Capítulo Veintidós - Léela por favor. Con amor, Axel (✔)

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Suspiré y cuanto me di cuenta de lo que estábamos haciendo, lo aparté de mí, me encontraba un poco avergonzada.

— ¡No! Lo lamento, Deb, lo lamento. —Suplico pasando sus manos por su cabello. —Perdóname, hermosa, perdóname. Es solo que... —Yo coloqué mi dedo índice en sus labios y le indiqué que se callara.

—Todo está bien, fue mi culpa.

—No, no, fue mi culpa, lo siento. —Yo lo abracé para tratar de simular que todo estaba en orden y el solo me correspondió.

La cena concluyó muy bien, mis padres resultaron ser muy amables con Benjamín y al parecer, era que en el pasado él siempre resulto ser buena persona para la familia y mi padre lo apreciaba demasiado.

—... Y entonces le dijo "En el trancón de mi corazón eres la buseta que más pita".

Todos rieron sobre el chiste desabrido de Benjamín, pero los gestos que hacía eran demasiado graciosos. Sin embargo; había algo raro en mí, esta vez, los chistes que Benjamín no me causaban la más mínima gracia, yo solamente estaba neutra, sentada en mi silla con una inmensa tranquilidad que al parecer a mí madre le molestaba, pues yo miraba en su rostro que sus ojos casi se salían de su órbita cada vez que me miraba, como si me estuviera tratando de decir "Vamos Débora, ríete, eso fue gracioso", y aunque a mí no me parecía gracioso, echaba una risita burlona que era lo suficientemente falsa como para que todos se dieran cuenta.

—Bueno, muchas gracias por invitarme, Débora. —Dijo tomando mis manos. Yo sonreí con disculpad.

—No es nada, Benjamín, ya sabes que las puertas están abiertas para ti. —Él suspiró y miró mis manos.

—Quisiera invitarte a pasear por la playa, un día de estos.

—Oh, me parece perfecto. —Respondí. — ¿Mañana, cierto? —Asintió sonriente y sus ojos azules se entrecerraron debido a su sonrisa.

—Entonces mañana paso por ti, a las cinco. —Besó mi mejilla y yo me encogí de hombros.

—Adiós.

En mi habitación me desmaquillé, me bañé y me puse una pijama de seda que encontré en el armario. Traté de recordar la razón por la cual había terminado con Benjamín, pero nada llegaba a mi mente. Dieron las dos, tres y cuatro de la mañana y mis ojos no querían cerrar, Morfeo no estaba conmigo ya que no podían conciliar el sueño. Me empecé a desesperar, tenía miedo. Extrañaba muchísimo a Axel, lo extrañaba demasiado como para empezar a tener una gran ansiedad por su ausencia. Encendí la lámpara y busqué entre mis cajones algo que me pudiera hacer recordarlo, algo que me hiciera al menos extrañarlo un poco más.

Encontré un álbum en la mesita de noche, había fotografías de cuando era niña, estaban sueltas, había miles de cartas de Benjamín —Que en verdad no me interesaba leer en absoluto. — y hasta el final, había una carta que decía "Léela por favor. Con amor, Axel". La tomé entre mis manos a toda velocidad y la abrí, al parecer no era muy vieja, no tenía ese color amarillento que quedaba con el paso del tiempo; pero tampoco parecía ser muy reciente. Cuando al final miré que aparecieron miles de letras pequeñas en el interior de la hoja, la empecé a leer con lentitud.


» Oh... así que... esta es la primera pelea enserio que tenemos En el sexto mes de noviazgolo sé, sé que fui un estúpido, Deb, pero por favor, debes de comprenderme.

Sabes que mi vida nunca ha sido fácil, siempre he estado rodeado de envidia, coraje y celos. También se lo mucho que te molesta que Missy venga a mí, pero ella tiene una vida muy parecida a la mía, aunque te puedo asegurar que entre ella y yo no hay nada, ni siquiera hubo alguna historia conmovedora que te pueda contar.

No soy perfecto. Pero sé de alguien que sí lo es, y eres tú. Sí, sí, sé que has de estar pensando que solamente estoy tratando de convencer de que vuelvas. Debes de saber que no, no es así. Sin embargo, algo que tengo que admitir, es que sí te extraño y vaya que esto de extrañar a alguien nunca me había sucedido. No de esta forma.

Por cierto, después de aquí, duré una o dos horas llorando desconsoladamente porque miré un álbum de fotos que robé de tu cajón que seguía bajo tu cama, pero descuida, ahí lo volví a dejar, perdóname cielo.

Ven a mí, mi amor, te cuidaré, te prometo que no volveré a dañarte.

¿Qué acaso no recuerdas las mil y tantas peleas que tuvimos el primer mes? Solo son pasajeras, ninguno de los dos podemos vivir sin el uno y el otro.

Anda mi cielo, vuelve a casa, te extraño, te amo, te pienso, te quiero, te adoro, me gustas, me encantas, me fascinas, eres mi todo.

Por si piensas en volver, te dejo mi número, que de seguro lo has de haber borrado de tu celular Siempre lo haces cuando te enojas, te conozco. así que aquí está al otro lado de la hoja.

Con amor, tu bebé llorón, Armacost. «


Reí y luego lloré, luego volví a reír, y luego volví a llorar. Jamás me había emocionado tanto una carta, jamás había tenido tantos sentimientos distintos a la misma vez. Dejé la hoja a un lado de mi cama y busqué ese "Álbum" entre mis cajones, pero no estaba ¿Y si lo había vuelto a robar?

Pero no me di por vencida, comencé a buscar entre los cojones de las mesas de noche que tenía cerca; no encontré nada. Seguí buscando, debajo de la cama, en los cajones del armario, hasta la parte más profunda de la habitación, en el colchón de la cama había un espacio que a simple vista no se veía; pero era perfecto para esconder cosas, hasta que por fin... Era color azul cielo y decía "D&A" lo que supuse que significaba "Debora y Axel".

Lo abrí y había cientos de fotografías que nos habíamos tomado juntos. Unas en la playa, otras en las bancas de la cancha, otras donde el usaba su uniforme de básquetbol — ¿Él jugaba básquetbol? — y así sucesivamente.

Rápidamente recordé la parte de la carta que decía "Por si piensas en volver, te dejo mi número, que de seguro lo has de haber borrado de tu celular, siempre lo haces cuando te enojas, te conozco así que aquí está al otro lado de la hoja".

Le di la vuelta a la hoja y ahí estaba, marqué los números en mi celular con la esperanza de que no lo hubiese cambiado. Sonó dos, tres y a la cuarta vez, él contestó. Su voz ronca me estremeció, su "Hola" me hizo suspirar, me retorció las tripas, me cortó la respiración, me hizo sonrojarme, me hizo sudar, me hizo de todo.

— ¿Armacost? —Respondí dudosa.

— ¿Deb? ¿DÉBORA? —Preguntó aclarando un poco más su voz. — ¿Qué... ¿Qué haces despierta a esta hora? ¿Son las cuatro? ¿Las cinco? ¡Rayos! ¡Qué sucedió! —Entrecerré mis ojos y las lágrimas cayeron por mis mejillas hasta perderse en mis labios. Sollocé en silencio, pero en mi intento de que él no escuchara fue fallido. —Estoy en cinco minutos afuera de tu casa. —Y colgó.

Fantasma De Amor© (Terminado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora