Capítulo cuarenta-tres

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Narradora:

La joven chica despertó incomoda, el alfa no dormía con ella desde que se había enterado del embarazo, el que hubiese tomado distancia era lo mejor para ella en ese momento.

Idally acarició su vientre medio dormida, mientras este se movía bruscamente de un lado a otro, al sentir el movimiento brusco la joven miro rápidamente su vientre y al verlo, logro observar su panza mucho más grande de lo que estaba, su crecimiento avanzaba mucho más rápido de lo que ella misma podía imaginar.

Tranquilo pequeño—hablo Idally mientras intentaba pararse.

Pero no pudo ya que un fuerte dolor se hizo presente haciéndole soltar un pequeño grito y ocasionando que se acostase nuevamente, los movimientos de su pequeño eran demasiado rápidos y bruscos.

En ese momento la señora Karen que pasaba camino a la habitación del alfa, escucho el pequeño grito de la joven y se apresuró a entrar, al hacerlo observó a la joven recostada y a su vientre moviéndose de un lado a otro sin descanso.

El crecimiento estaba yendo demasiado rápido, no había como ocultarlo, eso era demasiado evidente, no podían seguir ocultando que el pequeño no era un lobo sino un demonio.

¿Qué haremos?—cuestiono la joven a Karen—Si me ven, enseguida sabrán que no es hijo del alfa, sabrán la verdad.

la señora se acercó a ella e intento calmar al bebé, por desgracia este no se calmaba, pero hubo un momento, un lapso que por más pequeño que pareciera él pequeño bebé le hablo a su madre.

*** ***

Mamá porque quedarnos, porque estar en riesgo, porque no ser un caos, porque no destruir todo aquello que nos ha hecho daño hasta ahora, a todos ellos quienes nos han arrebatado lo más preciado para nosotros.

*** ***

La joven al oírlo lo supo enseguida, su hijo sentía lo mismo que ella, el niño en su interior también tenía odio y él también se estaba corrompiendo, un alma pura estaba entrando en oscuridad junto con otra alma que apenas comenzaba a vivir.

¿Estás bien, Romy?—cuestiono Karen con preocupación evidente en su voz.

la chica la miró sin poder sonreír—Mi niño y yo somos almas corrompiéndose con un solo propósito.—su voz se comenzó a hacer más baja con cada palabra—la destrucción de todo aquel que nos arrastró a esto.

La señora la miró y sonrió con tristeza—exactamente querida, tú destino es acabar con quién te dio este destino maldito—hablo con voz fuerte—debes destruir a todo aquel, pero sobre todo debes criar a tu hijo y volverlo por el camino del bien.

Lo hare—afirmo la chica decidida—mi hijo no se quedará en oscuridad, aunque este hundida, aun si estoy hasta el fondo de esto, lo sacare a él de ahí porque él no merece estar ahí, es un ángel sin pecados.

Narra Idally:

¿Quién demonios me condeno a esto?

¿Acaso hice algo para estar maldita y ganarme esto como premio y consecuencia.?

¿Acaso algo malo hice en mi pasado para ser castigada de esta manera.?

Si fuese por mi pasado que ganan con darme un castigo ahora.

No hay razones entonces...

¿Por qué? y ¿Quién me está haciendo tener una vida miserable?

Idally [#1]©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora