Capítulo Veintitrés - Te necesito (✔)

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Escuché un largo suspiro y después su voz, me llenaba de una sensación de paz inexplicable.

— ¿Quieres contarme qué sucedió? Es... sólo que me preocupas.

—Te puedo asegurar que todo está en orden.

El silencio permaneció en la llamada, yo seguía sollozando en silencio, ya habían pasado diez minutos de silencio.

— ¿Cariño? —Yo no contesté, solo lo escuché y esperé a que siguiera hablando. Su voz me hacía bien. —Estoy afuera de tu casa.

— ¡Armacost! ¿Qué rayos hiciste? —¿Tan rápido había llegado?

—No digas nada, solo déjame dormir contigo esta noche. —Colgué y me puse el celular en el pecho, no sabía qué estaba pasando conmigo; pero no dejaba de pensar en él y tenía esa sensación de querer estar a su lado.

Abrí la ventana y asomé mi cabeza, ahí estaba él, con sus manos en los bolsillos mirando hacia ambos lados, supuse que para verificar que nadie lo viera.

—Armacost... —Dije en voz baja, pero logrando que me escuchara. — ¡Acá arriba, loco! —Levantó su mirada y nuestros ojos se conectaron, hicieron chispas. — ¡Sube! ¡Sube! —Le indiqué mientras le señalaba un árbol cerca de mi ventana para que subiera.

El subió y al llegar al marco de la ventana, lo tomé de los brazos para que entrara, lo arrastré con fuerza y justo al entrar cayó sobre mí.

—Lo lamento. —Dijo mientras su aliento fresco chocaba en mi rostro.

Yo contemplé sus hermosos labios rosados y morí por besarlo, ahora era yo quien quería besarlo. Su mano atravesó mi cabello e hizo un mechón de mi cara hacia atrás de mi oreja. Y yo sólo lo miré entretenida en cómo hacía esos movimientos tan delicadamente.

— ¿Qué? —Murmuró con una sonrisa.

—Me estas aplastando. —Podía sentir el peso de su cuerpo asfixiándome.

—Oh, perdón. —Dijo poniéndose de pie.

Tomo mi mano y me ayudó a levantarme.

—Lo lamento, cariño. —Dijo con su voz ronca.

Yo lo miré sonrojada y limpié unas cuantas lágrimas que desprendieron mis ojos.

— ¿Qué sucedió? —Preguntó sentándose en la cama. Yo me senté a su lado y sus brazos me cobijaron en su pecho. —Ya veo... —Dijo tomando la carta que había dejado justo al lado de la cama. — ¡Rayos! ¿Cuánto hace de esto?

—No lo sé.

—Hace como... unos dos y más. —Me informó.

Yo sonreí. —Es hermosa.

—Es cursi. —Confesó. —No me gusta ser cursi.

—Es tan Armacost. —Dije. —Tan varonil, pero tierna a la vez.

—Está escrita con muchos tachones. —Eso era algo obvio.

—No me importa.

—Te amo.

Yo me quedé seria, esperando algo más que un te amo, pero él necesitaba uno de vuelta y yo no estaba preparada mentalmente como para decirle que también lo amaba. Se acercó a mi cara y beso mis labios suavemente, sus ojos estaban cerrados y sus labios presionaban fuerte los míos, sedientos de ellos. Me tomo de las caderas y yo obedecí hasta quedar sentada en sus piernas. Mis manos se apoderaron de su cuello y su cabello, siguiendo su beso hasta el final.

—Nunca es suficiente. —Dijo mientras volvíamos a controlar nuestra respiración.

Sus manos me aferraron a mi espalda y de nuevo comenzó a besarme, esta vez, un poco más sediento.

— ¡Basta! —Dije mientras me apartaba. — ¡Ni siquiera te llamé para hacer este tipo de cosas! —Mis lágrimas salieron de nuevo y él me miro frunciendo el ceño.

—Está bien. —Dijo acomodándose en la cama. Se sentó y recargo su espalda en el respaldo de la cama, me miró unos segundos. —Entonces ¿Me voy?

— ¿Estas bromeando? No eres el chico de la carta, lo sé.

—Sí lo soy.

—No.

—Sí.

— ¡Que no!

—Está bien, no lo soy. —Se puso de pie y metió sus manos en los bolsillos de su pantalón. —Todo, literalmente todo lo que tú digas será cierto de hoy en adelante.

Hice mi cabello hacia atrás y froté mis ojos.

—Las cosas no son así, te llamé justo porque te necesitaba... necesitaba saber si él de la carta era realmente lo que aparentas ser, pero no, la verdad es todo lo contrario, todo lo que imaginé; sólo mentiras ¿Y sabes qué? Estoy harta de mentiras. —Suspiré me levanté y me quedé frente a él. —Para tu mayor información, estoy saliendo con Benjamín.

— ¿BENJAMIN? ¿ES ESO UNA BROMA? —Reclamó.

—No es ninguna clase de broma. —Tomé mi anillo de "Compromiso" y lo lancé a su cara. —Tómalo, véndelo, regálalo, dáselo a quien tú quieras, pero conmigo no hagas promesas que ni siquiera te atreves a cumplir.

Recogió el anillo y lo guardó en su bolsillo. — ¡De acuerdo! Entonces adiós. —Concluyó mordiendo su labio.

— ¡ADIÓS! —Lo empujé fuera de mí y él salió por la ventana disparado. Pude notar sus ojos brillantes, contenía las lágrimas y aunque eso me derrotó un poco más de lo que ya estaba, traté de hacerme la fuerte.

Me asomé por la ventana y lo miré alejarse, no resistí verlo así, tenía esa sensación de quererlo a mi lado así que bajé para detenerlo.

—Perdón, perdón, no te vayas, no te vayas, Axel, no por favor. —Supliqué.


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No podía seguir así. Despertando en mi cuarto solo, empapado en lágrimas, sudado debido a las pesadillas que tenía todas las noches desde la partida de Deb. Tomé mi celular y me puse a ver las mil y una fotos que tenía de Débora, me quedé mirando una foto donde estaba ella. Estaba cansado de siempre tener que hacer todo lo posible para que me recordara, cuando ni siquiera sabía cuál era mi cumpleaños. Hasta que una llamada hizo que saliera volando buscándola. Subía al carro, Deb estaba en la otra línea, sabía que estaba llorando y yo solo quería saber la razón. 100, 120, 150Km/h, sentía como el volante temblaba en mis manos; pero no quise darme el lujo de que cambié de opinión; quizás, ya quería regresar a mi lado, a la casa, a mis brazos.


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— ¿Sabes? Te necesito y estás, pero no estás como necesito que estés. —Le confesé.

Ella volteo su mirada hacia mí y me abrazó. — ¿Sabes lo que se siente ser torturada por tu propia mente? —Susurró en mi oído. —El solo tener la información a medias y lo poco que tienes sea confuso.

Besé su mejilla con ganas de besar sus labios.

—Es por eso que estoy aquí, Deb. ¿No lo ves? — Tomé sus mejillas. —Cuando amas a alguien y vale la pena luchar por esa persona, no importa lo que cueste, siempre lucharás.

— ¡Cómo puedes amar a alguien que ni siquiera te recuerda! —Gritó muy frustrada.

Miré hacia el suelo en reacción de que sabía que ella tenía la razón. Así que di media vuelta y caminé lejos de ella.

— ¡Detente! —Pidió. —Habla conmigo un poco que me estoy volviendo loca el no saber nada. —Suplicó

La tomé del brazo y la acerqué a mi cuerpo. —Teamo y es todo lo que importa ahora.

Fantasma De Amor© (Terminado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora