Capítulo Nueve - ¿Otra oportunidad? (✔)

956 104 3
                                    

Abrí mis ojos lentamente y el sol me estaba iluminando todo el rostro, me levanté y moví las cortinas hasta que la oscuridad volvió a reinar en la habitación. Todo había sido nada más un dulce sueño. Y en realidad quería volver al sueño que tenía.

Intenté seguir durmiendo, pero luego escuché el timbre, me puse un pantalón y con mis dedos le di un poco de forma a mi cabello, no esperaba ninguna visita, pero tampoco quería dar la sensación de estar recién levantado. Era solamente el cartero, solo era para dejar unas facturas. Busqué algo de comer en el refrigerador y me di cuenta que ya estaba completamente vacío, solo había dos cervezas, unos seis yogurts, una gelatina y tres huevos. De seguro los invitados a la fiesta vaciaron la nevera y John terminó de completar. —Nota mental, hacer la compra. —Pasé mi mano por mis ojos hinchados, y caminé hacia el baño.

Miré a Deb con sus ojos cerrados y, en realidad no me había equivocado, sus párpados eran muy notables; como si hubiera llorado toda la noche hasta llegar al punto en quedar dormida, estaban realmente hinchados, sabía que todo era mi culpa y tenía que hacer algo.

Bese su frente y acaricie su mejilla mientras pensaba en lo estúpido que había sido la noche anterior. Me había dejado llevar por la furia que sentía y eso había provocado que ella sufriera. Tome una ducha y esperé a que Deb se despertara, hasta que así fue. Al salir de la ducha me di cuenta que ella estaba bajando las escaleras, me cambié lo más rápido que pude, al bajar a la cocina pude notar que estaba desayunando junto a John y yo solo me quedé helado sin saber qué decir, me sentía demasiado culpable. Mi amigo se esfumó de mi lado y me deseó buena suerte, la cual iba a necesitar... y mucha. —Hice una pequeña compra, por lo menos nos aguantará para el desayuno. —Dijo John mientras atravesaba la sala para salir por la puerta principal.

Revisé la compra que hizo, me daría unos minutos de distracción antes de hablar con Deb. —Hola. —Salude colocando un vaso con leche chocolatada, amaba el chocolate y quería consentirla. —Leche chocolatada, tu favorito. —Ella le echó una mirada con el ceño fruncido.

—Gracias. —Contestó molesta.

Me senté a su lado y contemplé su belleza. El silencio nos invadió durante, diez, quince, veinte minutos y ella no me dedicaba ninguna mirada ni siquiera alguna palabra. Me empecé a desesperar. Odiaba que me aplicara la ley del hielo, sabía que no me gustaba que me ignorara.

— ¿Y? —Fue lo único que se me ocurrió.

Me miró y sentí que mi cuerpo comenzó a temblar. Tenía miedo de la fiera que tenía cerca.

— ¿Qué? —Preguntó molesta.

— ¿Qué más tengo que hacer?

—Nada. — Respondió de forma cortante.

Vacilé unos segundos, tomé una jarra con agua y me serví en un vaso.

— ¿Tengo que bailar desnudo? —Dije con una sonrisa, tratando de romper el hielo.

Pero a ella no pareció agradarle del todo. Estaba completamente sería.

— ¿Para qué quiero ver desgracias? —Dijo con sarcasmo.

La miré con el ceño fruncido y reí.

—Entiendo... eso no dijiste la última vez. —Frunció sus labios para aguantar la risa seguido de tapar su boca con las manos. Mire cómo sus ojos se alargaron en reacción a la risa y luego suspiró para controlarse.

—Yo no dije nada la última vez.

—Sí, claro. —Rodé mis ojos. —Hasta me aplaudías. —Ella no soporto y soltó una carcajada.

— ¡Eso no se vale! Se supone que estoy enojada... —Yo reí junto a ella y me sentí ganador al saber que había roto el hielo. Y vaya que lo había hecho muy bien, al menos no me mataría.

El silencio abundó de nuevo y yo cruce mis brazos sobre la mesa, ella seguía comiendo mientras yo tomaba mi celular y revisaba los comentarios de la foto de la noche anterior.

—Lo lamento, cariño. —Dije dejando caer mi celular en la mesa. Realmente había actuado impulsivamente, me había comportado como un verdadero patán.

En el pasado, sucedía lo mismo, me acosté en un pequeño cojín puff que teníamos en la casa, me senté y comencé a revisar mi celular, navegué en mi cuenta de Instagram; la cagada de ayer no había sido la primera vez. En la sección de fotos archivadas encontré otros comentarios que me había dejado Deb en el pasado. Al leerlos me sentí un gran estúpido "Te quería aun cuando no me dabas motivos para no hacerlo", "En un segundo, tus sentimientos se pueden ir a la mierda", "Las ganas se pueden acabar en un segundo" o "Simplemente lloré demasiado, solo por ti."

Me sentía la peor persona que había pisado el planeta. El peor hombre que jamás ha existido, un completo infiel. Sí, definitivamente me sentía una persona realmente de Io peor. Le estaba haciendo daño a una mujer perfecta con mis acciones, sabía que esas acciones poco a poco la estaban alejando de mí... pero aparté ese pensamiento. —Ella siempre vuelve a mí, ella siempre me perdona, sabe que no puedo vivir sin ella, que es mi mundo. Somos el uno para el otro. — Levanté la mirada, al ver su cara me estremeció. Expresaba miles de cosas, de las cuales todas capté con muchísima rapidez.

—Deb, cariño, perdóname, ¿Quieres? Te prome...

—Oh vamos, no prometas nada. —Me interrumpió enfadada. —Te la pasas prometiendo el cielo y la tierra, y no cumples ninguna de tus promesas. —Confesó enfadada.

—Perdón. —Me resigné.

Echó su cabello lacio hacia atrás y se puso de pie. Creo que esta vez, era la última vez que iba a tener una oportunidad de besarla, de amarla, de decirle cuanto la deseo y quiero estar a su lado. Pero si en oportunidades se viviera la vida, todo mundo fuera feliz. Y al parecer yo no tenía tanta suerte, Deb ya estaba haciendo hasta lo imposible por evitarme. Me dolía demasiado, pero tenía que respetar su decisión, igual no iba a durar para siempre su enojo ¿O sí?

Fantasma De Amor© (Terminado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora