C.5

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Taehyung se encontraba en la parada, esperando agarrar el bús, hoy era su día libre, no tenía que atender a nadie y podía disfrutar de quererse a sí mismo, pensaba ir a tomar un café, estar solo para conversar con sí mismo, talvez iría a una librería o biblioteca. Contempló a las personas caminar, algunas iban a pasos rápidos, muchos tenían sus miradas puestos en los celulares, se sorprendió como la vida podía cambiar tan rápido, como la tecnología consumía los cerebros de muchos, pocos recordaban dejar a un lado aquel aparato electrónico y apreciar que ese domingo hacía un buen día, Taehyung amaba ver como el mundo giraba de un momento a otro, estaba fascinado con imaginarse una pequeña historia de las personas que se cruzaban en su vista, sonrió dulcemente apreciando que ahora podía mantenerse por lo menos una vida cómoda, no perfecta; pero quería seguir viviendo.

Nunca tuvo algún sueño que le pusiera a pensar que deseaba ser realmente, jamás se había puesto a investigar en que era bueno, además del darle placer a sus clientes. Cuando era niño y vivía en el orfanato, amaba formar parte del coro de la iglesia la cual visitaban cada fin de semana; pero de allí no pasó de más, nunca se consideró apto para convertirse en cantante. Alzó su vista al cielo, realmente hacía un hermoso día, una lástima que muchos los que caminaban a su alrededor no se detenían apreciar como el sol brillaba y el cielo eran tan celeste y suave como si los besara. Seguramente podía admirar aquello como si fuera el último día de su vivir, pasó por momentos tan oscuros que ahora le era como una gota de suave que caía a sus ojos, el poder estar de pie con aquellas vestimentas y darse un día libre.

Llevaba puesto una jersey de cuero negro, pantalones bruno pegados, unas botas del mismo color, su pelo estaba libre, cayendo por sus ojos, una camisa blanca bajo aquella chumpa.

Su transporte llegó y sonrió feliz, haciendo su horario del día, algunas veces salía con Jin o Hoseok; pero ellos irían a visitar a su familia, por lo tanto la única opción fue salir solo, no era mala idea, podía usar el día para meditar. Su celular sonó, lo cual le fue una sorpresa, sacó de su bolsillo aquella tecnología, una llamada de "Min Yoongi". Pensó si contestar o no; pero si no lo hacía, el mayor le iba reprender el para que le da teléfono si no lo usa para lo que debe, con solo imaginarse aquel regañó, resignado, decidió contestar—Hyung...¿Qué desea, sabe que es mi día libre?—un bufido de molestia se escuchó del otro lado.

—Lo siento Tae; pero alguien te quiere para este día, estuvo insistiendo, además...ya dejó pagado.

—Hyung...¿Porqué no le dijo que hoy es mi día libre?.

—Taehyung...dejó docientos cincuenta dólares solo para tenerte hoy.

El piel canela se quedó en silencio, aquella cantidad era increíble, demasiado incluso para alguien que tuviera un trabajo como él, solo rogaba que no fuera un viejo, no le iba muy bien los mayores.

—Dejó la dirección del lugar donde se quiere reunir? Pagó por sexo oral, casual o tiene algún fetiche como el masoquismo o algo por el estilo?. —Tae estaba preocupado por su bienestar, siempre temía al encontrarse con un extraño, la diferencia de donde trabaja, tenía protección; pero ahora que estaba siendo contratado fuera del lugar, como Chico de compañía, nada estaba seguro.

—Pagó solo para que tomaras un café con él, claro, si quiere tener sexo contigo después, podrá hacerlo ya que la suma que dio es bastante y le cubre cualquier servicio tuyo...es un tipo muy raro Tae; pero tiene billete. Te mandaré la dirección por mensaje...ah, y por favor, trata de ser amable. Te veo más tarde, cualquier cosa, procura llamarme.

El rubio colgó la llamada, contempló el bus venir, al parecer su día no iría como lo había planeado, detestaba el hecho que algo cambiara en sus planes, muchas veces no sabía cómo actuar; pero con una cantidad de dinero, solo para tomar un café, absurda idea, o el tipo era un cursi romántico, no le importaba, talvez era un viejo que deseaba hablar sobre su vida, los mayores de la tercera edad, solían ser así. Por suerte, a él no le tocaba ese tipo de clientes, siempre buscaban a su amigo y compañero Hobi, quien era todo amor, un buen escuchante y cariñoso con los mayores.

El bus llegó a la hora indicada, siempre era puntual, algo que agradaba mucho a un Taehyung, la puntualidad era parte de su carácter, el mensaje no tardó en llegar a su aparato electrónico, Suga había mandado la dirección de lugar, la cafetería quedaba a unas siete calles, llegaría rápido, esperaba que su cliente no lo hiciera esperar. Se maldijo al no haber preguntado a su proxeneta el nombre de quien iba atender; pero habría tiempo para eso más tarde. Subió al bus, pagando unas cuantas monedas, el transporte era barato, amaba economizar, cuando tuviera el dinero suficiente, pensaba comprarse una casa cómoda, poner una pequeña panadería, o una tienda para tener un trabajo que le fuera digno, también tenía el profundo deseo de hacer una guardería o un orfanato, era un sueño más grande; pero pensaba lograrlo en algún futuro lejano.

Mientras iba en el bus, contemplando a través de la ventana, el mundo le parecía lejano a sus pensamientos, muchas veces desconocía su existencia o si la realidad en la que vivía solo formaba parte de un sueño o una pequeña pesadilla de la cual despertaría en un mundo paralelo. La música de aquel transporte no le molestaba en lo absoluto, le tranquilizaba para seguir analizando su vida, como hubiese sido si desde si su destino decidiera una mejor vida.

Su celular sonó por segunda vez, era como si aquel día de libertad se hubiera convertido en llamadas inesperadas, contestó al percatarse que era Jin—¡OH, Taehyung, nos hemos enterado, realmente eres increíble, has vuelto loco a un cliente para que pague tal cantidad solo por una cita. —se escuchó otra voz de emoción en el celular, Tae se afirmó que era Hobi, seguramente estaba saltando de la emoción, se podía imaginarlo.

—Hyung, sabes quién es? —preguntó el piel canela notando su reflejo en la ventana.

—No sé...bueno...sí sé; pero no te voy a decir—se escuchó una risa limpiavidrios a través del aparato, se estaban burlando de él.

—Colgaré—amenazó el menor, ya molesto se encontraba que su día libre no haya ido como deseara.

—Venga Tatae, no te nos esponjes, con esa suma ni tendrás que trabajar la próxima semana. ¡Oh, debo colgar, Yoongi nos matara cuando se entere que estamos hablando a escondidas. ¡Suerte con tu cliente.

Tae entró a la cafetería, contempló a su alrededor en búsqueda de su cliente anónimo, vaya inteligencia si hubiera preguntado con anterioridad, no estuviera queriendo analizar a cada uno de los presentes para ver cual tenía más el perfil de contratar un chico de compañía. Sus ojos lograron enfocarse en un rostro muy familiar. En ese hombre que llevaba unos lentes oscuros, un enorme saco negro y ropa del mismo color, que daba aspecto de ser un maldito secuestrador, si fuera un niño, seguramente saliera corriendo como idiota en una película de terror.

Namjoon contempló a su derecha y al ver aquel rostro sonrió maravillado, alzó su mano para llamar la atención, trataba de controlar sus nervios al ver ese hermoso chico, "maldito hormonal" se dijo a sí mismo, hace unas horas, estuvo viendo cómo vestirse, que camisa llevar, solo recordaba el desorden sobre la cama y el arreglo que debía hacer en la tarde. Tae se acercó a pasos silenciosos, muchas miradas- tanto de hombres como mujeres- ya se habían enfocado en él, murmurando o preguntándose si era algún modelo, actor novato o sepa que cosas más, aunque la realidad del chico fuera todo lo contrario a la imagen que se estaban metiendo en sus mentes.

Taehyung dio su mejor sonrisa, sí, había terminado para tomar café; pero esta vez en compañía con un cliente. Namjoon no pudo evitar mirarle de pie a cabeza, le gustaba la vestimenta que el menor se cargaba y también quería quitársela al mismo tiempo; pero esa vez no estaba para llevarlo a la cama, quería solo la compañía de alguien, era la primera vez que cuestionó sobre su solitaria vida. Namjoon se mantenía una vida monótona, una que jamás le molestó; pero desde su llegada aquel burdel, algo había cambiado que le hizo dudar sobre querer seguir solitario, deseaba al menor en todos los sentidos, su cerebro había encontrado la razón perfecta para romper el muro de la soledad, ese joven de enfrente, podía ser la respuesta a sus preguntas, la consolación de su alma, un joven que nadaba en el mismo mar negro que él.

Namtae || Daddy Issues: LoverDonde viven las historias. Descúbrelo ahora