C.12

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Despedirse en ese momento no le fue más doloroso, si no los abrazos de sus dos mejores amigos, y tener que dejarlos en aquel lugar. Sabía que ambos mayores trataban de ocultar sus lágrimas diciéndole que era lo mejor, que había corrido con la suerte de que alguien lo protegiera ahora, que la luz del mundo ya lo estaba bañando. —¿Llevas todo lo necesario, cierto?—le preguntó Jin con su hermosa sonrisa. Tae afirmó mientras un carro negro, con un chofer parado en el asiento con la puerta abierta, le miraba, esperando que este terminara de despedirse.

—No me miren como si me estoy muriendo—rió el menor queriendo romper un poco el melancólico ambiente—estaré visitándolos, y ustedes pueden irme a ver también.

—¡Si algo sucede, tienes que decírmelo!—dijo Hobi—¡Si te hace daño, yo le partiré su madre!.

Jin rió en burla al pelinaranja.

—Tú ni siquiera eres capaz de matar una flor, pequeño solecito—le recordó. Se dirigió al castaño—Yo sabía que ese hombre se iba convertir en tu próximo chulo, en tu protector...¿Cómo se le dice a este tipo de hombre?—preguntó para sí, tratando de recordar.

Daddy—interrumpió Hobi poniendo su brazo alrededor del cuello del pelirosa—Kim Namjoon ahora es tu "Daddy" —contempló a Jin—quiero un Daddy—rió divertido.

—¿porqué dices eso mientras me observas a mí Hobi?—preguntó Jin frunciendo el ceño con extrañeza.

—Admiraba tu belleza—dijo este serio.—tú serías el próximo en irte si corres suerte como nuestro pequeño Tae—despeino la cabellera del piel canela.

—¡Hyung, basta!—rió el menor mirándole con picardía—Además, usted tiene a ese chico que le compra cosas sin pedírselo, sobre todo ese anillo, que según investigué, cuesta cuatro mil dólares. Ni que fuera anillo de compromiso.—dijo con sarcasmo.

Hobi dio un suspiro al recordar aquel regalo por parte de Jungkook, realmente no sabía como decirle que no le comprara cosas para él.

—Se lo regrese para tu mayor información. Mi humildad no me lo permitió quedármelo.

—Pues con esa humildad solo está haciendo que él se interese más en usted—se burló Tae entregando su sonrisa cuadrada.

—Oh dioses, sigue así y desearé que de verdad te vayas para que me dejes de joder—dijo molesto pegándole suavemente en la frente.

Jin río al ver aquellos dos discutiendo. Se giró contemplando a Yoongi, el cual había estado allí todo el tiempo, en su silencio, como una león esperando al oportunidad perfecta, contempló a sus amigos y tosió en bajo. Los dos le miraron, para luego divisar al pálido. Tae se mordió los labios, acercándose al otro. Yoongi le miró de pie a cabeza el dichoso día había llegado, no iba a llorar en ese momento, debía demostrarse fuerte.

—Hyung...ya me voy—dijo el menor con una voz suave y dulce.—Debe prometerme que comerá bien, se mantendrá con salud y cuidará de mis amigos. También que me visitará.

—Por los demonios Tae, no te vas a ir al otro lado del mundo, deja de querer ponerme nostálgico. Yo debería decirte esas cosas a ti—agarró de la cintura al menor para acercarlo a él.

Jin desvió la mirada a otro lado, pensando que era un momento de privacidad. Hobi se acercó al peli rosa para susurrarle algo en el oído, también estaba al tanto de la situación de los sentimientos del mayor. Tae se tensó, esperaba que Jin no se lo tomara a mal en ese momento.

—Hyung, prométame que cuidará de Jin y Hobi. —le pidió aquel chico mirándole fijamente—ustedes han sido como una familia para mí. Además—contempló a su izquierda, Jin parecía estudiar el carro que yacía frente con el chofer—Hay alguien que puede hacerlo feliz si usted se lo permite. ¿Quién sabe? Algún día encontrará a una persona que le pueda llamar: "Su hogar". Todavía no encuentro la mía; pero cuando lo haga, se lo presentaré a usted.

