Capítulo Siete - Celos (✔)

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Su voz encajó perfectamente en la situación, yo me levanté y corrí a tomarla en los brazos, la levanté hasta llevarla en uno de mis hombros, ella renegaba; la dejé caer en la cama de nuestra habitación. Yo me acosté arriba de ella agarrando sus brazos para que no se quitará. La besé hasta que ella se rindió y me siguió el beso.

— ¡Basta! ¡Suéltame maldito infiel! —Exclamó enojada.

Me levanté y la tomé de la mano para que ella también se levantara de la cama.

—Perdón, no quise hacerlo. —Dije. Ella sacudió polvo invisible de su blusa y se puso de pie.

—Si vamos a vivir perdonando al prójimo ya sería millonaria ¿No lo crees, Armacost? —Respondió con ironía.

¿ARMACOST? ¿En serio? Escuché perfectamente bien ese tono de llamarme por mi apellido... eso significaba sólo una cosa, estaba enojada. Más bien, estaba hirviendo en furia.

—Oh vamos, cariño... —Rogué.

— ¡No te atrevas a siquiera llamarme cariño! ¡Aléjate de mí, aléjate, aléjate! —Gritó golpeando mi pecho histéricamente.

Yo la detuve agarrando sus dos muñecas con una sola mano, evidentemente en comparativa ella no podía con mi fuerza, así que lo único que hice fue aguantarme la risa.

—Basta, cariño, basta. —La acorrale en la pared.

Me acerqué a su cara y miré sus ojos brillantes, las lágrimas estaban a punto de estallar, pero ella las detenía. ¿Cómo lo lograba? Morí de ternura al mirar que una de ellas bajó hasta perderse en sus labios, pero yo no lo permití, ya que la besé un segundo ante de que llegara a sus labios. Acaricié su rostro con mi mano y la miré contemplando sus hermosas facciones, realmente me encontraba hechizado por su belleza. Sentía que era la perfección vuelta mujer y la tenía a mi lado.

— ¿Qué hice mal? —Pregunté resignado.

Ella quitó mi mano de su cara y caminó hacia el baño. Yo la seguí esperando una respuesta, yo no hice nada malo, ignoré a Missy; al final... ¿No era eso lo que ella quería? No entendía en qué había fallado ¿Qué había hecho para que se enojara tanto conmigo?

— ¿Qué hiciste mal? —Vaciló unos minutos. —Digamos que esperaba a que me defendieras de aquella estúpida. —Por fin se había desahogado. —Se le llama, darle prioridad a tu pareja, darle su lugar... cosa que evidentemente no hiciste. —Dijo realmente molesta.

Comenzó a quitarse el maquillaje que se había aplicado y yo solo miraba como bobo su perfección. Con o sin maquillaje, para mí ella seguía siendo perfecta. Muchas veces le indiqué que no debía dañarse el rostro aplicándose maquillaje; que, así como la veía con el rostro recién levantada, parecía un Diosa.

— ¿Qué querías que hiciera? ¿Qué le pegara? ¿Qué le gritara? La ignoré.

—No. —Contestó —No quería que hicieras nada, ya vete, por favor, estoy cansada y ya me iré a dormir. —Dijo resignada.

— ¿Dormirás sin mí? —Vacilé.

Asintió con la cabeza mientras seguía aplicándose unas gotas en el rostro, era su rutina antes de dormir y, en definitiva, ella tenía planeado irse a dormir.

—Anda, ve con tus amigos, seguro te estarán buscando. —Había sarcasmo en cada palabra.

— ¿Eso quieres? —La reté.

— ¡SÍ! ¡VETE YA! —Mordí mi labio inferior y me recargué en el marco de la puerta del baño.

—Vamos cariño, dijiste que querías bañarte conmigo. —Le rogué.

—Ya no.

—La piscina está tibia... —Comente tratando de convencerla.

—No me interesa. —Ella pasó por un lado mío y buscó su pijama.

—Cariño, no puedo dejarte aquí sola... puede entrar un extraño y hacer cosas malas. —Ella río sarcásticamente.

—Ojalá, me haría un favor. —La mire con el ceño fruncido y ella me imitó.

—No digas eso, no son juegos Deb. —Confesé disgustado.

—Armacost tu no eres el último hombre en la tierra. Puede que soy sea tan plástica como Missy o como las porristas, pero sé que puedo estar con cualquier otro hombre. —Había un toque de malicia en sus palabras. —Y sé que lo sabes perfectamente.

No podía responderle ante esa aclaración. Sabía perfectamente que ella le ganaba por mucho a las porristas e incluso a la misma Missy. Lo que tienen esas chicas de plásticas y huecas, poseía Deb en belleza natural e inteligencia. Pero odiaba la idea de que otro hombre estuviera con ella. Odiaba la idea de que ella le regalara su olor, su calor o su piel a otro hombre. Su insinuación me había encabronado.

— ¡De acuerdo! —Exclame, pero ella simplemente me ignoró. —Me iré con la rubia tonta de Missy y luego no quiero que me reclames nada. —Desafié.

—Sí... como digas. —Tapó su cuerpo con la cobija y apagó la lámpara.

Yo salí furioso de la habitación bajando por las escaleras empujando a miles de parejas que se besaban en frente a mí. Ellos me miraban disgustados, pero preferían no decir nada. Busqué a Missy por toda la sala con la mirada hasta encontrarla. Caminé directo hacia ella y decidí agarrarla del brazo, me aseguré de que Deb mirara lo que iba a hacer, pero supuse que ella ya estaba en los brazos de Morfeo. Tomé mi celular y lo puse en modo cámara; besé los labios de Missy y tomé la foto.

Ella me miró confundida, pero a la vez agradecida de que yo la besara. Me alejé de ella y publiqué la foto en mi cuenta de Instagram. A los pocos minutos, más de cincuenta personas comentaron la foto, todos confusos sobre lo que el líder del equipo de básquetbol Axel Armacost había hecho. Me senté en una silla vacía que quedaba cerca de la piscina y leí cada uno de los comentarios. Algunos iban desde: "Felicidades Armacost, así es como se disfruta una victoria" y otros de algunas chicas solo decían "Esa es una chica con suerte" y uno de los últimos comentarios que leí era de quien más quería que viera lo que había hecho.

Exacto Deb, "Te felicito, así se demuestras lo 'Gran hombre' que te haces llamar. ¡Felicidades nuevamente Armacost!"

¿Armacost? No puede ser, creo que esta vez sí me pasé de la raya, me había dejado llevar por el impulso del momento dejando de lado los sentimientos de Deb y las consecuencias que tendría mi acción. 

Fantasma De Amor© (Terminado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora