padre quitara toda la nieve de la entrada.
—Supongo que la música apacigua a las fieras.
No se si debería alegrarme o estar furiosa. En mi música me muestro tal cual soy y Gabriel White me ha escuchado tocar. Sin querer, le acabo de ayudar a llegar hasta mi.
—¿Cómo se llama la canción?
—Decepción.
—¿Y quien te ha decepcionado tanto?
Contengo el aliento mientras decido que responder. Solo tengo dos opciones: decir la verdad o mentir.
—Mi madre.
No estoy muy segura de porque he optado por la verdad. Simplemente lo he dicho y ya no hay vuelta atrás. Supongo que estoy empezando a confiar en él. Después de todo, el alienígena de Gabriel White se merece una oportunidad.
—Siento decírtelo Ryan pero tú no estás decepcionada-dice Gabriel cuando termino de narrar mi pesadilla.
Una vez más, su incontinencia verbal lo ha arruinado todo.
—¿Pero que dices?
Le miro perpleja. No le entiendo. Después de todo lo que ha hecho para conocerme y, ahora, cuando le cuento algo importante para mi ¿me rebate? ¿Qué clase de psicólogo se cree este tío?
—Que no estas decepcionada.
—No tienes ni idea...
—Si que lo se—me interrumpe—Eres como un libro abierto.
Estoy empezando a tener pensamientos asesinos hacia este tío. ¿Por qué cada vez que empiezo a sentir algo por White pasa algo que me recuerda lo petulante que es?
—¿Ah sí? Entonces dime que es lo que se supone que siento.
—La decepción implicaría pensar que tu madre nunca va a volver y tú aún la sigues esperando—mis ojos se abren como platos— Tú solo estas enfadada pero se te pasará.
Está bien, él gana. Gabriel 1, Ryan 0. ¿Cómo puede saber eso con solo mirarme? Una de dos: o yo soy muy predecible o el tipo puede leer mentes. Yo apenas consigo descifrar a Gabriel pero él solo necesita mirarme para saber lo que pienso. No es justo.
—Pues tú para mi eres, más bien, como un libro cerrado con candado.
—Hagamos una cosa—White y su sonrisa burlona se sientan sobre mi cama—Esta vez serás tu la que me haga las 5 preguntas y yo puedo vetar una.
—Vale— asentí y entonces se me ocurrió la primera pregunta— ¿Cual es tu color favorito?
—Naranja
Puede que os parezca una pregunta de lo más tonta pero hay teorías que afirman que los colores dicen mucho de nosotros. Y esto ha demostrado lo raro que es White. Es la primera persona que conozco que, entre toda la gama cromática, elige el naranja.
—¿Por qué vives con nosotros? Sé que tu padre está en Europa pero...¿no tenías nadie más con quien quedarte?
—No.
Espero unos minutos pero él no dice nada más. A pesar de mi intriga, curiosidad, e incluso, preocupación, no puedo quejarme. A fin de cuentas, Gabriel ha respondido y ese era el trato.
—¿Te gustaría entrar en la armada?
—No.
—¿Por qué?
No me esperaba esa negación. Mientras Gabriel medita su respuesta mi subconsciente lo imagina con uniforme. Habría grandes probabilidades de que fuera el soldado más sexy de su promoción.
—No quiero tener que separarme de mi mujer y de mis hijos durante meses. No quiero que mi hijo pase por lo que yo he pasado.
Gabriel mastica cada palabra. Sus ojos brillan con dureza y sus labios forman una línea recta. White necesita un abrazo y yo se lo doy. Él se sorprende y, la verdad, yo también. Pero supongo que eso es lo que hacen los amigos. Porque Gabriel y yo somos amigos, ¿verdad?
A pesar de la electricidad que he sentido al rodearle con mis brazos, prefiero no darle más importancia. Comienzo a pensar en la pregunta que me queda. Es mi última oportunidad y no puedo desaprovecharla.
—¿Qué te llevo a interesarte por mi?
—Veto la pregunta.
Gabriel me guiña un ojo mientras sus labios forman una de sus, ya habituales, sonrisas. El ojiazul acaba de jugarmela. El boomerang ha vuelto a mi, golpeándome fuerte en la cara.
—Por cierto, feliz cumpleaños— antes de irse, deja algo sobre mi mano. Es un colgante. Gabriel White me ha regalado una cadena dorada de la que cuelga una pequeña «R».
***
Holaa wattpaders!!
Os he dejado al principio del capítulo la canción de Deception, la que toca Ryan al piano, por si la quereis escuchar.
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Os quiero.
Gracias por tanto.
-L.
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Sentimientos en guerra
Teen FictionMe he esforzado. He entrenado durante años para convertirme en una chica fuerte. Me ha costado mucho construir la coraza que impide que accedan a mis sentimientos. Lo siento, Gabriel White, pero no vas a conseguirlo. No es tan fácil llegar hasta la...