Veinticuatro

4.2K 383 79
                                    

Ryan

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Ryan

Me dejo caer en la silla. Al principio, me siento recta. Luego pruebo a estar de lado. Después doblo las rodillas en el respaldo y apoyo la espalda en el asiento con mi cabeza colgando. Me siento del derecho, luego del revés y vuelvo a empezar. Mis nervios, unidos a los litros de cafeína que recorren mi cuerpo, me impiden quedarme quieta. A demás, cambiar de postura cada hora es mi único entretenimiento en la fría sala de espera. Aunque ya me han dado el alta, ahora paso más horas en el hospital que antes.

—No he sido un buen padre —aunque el Sargento White se sienta a mi lado, no estoy segura de si habla conmigo o consigo mismo— Cuando Lily me dejó, me centré en lo que había perdido y olvidé lo que tenía.

Antes de darme tiempo a decir algo, Liam White continua con su monólogo.

—Tengo un hijo, muy guapo por cierto, y estoy apunto de perderlo— Al parecer no soy la única que piensa que a Gabriel le tocó la lotería genética—Pero voy a solucionarlo, Ryan. Gabriel es fuerte, saldrá de está, y yo podré recuperar el tiempo perdido.

El Sargento White asiente varias veces, repitiendo la misma frase, hasta que parece convencerse. Entonces veo a un médico acercarse a nosotros y empiezo a pensar que Gabriel no es el único de los White con superpoderes.

—¿Son los familiares de Gabriel?

—Yo soy su novia— digo casi de forma automática, ganandome una mirada... curiosa por parte del sargento.

—Yo su padre.

—Su hijo ha despertado señor White, puede pasar a verlo pero no lo atosigue demasiado. Está algo confundido y, bastante, drogado.

Liam empieza a alejarse pero, cuando trato de seguirle, un fuerte brazo me detiene.

—Solo pueden pasar familiares, señorita— este hombre ya me cae mal.

— Ya le he dicho que soy su novia...

—Eso no está incluido en «familiares»— sus palabras, simplemente, me sientan como una patada en el culo. No llevo siete horas en la misma silla, ni me he tomado cinco cafés en vano.

—Doctor James— digo leyendo el nombre de su bata— ¿Usted tiene novia?

—Sí

—Pues espero que le deje pronto— sonrío triunfal ante mi inmaduro pero doloroso comentario.

James se va dejandome sola con mi adrenalina, mi enfado y mi mal humor.

Una semana después

En siete días mi vida ha sido capaz de adquirir sietemil cambios. Toda mi rutina se ha dado la vuelta. Ahora, a demás del instituto, tengo revisiones médicas semanales y visitas a un psicólogo para controlar mis pesadillas.

Con Gabriel también se han transformado las cosas. Él ha cumplido con su cena y ya somos una "pareja oficial". Aunque, se podría decir que, al coronel Brown no le hace ninguna gracia.

Y, el principal cambio, Gabriel White ya no vive con nosotros. A mi y a mis hormonas, que ya no podrán ver a un dios griego en pijama cada mañana, no nos gustó nada la idea. Pero entiendo a Liam. El Sargento White se ha tomado en serio eso de "recuperar el tiempo perdido", dejando de lado Europa y alquilando un pequeño apartamento en California.

Un ruido interrumpe mis pensamientos. Mi padre está cenando con el sargento así que estoy sola. Pero, si he escuchado ese ruido, tal vez no lo esté.

Me quito los zapatos y, esforzándome en no hacer ruido, bajo al salón. Veo una sombra moverse. Alguien, completamente vestido de negro, parece buscar algo. Claro que busca algo Ryan, te están robando.

Está vez decido no emplear la violencia. No quiero dejar inconsciente a nadie pero tampoco puedo quedarme ahí, sin hacer nada.

Me arrastro por el suelo hasta llegar al baño. Me meto dentro y entrecierro la puerta, sin dejar que haga ningún tipo de ruido. No voy a arriesgarme a volver a caer en manos de un delincuente.

—Gabriel— susurro al móvil cuando coge mi llamada— Hay alguien dentro de casa.

—¿Qué? ¿Quien?

—¿En serio crees se ha presentado antes de buscar los objetos de valor?— sin darme cuenta he alzado la voz más de lo debido. Me asusto y, casi por instinto, cierro la puerta y echo el pestillo—Ven, date prisa.

—Mierda...No llames a la policía y no te pasará nada— grita una voz tras la puerta. Una voz que me suena conocida...

Me quedo callada. La nueva casa de Gabriel no está lejos y White entrará en cualquier momento...

... Golpes. Los golpes son tan fuertes que puedo oírlos, incluso, estando aquí encerrada. Abro la puerta y corro hacia el salón. Gabriel está sentado a horcajadas sobre el ladrón y su puño se desplaza, una y otra vez, hacia su cara. A este paso, ni el mismo se reconocerá cuando se miré el espejo.

Durante unos segundos permanezco en shock. Gabriel ha vuelto a hacerlo. Ha vuelto a perder el control, como en la pelea con Travis. Pero ahora puedo ver un brillo distinto en sus ojos. Como si hubiera visto algo que hubiera eliminado cualquier rastro de racionalidad.

—¡Basta!— me acerco para evitar que sea a Gabriel a quien acusen de asesinato pero, al hacerlo, uno de sus puñetazos rebota en mi. Y duele.

—Ryan...— antes de que Gabriel pueda formular alguna disculpa, me fijo en el rostro destrozado del ladrón. A pesar de estar lleno de golpes, esas esferas negras son inconfundibles.

—¿Jordan?

**
Amo dejarles en una parte tan intrigante😎
Espero que recuerdeis quien es Jordan pero si no, podéis ir al capítulo 19 ;)

Estoy deseando leer vuestros comentarios.

No olvides darle a la estrellita si te ha gustado👇

Gracias por seguir aquí,

L.

Sentimientos en guerraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora