Capítulo diecinueve

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Narra Iker:

Después de salir del despacho fui a casa de la manada vecina, mientras iba en caminó a está, algo comenzó a inquietar a mi lobo.

Regresemos—gruñó Killer

Ahora... ¿Qué sucede?—le cuestioné

Hay un poder creciendo con dolor y temor, es peligroso, volvamos—pidió Killer

Ese poder no están poderoso como aparenta, es más débil de lo que se muestra, es un poder completamente incompleto, tan frágil que se puede quebrar—explico la voz en mi interior

Iker Volvamos—gruñó Killer

Se preocupaba demasiado por algo que ni siquiera estaba completo, por algo que no sería nada comparado conmigo.

No podemos cancelar esto, llegaremos temprano, no te preocupes más de lo necesario—respondí tranquilo.

El accedió a mi petición y continuamos el viaje, en cuestión de menos de media hora estábamos en la manada vecina.

Apenas entre a la casa, su hija bajó—Que bueno que llegaste—expresó con una sonrisa coqueta

¿Cuándo será la presentación Kiara?—le cuestioné pasando mi brazo por sus hombros

—Estoy segura que pronto. Me enteré de que hallaste a TÚ LUNA—agregó un poco enojada

Si la encontré pero, no es nada sorprendente, demasiado frágil para mi gusto—reí

A mí me encanta romper las cosas con fragilidad—dijo riéndose—debería ir a visitarla y notificarle quién gano aquí

Cuando gustes ir, siempre eres bienvenida—expresé

...

El día transcurrió entre pláticas, risas, juegos y más. Pasar el tiempo con ella era divertido pero de pronto un dolor fuerte me dio en el pecho.

Tenía que volver a mi manada, algo me llamaba ahí, algo me estaba haciendo volver.

Debimos volver antes—gruñó

Talvez tenía razón, algo estaba mal y no era solo conmigo, ella sufría, entonces recordé lo que había hecho.

La había regado... Había marcado a Kiara como Mi Luna.

Y lo que estaba sintiendo era el dolor de Ella, el dolor por haber cometido un pecado.

Me puse en marcha a verla, arranqué a máxima velocidad.

Narra Karim:

Estaba hablando con una de las ayudantes de la casa cuando comenzaron los gritos de Idally, corrí hacía su habitación, al ir por los pasillos corriendo, me encontré con Daniel, quién de seguro la había escuchado gritar.

Él no podía entrar, no podía verla mal, seguro ella no querría eso.

Deberás esperar aquí Daniel, Si por favor, seguro que es lo que ella querría—explique con nerviosismo

Lo entiendo, estaré en mi cuarto—dijo mirando el piso.

Cuando él se fue entre rápidamente, me encontré con una pequeña Idally revolcándose cada segundo por la cama quejándose

Duele, duele, duele—gritaba—detenlo, que terminé—pidió

me acerque a ella, mientras susurraba:

Quema

Arde

Cuando comenzó a dejarse de mover, revisé su abdomen y espalda, varías cicatrices estaban abiertas, tenía quemaduras graves por la piel.

Sin duda era la marca del error, del pecado. Él había elegido a alguien más por encima de ella y ahora ella tenía la marca del error de él.

Esa marca se queda permanentemente en el cuerpo, no se borra, es un signo de rechazo y un signo de no ser digna para tú pareja.

Maldito Iker, debías cuidarla, no hacerle esto—pensé, realmente quería arrancarle la cabeza por ser tan imbécil

Tranquila—le pedí—voy a ponerte una pomada si

Fui a donde ponían vendajes y estaban las pomadas.

Con delicadeza puse pomada en las zonas afectadas y coloqué el vendaje de forma que no le hiciera daño.

Fue él ¿verdad?—preguntó mientras la tapaba con la sabana

Si fue él—respondí mirando la puerta—es un idiota, mira que dañarte de esta manera no se me hace justo, es de lo peor, lo terminó por desconocer completamente.

Apenas terminé de hablar, la puerta fue azotada con fuerza y en esta entró él causante de todo.

¿Estás bien? Romina—cuestiono mirándola

Cínico

¿Qué acaso no notaba el daño que le había hecho?

¿Qué no ves como esta?—señale con voz irónica—y encima vienes a preguntar si está bien, ¿Qué no ves lo que hiciste Iker?, esta vez, te pasaste, sal de aquí, al fin y al cabo ella no te importa

Su mirada cambió de frustración a un semblante duro—¿Quién te permitió estar aquí con ella? ¡lárgate!—gruñó con autoridad

Estaba enojado, la única que podía correrlo era ella, en ese entonces ella hablo como si supiera lo que él pensaba—Iker vete de aquí, y tú Karim, ve a descansar—dijo débilmente

Nos había corrido a los de ahí, pero a él lo corrió mientras que a mí me mando a descansar.

Esa es la diferencia.

A mí, le daba gusto verme y a él lo despreciaba.

Idally [#1]©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora