Buscando al chico ideal

28. La plática definitiva.

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Capítulo 28. La plática definitiva.

—¿Pueden creer que fue a buscarme a la escuela? —pregunté al llegar a casa—, pero claro, cuando le dije que pondría una denuncia en su contra salió corriendo.

Mamá y papá me observaban desde el comedor, intrigados.

—¿Nos estamos perdiendo de algo? —Mamá intercambió miradas con papá.

—Dereck, Dereck es mi medio hermano.

—¡¿Qué?! —Papá gritó.

—¡Lo sabía! —Esa era mamá, sonriendo, dirigiéndose a su esposo—. La primera vez que lo vimos te dije que tenían tanto en común.

—Por favor —negó—. No todos los castaños somos parientes cercanos, cariño.

—Lo importante aquí es, ¿qué quería él todo este tiempo saliendo contigo?

—No lo sé —bufé—; es lo mismo que me pregunto.

—¿Estás segura que es él? —Mi padre cuestionó.

—Ay, Stefany, ¿te lastimó?

En mi mente se repetían una y otra vez las palabras de Dereck: «¡Por Dios! ¿Cómo podría enamorarme de alguien que lleva mi misma sangre?».

—Él me lo dijo, papá. Me dejó en claro que nunca se había enamorado de mí, que era una ingenua y que me mintió todos esos meses, su nombre ni siquiera es Dereck, se llama Andrew y yo soy su «hermanita».

Mamá corrió a darme un fuerte abrazo, mientras papá seguía sorprendido en su lugar.

—¿Dónde está ahora? —Mi padre quizo saber—, necesito hablar con él.

—No —lo cortó—. Tú comenzaste este problema, tú lo terminas; no quieras meter a Stefany en esto, ya está lo suficientemente herida.

Tragué saliva.

—Y sobre West —dije—, ya sé que ustedes lo contrataron con el fin de encontrar a mi medio hermano; es el investigador privado.

—¡¿Qué?!

Por su reacción, pude adivinar que ella no sabía nada del tema.

—Me dijiste que buscara la forma de terminar con este problema, así que contratar a un investigador privado me pareció fundamental —Se excusó, apenado—. Aunque tengo que aclarar que no conozco a ningún West.

—¿Así que ni siquiera conoces el nombre del personal que contratas? —bufó—. ¿En eso te has estado gastando el dinero?

—Pero funcionó, ¿no es cierto? —Una sonrisa se plantó en sus labios—. Ahora conocemos quién es mi hijo, con razón ese muchacho me caía muy bien.

Resistí el impulso de rodar los ojos.

—¿Te das cuenta que quien lo descubrió y te lo dijo no fue el investigador qué contrataste, sino tu propia hija?

Papá respiró profundo, dándose cuenta que a mamá le disgustaba toda esta sutuación.

—¿Y quién es ese tal West? —Me preguntó.

—El investigador...

—No —interrumpió—. Ya he dicho que no he contratado a nadie con ese nombre.

—Bueno —Mamá fue quien tomó la palabra—, hace más de 20 años también se te olvidó decir que tenías otro hijo con alguien más.

—Allá vamos de nuevo con el mismo tema...

Antes de que la discusión se hiciera más grande, opté por describir físicamente a West, quizá así lo recordaría:
—Ojos azules, alto, joven, tez media, vive en las afueras de Boston.

—Lo siento pero el investigador que contraté ya ha cumplido los 40 años de edad y definitivamente no tiene los ojos azules.

Fruncí el ceño.

—Espera —comencé a recordar—, ¿el hombre que contrataste me seguía cuando recién comenzaba a salir con Dereck?

—Creí que era más discreto.

El hombre en traje; ese era él. A quien había visto por la ventana la primera vez que acudí al lugar de las hamburguesas con Dereck, pero mi ex novio creyó que estaba delirando.

Era el mismo varón que simulaba leer el periódico aquel día que pasaba por el parque y creí que me estaban siguiendo.

Resulta que en parte su trabajo era protegerme.

Y quien creí que me protegería, fue quien terminó dañandome.

—A todo esto, ¿quién es West?

Mamá lanzó la cuestión, aunque la misma pregunta resonaba por mi cabeza.

— No tengo la menor idea —respondió.

— Fue quien me salvó, me ayudó a escapar de Dereck. Dereck me secuestró; venía en camino a casa cuando perdí la conciencia y desperté en su habitación, con las manos atadas a una silla y sin poder ver.

Una lágrima se escapó de mi rostro.

La puerta se escuchó, Brooke había llegado:
—¡La mejor boda del mundo es en tres días!

Con eso, la plática se dio por finalizada.

Limpié mis lagrimas con los dedos y escuché a mi papá susurrar algo mientras se ponía de pie para saludar a Brooke:
—Parece que West es un buen chico, después de todo, arriesgó su vida por ti.

N|A.
¡Estoy de regreso!
Espero que sigan disfrutando la historia, pues solo quedan unos pocos capítulos más para concluirla (alrededor de 3). ❤️
P.D. Estaré leyendo sus teorías.