—Si algo sucede Tae, cualquier cosa, puedes decírmelo, siempre estaré para ti, y esos chicos estarán dándome dolor de espinas también—señalo a los dos que estaban a un lado. —no dejarían que te hagan daño. Siempre tienes donde regresar. No es el mejor lugar; pero...no te faltará cariño.

—Se cuidarme Hyung, ya no soy un niño pequeño e inmaduro.

Por supuesto que no lo era, Yoongi lo sabía. Depositó un suave beso sobre la frente del castaño, quedando así por unos cinco segundos. Iba extrañar al bullicioso de Kim Taehyung por las mañanas cuando se levantaban todos, también este dando vueltas en la maldita silla que tanto adoraba, aunque esta diera chillidos que le erizaran los vellos a cualquiera, en algún punto, el chico había dejado una fuerte presencia en todos los que vivían en aquel burdel, llegó como la pequeña gota de felicidad que se quedaba impregnada. Dioses, lo extrañaría; pero en la vida no todo era permanente y él lo sabía, que era tiempo que el chico pudiera ir a cumplir sus sueños.

Y allí estaban los tres, contemplando como el menor se despedía con esa sonrisa tan fina y única, alegre de la vida—¡Adios Hyungs, los veré después! —gritó el menor entrando al auto, la puerta se cerró. Aún podían ver al pequeño despidiéndose como un niño que era llevado a su parque favorito, aunque esta vez, para no regresar con ellos, y rogaban que no lo hiciera, que no regresara aquel edificio de mala muerte. El pequeño hermanito se iba de la familia.

Jin trataba de no llorar y tirarse al suelo como fuente llorona, era demasiado sentimental, aun recordando la primera vez que el castaño piso aquel lugar, delgado y sucio, buscando un lugar donde poder dormir y vivir. A pesar de la extrema delgadez que Tae se cargaba para ese tiempo, se podía ver una potente belleza que podía emerger más allá. Fue el quien se lo presentó a Yoongi, para que lo aceptara en el burdel. Luego de unos meses el chico de la calle, estaba bien alimentado y era todo un imán ante los clientes que llegaban. El menor jamás se negó hacer aquel trabajo, seguramente había sido rechazado en varias ocasiones para terminar aceptando aquel trabajo. No era un trabajo digno; pero por lo menos no mataba, no robaba y conseguía su propio dinero. Pero a todo esto: ¿Qué era realmente un trabajo digno? Seguramente una palabra que la sociedad había implementado.

Sintió unos brazos enrollándose en su cintura, suspiró al sentir el aroma de Yoongi. También debía estar triste ante aquella partida. El carro iba desapareciendo por el horizonte de la calle y el silencio de nuevo, se propagó. —Si alguien me encuentra y decide por mí—comentó Jin con una sonrisa ante la idea de también partir de aquel lugar—Espero que me despidas de igual manera—dijo con cierto recelo.

—Ni pienses que te vas a ir—comentó el pálido, quien le tiró una mirada fulminante—no puedo darme el lujo de perder a otro de mis mejores trabajadores.—dijo con un voz de molestia total

Dichas aquellas palabras, soltó de la cintura del mayor, metiéndose de nuevo al edificio, Hobi lo había escuchado, contempló a su amigo con cierto temor, al parecer al proxeneta no le había agradado en absoluto aquella declaración. Jin había tenido el valor para decir tales cosas. Aunque el pelirosa estaba más sorprendido por aquello, miró al peli naranja en búsqueda de alguna respuesta al comportamiento del mayor; pero no iba tenerla. Suspiró en bajo, ahora que Tae no se encontraría, calmar al pálido sería una nueva tarea. Un carro descapotable frenó enfrente, los dos miraron al jovencito que llevaba unos lentes negros con aro circular de color oro.—Hablando de Daddys, llegó el tuyo—comentó Jin rascándose la sien. Hobi le dio un codazo al mayor, fijando su mirada al frente, donde Jeon Jungkook se bajaba con un hermoso ramo de flores rojas esta vez, realmente el jovencito era como chicle que no podía despegarse, maldijo en bajo con un chasqueo de lengua.

Namtae || Daddy Issues: LoverDonde viven las historias. Descúbrelo ahora