20. Seis meses juntos.

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Capítulo 20. Seis meses juntos.

Seis meses han pasado desde que Dereck decidió formalizar nuestra relación.

Seis meses en los que la pasamos de maravilla. Reímos, salimos, conversamos, nos divertimos, ¿qué más podía pedir?

Seis meses y ocho semanas más pasaron desde que comenzamos a salir. Recuerdo a la perfección los lugares que visitamos cuando apenas empezaba a existir algo entre nosotros. El zoológico, la piscina, aquel restaurante de hamburguesas, incluso su casa.

Seis meses habían pasado para descubrir lo que realmente sentía por él.

Caminaba por las tiendas de la ciudad, en busca del regalo perfecto (y útil) para él.

Pasé treinta minutos observando por los ventanales y aparadores de los establecimientos, hasta que finalmente encontré el accesorio ideal, un reloj.

Recuerdo que alguna vez Dereck comentó que deseaba un artículo como este: un reloj contemporáneo de pulsera, elaborado de acero inoxidable. Además, este tenía aspecto circular y una correa de un ligero tono marrón.

No lo pensé más y lo compré. Incluso, me lo entregaron en una pequeña caja negra.

Una vez que salí de la tienda, llamé a Dereck por teléfono. Al tercer timbre contestó y sonreí al instante.

- Hola, Annie -saludó con voz grave.

Podía imaginar que acababa de despertar de una larga siesta. Seguramente su cabello estaba hecho un desastre y había bostezado antes de atender la llamada.

-¿Qué tal tu día? -añadió.

-Excelente.

Esperé a que dijera algo relacionado con nuestro aniversario, pero en vez de eso, la línea quedó en silencio.

-¿Estás bien? -pregunté.

-¿Por qué no lo estaría? -cuestionó, soltando una pequeña risa.

-Solo por curiosidad -observé el reloj que le daría, meditando mis palabras-, ¿sabes qué día es hoy?

-Claro -hizo una breve pausa-, hoy es sábado.

-Pero no es cualquier sábado, ¿cierto?

-No, ahora estamos a un sábado menos de la boda de tu hermana.

Al parecer recordaba la fecha de la boda de mi hermana, pero no que hace seis meses formalizamos nuestra relación.

-Tienes razón -hice el intento de reír.

-Escucha, ¿hablamos después? Tengo que colgar.

Y después de decir eso, la llamada finalizó.

No lo negaría, me dolía que él olvidara esta fecha, pero no quería hacer un gran problema de eso. En cambio, vi un parque cerca y, cansada de caminar por la acera, decidí ir allí a sentarme en una de las bancas para recuperar energía y mantener la cordura.

Una vez que tomé asiento, coloqué mis manos extendidas sobre mi cara y dejé escapar un pequeño gruñido.

-¿Mal día?

N|A.
¿Quién creen que sea el dueño (o dueña) de la voz?

Nos vemos pronto ❤

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