Capítulo Veintiocho - Red de golpes. (✔)

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Sus ojos iluminados dejaron de derramar lágrimas y se lanzó a mis brazos sosteniéndose de mi cuello. Presiono fuerte sus labios en mi hombro y lloró en silencio.

— ¿Eres tu Armacost? ¿No es un sueño? —Yo negué con la cabeza y la sostuve por la cintura.

— ¿Qué sucedió, cariño? —Limpió sus lágrimas y se apartó de mí.

—Nada, no pasó nada. —Sus ojos se abrieron como dos platos blancos y después de un largo silencio, apareció Benjamín con su puño amenazando a Debora. Yo me interpuse entre ambos y la protegí.

— ¡Atrévete a golpearla y verás las consecuencias! —Le advertí.

Aunque de todas maneras sabía que no podía hacer mucho, tenía gente que lo podía hacerlo por mí.

— ¡No! ¡No! ¡Está bien, Benjamín, iré contigo! —Dijo Debora. Yo miré con sorpresa como se acercó a él y se escondió tras su espalda.

— ¿A poco crees que conoces todo el mundo que te rodea? —Preguntó él.

—Conozco de todo. —Contesté.

Él rió sarcástico y cruzó sus brazos en el pecho. —Ya transformaste todo en una total tontería. —Prosiguió. —Ya comprendo quieres que estén acostumbrados a tener a todas a tus pies. —Pasó el brazo por los hombros de Debora y besó su cabeza sin despegar sus ojos de mí. Contuve las ganas de darle un golpe y del coraje comencé a sentir que mis ojos se lagrimaron. —Oh, la nenita va a llorar.

Debora me miró y sin producir sonido alguno comenzó a mover sus labios tratando de decirme algo pero evitando que Benjamín la escuchara 'Te voy a ver en la hora de salida'. Yo capté y me di media vuelta para continuar caminando. Carter siguió gritándome cosas pero no permití que eso me afectara.

Debía esperar para ver a Debora y aunque me dieron permiso por haber realizado la prueba de admisión de la universidad decidí quedarme y dar clases como si nada. En a la clase de química y durante los cuarenta y cinco minutos que está duró continúe pensando en sus hermosos ojos llenos de lágrimas que me gritaban todo lo que ella sentía por mí.

Y finalmente fue cuando razoné hasta llegar a la conclusión de que, si ella quería verme en la hora de salida significaba que podría haber una supuesta escapatoria de su novio... o algo aún mucho mejor; ella me recordaba ¡Ella me recordaba!

Durante la clase, me había hundido tanto en mis pensamientos que, uno de mis compañeros me golpeó levemente el hombro indicándome que me pusiera de pie, puesto que iba a haber un evento en el teatro, así que toda la preparatoria tenía que asistir. Me encaminé torpemente hasta aquel lugar y me senté hasta el final de los asientos, pegados a la pared, subí mis piernas al espaldar de uno de los asientos vacío de enfrente y disfruté de no poner atención durante la presentación de los directivos de la preparatoria.

Me coloqué los audífonos y busqué en mi celular algo por hacer. Y entonces, cuando menos lo pensé ya había terminado la presentación. En la salida me encontré con John, quien me había hecho una invitación a una fiesta nocturna en casa de él, lo cual terminé aceptando su invitación. Hacía ya mucho tiempo sin salir, así que no me hacía nada mal salir. Recordé que tenía una cita con Deb, me apresuré a llegar al exterior del estacionamiento de la preparatoria y ella estaba ahí, sentada en un tronco de un gran árbol verde.

Su sonrisa se hizo amplia al mirarme al igual la mía. —Hey... —Murmuró dulcemente.

—Hey. —Le respondí en un suspiro. Tomó mi mano, sudada, debido a los nervios y rió.

— ¿Qué está mal? —Preguntó de la nada.

— ¿Con qué? —No entendía a qué se refería.

—Con nosotros.

—Nada está mal. —Contesté mirando como jugaba con mis dedos. Me miró fijamente y desee mil veces besarla, pero ya había aprendido a controlar mis impulsos.

— ¿Seguro? —Preguntó tan inocente.

—Más que nada. —Ella asintió, como tratando de decir 'Ya veo, me olvidaste'.

Y antes de que dijera algo, tomé su mentón para guiarla hacia mis ojos.

— ¿Me amas? —Le pregunté en un susurro. Ella me miró, irresistible, como si cada segundo del tiempo me estuviera diciendo a gritos un 'Sí', pero preferí reservar mis conclusiones esperando a que me lo dijera ella misma, con su hermosa y dulce voz melodiosa. Nuestros ojos se podían gritar miles de cosas pero nuestras voces no expresaban nada, solamente dolor, dolor de no poder estar juntos. — ¿Me recuerdas? —Le pregunté después de cinco minutos de un abismo en silencio.

Ella asintió y mordió su labio inferior. —Eres Axel Armacost. —Yo sonreí sin mostrar mi dentadura.

—Mi Armacost. —Continuó. —Sé perfectamente quien eres, Axel, tuvimos un accidente cuando regresábamos despues de que ganaran el campeonato de básquetbol, veníamos juntos, discutiendo, como siempre y un camión chocó contra nosotros... así que, yo perdí mi memoria. —La escuché atentamente esperando a que me diera alguna señal de que su memoria ya era completamente visible, pero no me decía nada que me pudiera satisfacer. —Prometimos jamás separarnos y continuar con nuestra vida juntos, sin dejar que Missy, ni Benjamín nos separarán, pero mírame... estoy en una red de golpes. —Y entonces, destapó sus brazos. Me sorprendí, a la misma vez que me llenaba de coraje, de furia por haber permitido que su relación con ese hombre llegase tan lejos. —Estoy en una red de golpes por una persona que jamás amé, que siempre estuvo conmigo por intereses económicos y estoy en una relación de interés creada por mis padres, es por eso que ellos siempre amaron que yo estuviera con él... pero ya no puedo más, Axel, necesito salir, ayúdame. —Su voz demostraba sufrimiento, dolor y una gran desesperación. Todas sus emociones se trasmitieron a mi pecho al abrazarla y fue ahí cuando sus últimas palabras me hicieron correr en llanto. —Te recuerdo como la primera vez que nos vimos en ese juego de básquetbol que tuve que asistir por haber perdido una apuesta, Armacost. —Tomo mi mentón y dijo —Ese día que te vi, supe que eras la persona más idiota del planeta pero que de alguna forma, iba a terminar enamorándome completamente de ese idiota. Miró mis labios y luego mis ojos, pidiéndome a gritos que la besara, pero no estaba seguro de si eso era lo que ella quería realmente. —Bésame. —Susurró entrelazando sus manos en mi cuello mientras me abrazaba. —Bésame como nunca, por favor.

Fantasma De Amor© (Terminado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora