Capítulo Veintinueve - Nuestro lugar secreto. (✔)

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Y entonces surgió.

Mis labios hicieron contacto con los suyos, hace tiempo deseaba besarla así que deje que me consolaran sus ganas de amarme. Sus manos acariciaban suavemente el final del cabello que se encontraba detrás de mí cuello y entré en una especie de paz conmigo mismo. Todo era tranquilidad, solo tenía en mi mente que estábamos ella y yo, besándonos, bajo ese árbol verde.

Nos separamos unos cuantos centímetros y sentí su respiración, era agitada, un poco precipitada. Yo la abracé y besé su hombro.

—Te amo. —Susurró en mi oído. Tal vez fue el sonido más hermoso que jamás había escuchado en mi vida.

—Te amo demasiado. —Le contesté. Ella sonrió y se separó de mí.

— ¿Te puedo ver mañana? —Yo asentí mordiendo mi labio inferior.

— ¿Mañana a la hora de salida aquí mismo? Será nuestro lugar secreto. —Dijo a modo juguetón.

—De acuerdo. —Respondí. Se puso de puntas para besarme y yo le correspondí.

Por la noche, me arreglé para asistir a la fiesta que John había organizado y cuando dieron las diez de la noche, decidí que era hora de ir directo a su casa. Estaba completamente descontrolado el lugar, había cientos de parejas besándose en las esquinas y ni hablar de la piscina, estaba realmente llena, no podía entrar nadie más. Con las manos en los bolsillos, busqué con la mirada a Jack o a alguien conocido hasta que apareció John.

—Hey, hermano. —Saludó mientras me daba una cerveza.

—Hey.

— ¿Adivina qué? Te tengo una sorpresa. —Dijo pasando su brazo por mis hombros. —Vino Deb.

— ¿Deb? ¿Debora?

— ¡Exacto! Es tu oportunidad.

—Oh sí, la buscaré, la buscaré por todos lados, gracias John. —Dije corriendo a buscarla.

La busqué dentro de la casa, por los pasillos, en la cochera y ella jamás apareció; me decidí por buscarla en la playa, y caminé por la oscuridad con la esperanza de encontrarla. Hasta que así fue.

Ella estaba sentada en la arena con sus piernas en el pecho, en posición fetal, mirando la arena del patio trasero.

—Hola. —Dije acercándome a su oído. — ¿Qué haces aquí? —Ella se volteó y sonrió.

—Hola, Armacost. —Me senté a su lado y la miré.

—No es de ti venir a estos lugares... —Comenté. —Es decir, tú no amas las fiestas que organizan los 'Descerebrados'. -Ella rió y acomodo un mechón de su cabello tras su oreja.

—Hay excepciones, esta vez me dijeron que asistiría alguien importante. —Ella sonrió y yo le regresé la sonrisa, esta vez, ligeramente confundido, luego giré mi cabeza hacia el mar.

El silencio duró durante unos minutos. Me golpeó levemente con el hombro y yo la miré.

—Me refería a ti.

—Entiendo. —Dije algo apenado, me sentí tonto.

—Tonto. —Yo reí.

— ¿Quieres algo de tomar? —Ella asintió y yo me puse de pie, tomé su mano y tomados de la mano llegamos hacia el interior de la casa.

—Espera aquí. —Le ordené amablemente seguido de besar sus labios.

Tome dos copas con Margarita y justo antes de llegar a ella, me atrapó

Fantasma De Amor© (Terminado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora