Capítulo cuarenta-seis

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Maratón 2/2

Las heridas no sanaran con un perdón, pues la oscuridad ya estaba presente.

Narradora:

La noche del nacimiento de aquel pequeño niño, su madre había sido consumida por la oscuridad, se podía saberlo con tan solo mirarla pues aquellos ojos que tenían un brillo oculto en ellos, en ese momento no tenían ni la más mínima luz en ellos.

El alfa desde su habitación sintió un aroma nuevo, el aroma asqueroso de un demonio, pero decidió no hacer nada pensando que a lo mejor era un demonio que iba de paso.

Romina recibió al pequeño en sus brazos y sonrió al mirarlo, ella admiro la piel blanca del bebé y el poco cabello negro que tenía era como el carbón.

—¿Has elegido un nombre para él pequeño?—le cuestiono la hechicera a su lado.

Ella la miro y sonrió—Claro Karen—con voz animada exclamo—¡Su nombre será Jordán!

Qué lindo nombre le has dado—dijo amablemente la señora—¿Qué harás cuándo el alfa lo sepa? Seguro a más tardar mañana lo sentirá.

En cuanto comento eso la señora Karen, la mirada de la chica cambio drásticamente, esta se volvió completamente vacía y sin emoción alguna respondió—¡Lo quitaré de mi camino! Él jamás debió estar en mi vida.—aseguro la chica convencida.

Karen se despidió de ella y marcho a su habitación, Idally abrazo a su hijo sintiendo una emoción que ella misma había pensado que no volvería sentir. Ese sentimiento llamado "Cariño".

*a la mañana siguiente*

Tal como había dicho Karen, él alfa se dio cuenta de que ese aroma permanecía y que salía del cuarto de su luna.

Iker subió inmediatamente y en su camino se topó con la bruja quién al verlo enseguida murmuro—Te dije que no era tu hijo—con rabia lo pronuncio—Aquí tienes las consecuencias de creerle querido alfa Iker—pronunció su nombre con veneno en su voz.

El paso a lado de ella ignorando su comentario, abrió la puerta de la habitación y en el momento que hizo eso, se encontró con una imagen adorable para cualquiera menos para él, pues en los brazos de su luna descansaba la cría de un asqueroso demonio.

—¿Qué demonios sucede aquí?—grito con enojo, ella volteó a mirarlo sin siquiera miedo en sí misma y ni siquiera respondió.

Te he preguntado algo—gruño en cuánto no escucho la respuesta de ella.

Ella con mirada apagada hablo—Lo sé, pero no hay nada que explicar—respondió con el bebé en brazos—sucede lo que vez Iker, cuidó a mi hijo, nuestro hijo.—sonrió ella sabiendo que mentía.

Ese niño es un maldito demonio—grito histérico—¡No es mi hijo!

Diste en el clavo, no es tu hijo, es hijo mío y del hombre que mataste—hablo sin perder la cordura—Te mentí Iker, no quería comenzar desde cero, no planeaba quererte, solo quería mi propio benefició.

Eres una perra mentirosa—dijo con rabia Iker—Maldita sea la hora en que te creí.

Si lo soy, no lo negare—río—pero soy en lo que tú mismo me has transformado.

¿Ahora la culpa es mía?—río en seco—Yo no tengo la culpa que mi mate sea una perra mentirosa.

entonces yo tampoco tengo la culpa que seas un asesino—dijo ella mientras alzaba sus hombros levemente y contenía sus ganas de reír.—tampoco de que seas un ambicioso.

Idally [#1]©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora