Capítulo treinta-cuatro

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Narra Idally:

Al momento en que pise la puerta de mi casa supe que no estaba sola, alguien más estaba en ésta, pero también algo en mi interior me decía que no tenía que temerle a la persona que se encontraba en el interior.

Camine despacio hasta llegar a la puerta de la habitación, iba abrirla cuando dos brazos me tomaron por la cintura

Te encontré amor—susurro—No dejare que él te haga daño

Por alguna razón mi corazón latía demasiado rápido, latía como un corazón enamorado lo haría delante de su amado, pero yo no conocía a la persona que me tenía abrazada.

El chico me hizo voltear, entonces lo vi, no era Iker, era un joven de cabello pelirrojo, ojos oscuros pero esos ojos me gustaron, desde el momento en que lo mire, era como si sus ojos me atrajeran a él.

¿Quién eres?—cuestione sin poder apartar mi mirada de él

Cariño soy Axel, ya no recuerdas lo que ese infeliz hizo para separarnos—respondió mientras acariciaba mi mejilla

Él no daba miedo, inspiraba confianza por alguna razón, algo me decía que no había nada que temer.

El chico me dirigió a la habitación se sentó e invitó a sentarme, me senté a su lado, tomo mis manos y hablo—No te dolerá, pero quiero que me recuerdes—expreso seriamente

yo asentí con la cabeza en silenció, quería recordar algo pero ni yo sabía que quería recordar.

De pronto comenzó a dolerme la cabeza, varios recuerdos golpeaban mi mente, emociones y sentimientos estaban desbordando en mi interior, amor, cariño y más, todo por un solo hombre, por él joven que estaba a mi lado.

No lo conocía, pero mi yo del pasado lo amaba y los sentimientos guardados estaban renaciendo en mí, algo que no entendía bien estaba sucediendo.

El dolor paro y el joven me abrazo inmediatamente—Dime que me recuerdas—pidió en susurro

Parecía que se quebraría con tan solo recibir una respuesta negativa de mi parte—Si te recuerdo, Axel—dije mientras le miraba.

Acaricié su cabello como si de un niño pequeño se tratara, me miro y sonrió, lo pude ver en sus ojos, él estaba feliz y yo estaba enamorada como lo estuve en un pasado de él. Es que el destino estaba marcado y él era a quién amaría...

Digamos que era amor a primera vista.

Me abrazo, no quería soltarme, parecía creer que si lo hacía todo se desmoronaría, me miró mientras sonreía, la distancia entre nosotros se acorto y nuestros labios se unieron en un beso de necesidad, ambos nos necesitábamos, no entendía bien las cosas pero yo estaba enamorada desde que lo mire a los ojos, desde que al recordar los sentimientos guardados comenzaron a desbordarse en mi interior.

Nos separamos por falta de oxígeno, sonreía feliz, yo también lo hice—Te quiero, te protegeré, esta vez y siempre—me susurro

Confío en que lo harás Axel—dije abrazándolo. Lo quería sin saber el motivo del porqué, todo había pasado tan rápido.

Narra Axel:

La mujer que ame, la mujer que amo y la mujer que amaré siempre será ella, siempre ella, nadie puede cambiarlo, ni la muerte, ni mucho menos el renacimiento de esa persona, porque aun así pasen años y me la arrebaten, siempre la buscare y volveré a estar con ella, por más que pasen siglos la buscaré e intentaré cambiar la historia, hasta que un día la historia pueda cambiarse y ella, y yo estemos juntos.

Lose bonita—susurre tomando sus manos entre las mías—como sé que me quieres y amarás por siempre

Eso, no lose—susurro en voz baja mientras jugaba con sus manos y las mías

Yo lo sé, porque él destino nos unió y aunque nos olvidemos siempre que nos encontremos sentiremos un amor desbordándose en nuestro interior—respondí sonriendo—eso es algo que no cambiara nadie.

¿Seremos felices esta vez?—cuestiono nerviosa

¿Felices? No lo sé, pero al menos eso es lo que yo quiero, quiero una eternidad de felicidad.

Haré lo posible para que así sea mi pequeña—dije abrazándola—ahora debes dormir

la recosté en su cama y la tape, deje un pequeño pero corto beso en sus labios, iba a desaparecer cuando ella me habló

No te vayas—dijo en voz medio baja—no quiero que te vallas, quédate conmigo, por favor—pidió

Yo accedí, no podía negarme, no cuando la había encontrado y había grandes riesgos de perderla, me recosté en su cama, me tapé junto con ella y la abrace.

Extrañaba ese aroma que solo ella tenía, extrañaba sus labios, sus besos, sus ojos que eran mi perdición como los míos eran una perdición para ella.

Es que ella y yo solo nacimos para amarnos a nosotros mismos.

Se que en algún momento nuestra historia tendrá un final correspondiente...

Un final feliz o eso espero, y deseó.

Idally [#1]©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora