Capítulo Veintiséis - Promesas rotas (✔)

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— ¡No! —Ordené aclarando mi voz. —No harás nada ¿Me escuchaste, Axel? —Tomé su rostro entre mis manos, estaba demacrado y delgado, perdía peso; aun así, lo miré suplicándole, me llevó un buen rato hasta que por fin hice que entrara en razón. Sus ojos se posaron en los míos y se quedó serio, tratando de calmarse, inhalando y exhalando constantemente.

El silencio permaneció, mientras estaba calmado pude sentir una sensación de paz al estar a su lado. Comencé a detallar su rostro, esas ojeras eran notorias, se notaba que no estaba durmiendo bien y mucho menos alimentándose bien ya que estaba un poco delgado; la camisa le estaba quedando holgada, pero lo disimulaba bien con esa chaqueta de cuero que llevaba puesta; instintivamente me acerqué a él y yo besé sus labios. Nuestro beso siguió, hasta que se volvió intenso, él acerco mi cuerpo al suyo, nuestros labios estaban fundido en un compás sin ganas de parrar, sentía que me quedaba sin respiración, pero no importaba me sentía feliz con Axel y después nos separamos.

—Perdón. —Dijo colocando su mano en la cabeza. —Sé que prometí no volver a besarte. —Ambos estábamos tratando de controlar nuestra respiración agitada. Sentía que mi corazón se saldría de mi pecho.

—No, no, descuida. —Su sonrisa apareció y sus hermosos ojos color miel relucieron como dos luces incandescentes brillando en la oscuridad. Su aspecto cambió, se veía más radiante, feliz.

Por la noche, Axel me llevó a casa y lo hice prometer que no iba a tocar a Benjamín; pero aun así no me confié lo suficiente y le llamé a Benjamín para advertirle sobre Armacost. No había pasado ni tres horas y Axel volvió a la casa alrededor de las dos de la madrugada, yo no podía dormir y al parecer, él tampoco.

Había estado pensando demasiado que lo mejor que podía hacer era solamente alejarme de Armacost... así no iba haber problemas con Benjamín ni mucho menos inconvenientes con él, ni celos, golpes, maltratos, moretones, etc.

—Así que... eso quería decirte, ya no quiero verte más. —Dije mientras estaba jugando con mis manos.

Se cruzó de brazos y se quedó completamente inmóvil. Me senté en el asfalto durante un buen rato, puesto que sentía que mis piernas no podían con mi cuerpo. Me sentía completamente aturdida por mis palabras, alcé la mirada en busca del rostro de Axel, localice sus ojos en aquella oscuridad y sentí los bombeos de mi corazón cada vez más repentinos, como si se fuera a salir del pecho. —Está bien. —Contestó con una inmensa tranquilidad que me dejó realmente atónita. No podía creer la actitud de tranquilidad con que aceptaba mi solicitud.

Se me pasó el aturdimiento poco a poco, sin dejar nada en su lugar, solo un gran vacío. Tenía la mente en blanco, no podía pensar en que debía decir. ¿Cómo podía explicárselo adecuadamente? ¿Cómo podía hacer que compartiera mi felicidad, o al menos, ese sentimiento que había tenido hasta hacía muy poco tiempo? Le toque el brazo, pero no respondió. Envolví mis dedos en su muñeca e intenté que dejara de cruzar los brazos, pero era como si hubiera intentado hacérselo a una estatua de mármol, completamente imposible.

—Axel. —Él no se movió en absoluto. — ¿Axel? —Nada, así que entonces esto iba a ser el comienzo de una gran discusión, como siempre. —Escúchame... yo, no sé ni por dónde empezar, te prometo que todo va a estar... —Ni siquiera me dejó terminar la frase.

—No digas la palabra "Bien". —Su voz era tan fría como el hielo, como si no tuviera sentimientos por expresar. —Si valoras así sea un poco mi cordura, no digas la palabra "Bien", porque muy en el fondo, sabes que no es así.

—Pero así es.

—Deb. —Casi lloro del inmenso sufrimiento que invadía mi cuerpo. —No lo hagas. —Movió su cuerpo por su expresión, podría ver que estaba conteniendo su furia. Podía ver como su rostro se ponía rojo de la furia.

—No me estropees esto. —Le pedí. —Soy feliz al lado de Benjamín, aún mucho más de lo que soy contigo. —Mentía, mentía con cada célula de mi ser, no estaba feliz al lado de Benjamín; era aterrador con sus puños, pero necesitaba que Axel creyera lo contrario, aunque algo muy en el fondo él sabía la verdad.

—Yo lo estropee ¿Verdad? —Replicó él con otro susurro.

—Basta ya, por favor Axel. —Repuse bruscamente. Oí como apretaba los dientes de golpe, podía ver como tensionaba su mandíbula.

Por frustración comencé a llorar, no podía contener las lágrimas.

— ¡Porque toda esta angustia sería completamente innecesaria si pudieras saber cómo me siento en estos momentos! Me sentía perfectamente feliz, anoche que nos besamos... ahora, bueno, me siento algo enojado, la verdad, primero me besas y luego dices que ¿Que no quieres nada? ¡Diablos, Deb! —Dijo él mientras contenía un suspiro.

— ¿Qué crees que pueda hacer yo para hacerte sentir mejor?

—Nada, no creo que haya algo que me haga sentir mejor en estos momentos. —Puse los ojos en blanco y sacudió la cabeza en señal de total resignación.

Yo tomé una gran bocanada de aire. Sentía un poco más de dolor en ese momento, pero no era tan malo, más o menos como al día siguiente después de una sesión de levantamiento de pesas. Lo había hecho con Susann durante uno de sus periodos obsesivos por estar en forma. Veinticinco levantamientos con cinco kilos en cada pierna. Al día siguiente no podía ni caminar, aunque esto no era ni la mitad de doloroso de lo que había sido aquello.

Me trague la irritación e intente suavizar mi tono de voz. —Solo vete y no vuelvas. —Dije pausadamente dando como finalizada nuestra "Discusión".

Él se acercó a mí y besó mi mejilla, sostuvo sus labios ahí durante varios segundos y al separarse, acaricio mi cabello. Sus ojos me miraban como un mar de lágrimas, llenos de recuerdos y promesas rotas que solamente terminaban por algún día ser "Olvidadas" o "Parte del pasado".

—Te amo. —Susurro bajando su mirada. Pude ver un par de lágrimas rodar por su rostro y yo sentí que mi corazón había terminado de explotar. Si había algo que necesitaba razonar, era el por qué tenía que seguir mi relación con Benjamín, sabiendo que yo amaba a Axel y que una parte de mi memoria, ya lo empezaba a recordar, aunque fuera poco a poco.

Mi memoria sabe que mi corazón le pertenece a ese chico de ojos color miel y hermosos labios carnosos en forma de "M". Ese chico, Axel... él era la persona causante de mis desvelos, de mis ansiedades, de mis depresiones... y de mis grandes recuerdos.

Fantasma De Amor© (Terminado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora