Capítulo Diecinueve - Fiesta de John (✔)

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Nunca había tenido sexo con Deb, pero ella no necesitaba tocarme para sentir que yo la amaba. Tenía una especie de atracción hacia mí que con sólo un beso podía lograr millones de sensaciones en mi cuerpo. La amaba, pero no era necesario poseer su cuerpo para amarla mucho más; yo sería paciente, hasta cuando ella se sienta lista de estar conmigo.

Además, no estaba dispuesto a serle infiel una vez más, quería ser lo más fiel posible, aunque con John a mi lado y esa maldita fiesta era algo imposible. En este momento, no me importaba absolutamente nada.

—De acuerdo, vayamos. —Dije fingiendo una sonrisa, quería quitármelo de encima.

— ¡Sí! Ese es mi amigo, el viejo Armacost que conozco desde hace años. —Me alagó mientras daba ligeras palmadas en mi espalda.

Por la tarde, fui al hospital, Deb no presentaba mejoras, pero sus heridas ya estaban sanando. Tenía casi una semana internada y los doctores no me daban ninguna esperanza. Entré a visitarla y examiné con la mirada su estado, pero ella seguía igual. Su cabello estaba opaco, su cara aún más pálida y su cuerpo mucho más delgado de lo normal. Ni sus labios, ni su rostro tenían ese rojo que le daba vida.

El llegar a la casa, era un tormento para mí, me sentía solo, vacía sin la presencia de Deb. Al entrar a la cocina encontré a mi mamá haciéndome la comida.

—Hola cariño ¿Cómo te fue en las clases? —Me sirvió la comida.

—Bien mami. —Dije desanimado. —Gracias por la comida.

—Me alegra mucho saber que te esta yendo bien. —Me reconfortó.

—Si, John me invitó a una fiesta hoy, pero la verdad no iré. —Dije desanimado.

—¿Porqué? ¿Por Deb? —Preguntó ella. —Oh, cariño, ve a esa fiesta, anímate un poco, disfrútala. Necesitas una distracción de todo lo que esta ocurriendo. —Pidió.

Ciertamente necesitaba mejorar mi ánimo, dejar de lamentarme por lo sucedido, Deb estaba mal por mi culpa y era algo que por más que quisiera no podía cambiar. Por la noche, tomé una ducha y me cambié con la ropa que tenía limpia, intenté lucir casual. No conseguí lucir como lo supuse, pero me conformé con lo que logré de mi apariencia.

Encendí mi auto nuevo que mi madre me había comprado, debido a que el anterior se hizo pedazos y ya no era más que solo chatarra. Me dolió el estado cómo había quedado ya que era un Chevrolet Camaro del 1968, lo había deseado desde siempre, cuando me fui de la pandilla y pude hacer mi vida fue lo primero que hice.

El carro que mi madre me había regalado era un poco más sencillo era un Ford Fiesta ST modelo 2010, ella me lo regaló gastando hasta lo último de su bolsillo; al fin y al cabo, terminaría devolviéndole el dinero gastado. El olor a nuevo me enamoró; acaricie el volante y los asientos, me acomode hasta quedar de forma que me sintiera bien. Di reversa y pasé por John, quien ya me esperaba fuera de su casa.

— ¡Rayos! ¿De dónde sacas dinero Axel? Hace poco tuviste una chatarra y ahora este carro, bueno no se compara con el otro; pero me sorprende. —Comentó echando un vistazo al interior del auto. — ¡Cambia de carro como te cambias el bóxer! ¿O qué? —Subió el volumen del estéreo y comenzó a bailar, yo reí. — ¡Armacost está riendo! —Exclamó sorprendido. —Vaya, es que hace tiempo que no te veía así de alegre. —Yo me encogí de hombros conduje hasta la casa de Jack y estacioné el auto.

Bajé y entré a su casa, la música estaba demasiado fuerte, había miles de personas que eran desconocidas para mí. Saludé a uno que otro conocido y me recargué mi cuerpo en la barra de bebidas que estaba frente a la piscina del patio trasero. Había mujeres en traje de baño, algunas casi desnudas, pero para mí, pasaban desapercibidas.

—Toma, Axel. —Dijo Jack dándome una botella de cerveza. —Tú marca favorita, Corona. —Sonreí y la tomé entre mis manos.

—Gracias, hermano. —Respondí brindando su cerveza con la mía.

Me senté en una de las bancas que había en la barra y Jack me imitó.

—Así que ¿Cómo está ella? —Preguntó arqueando una ceja.

Tomé un trago de cerveza y pensé unos minutos.

—Va de mal en peor. —Él se quedó callado y tomo un poco de cerveza.

—Lo siento, hermano. —Yo asentí mordiendo mi labio inferior, no podía hacer nada por ella, y eso era lago que me frustraba aún más.

Entonces llegó John, su cabello estaba empapado en agua y sólo usaba un bóxer negro para bañarse en la piscina.

—Axel, ya te conseguí una chica. —Dijo colocando uno de sus brazos en mi hombro y con el otro la señalo a una chica. —Rubia y tontas, como a ti te gustan. —Señaló.

Yo la miré y era una de las porristas del equipo de Missy. Eran buenas amigas, pero eso de ser "Amigas" significaba que podían prestarse sus novios y lo amigos con "Derecho o especiales" con los que ellas mismas tenían relaciones sexuales.

La chica de nombre Ivvy, se acercó a mí, caminaba sensualmente y meneaba sus caderas de un lado a otro. Era rubia de cabello lacio, largo, ojos color avellana, y labios delgados rosados. Yo giré mi cabeza hacia Jack y él me miró confuso.

— ¿Ivvy? ¿En serio John? ¿No conseguiste algo mejor? —Susurro Jack.

Cuando ella se acercó completamente, yo tomé un sorbo de cerveza y sonreí tratando de parecer amistoso, pero sabiendo que no lo había logrado, ni siquiera un poco.

—Hola, Axel. —Saludó Ivvy con un tono sensual.

—Isaac Ivvy. —Saludé. —Capitana del grupo de porristas voladoras.

— ¿Cómo está tu Débora? —Preguntó.

—Bien. —Mentí.

—Pensé que... —No dejé que terminara la frase.

—Está bien. —Respondí de forma cortante y dando otro trago a la cerveza.

Ella pasó su mano por mi brazo y arregló el cuello de mi camisa.

—Creo que esta camisa se vería bien en... —Se acercó a mi oído y susurro. —En el suelo. —Yo me puse nervioso y la tome de la mano, me aleje lo suficiente de John y Jack para asegurarme de que no escucharán.

Coloqué la botella de la cerveza Corona que tenía en la mano en una mesita.

—Escucha... Ivvy, no pienso tener sexo con nadie de aquí, estoy comprometido. —Expliqué mientras trataba de alejarla.

— ¿Qué? ¿Axel Armacost, el súper basquetbolista de la preparatoria no quiere sexo? Eso sí que es raro. —Bromeó.

—No me importa cuán extraño suene, yo no quiero tener sexo con ninguna chica de aquí.

—Acaso eres... —Dijo mientras bajaba su mirada hasta la parte baja de mi cuerpo.

No la deje terminar y contesté rápido —No, no soy gay, pero amo a mi novia y la voy hacer mi esposa. —Ella asintió con su cabeza y sonrió.

—Me parece muy tierno, te deseo la mejor de las suertes. —Ella me abrazó y yo le correspondí.

—Gracias. —Dije. Me pareció genuina la amabilidad con la que me respondió, aparentemente no todas las porristas eran unas malditas como Missy.

El resto de la noche lo único que hice fue tomar cerveza, me echaba una tras otra sin tomar importancia de lo ebrio que ya me encontraba. No me importaba si llegaba a tener un coma etílico de tanto alcohol que estaba consumiendo.

Estaba sentado en una silla que tenía la vista hacia el mar mientras escuchaba el relajante sonido de las olas. Me encontraba solo, con la única compañía que tenía, el alcohol. Miré cómo una que otra persona caminaba descalza en la arena del mar y como una mujer jugueteaba con una pelota y su perro.

— ¿Quieres relajarte un poco, mi amor? —Preguntó una voz que al instante reconocí.

Missy Morrison.

Fantasma De Amor© (Terminado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora