22. Pensamientos y divagues.

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Capítulo 22. Pensamientos y divagues.

Seguí caminando por la acera. Mis ojos probablemente estaban hinchados por las silenciosas lágrimas que había derramado.

¿Por qué tenía que ser tan débil?  ¿Por qué tenía que enamorarme de él? ¿Por qué tenía que quererlo tanto?

Tal vez lo mejor hubiese sido no decirle nada sobre lo que sentía, si no hubiera pronunciado esas dos palabras probablemente seguiríamos en el restaurante tan felices como siempre, disfrutando el momento.

Quizá debí de haber esperado un poco más, buscar que él me lo dijera primero o simplemente, dejar pasar unos meses hasta saber que él sintiera lo mismo, y así finalmente decírselo para ser correspondida.

O puede que nunca lo fuera.

Pero entonces, ¿por qué decía repetidas veces que yo era lo mejor que le había pasado? ¿por qué dijo que me necesitaba?

Una parte de mí quería creer que solo estaba asustado, no sabía cómo reaccionar a un "Te amo", pero también existía otra parte que me pedía que no me hiciera más ilusiones, que él no buscaba una relación a largo plazo conmigo.

Pero si eso fuera cierto, ¿cómo era posible que me pidiera ser su novia? ¿Por qué habría de aceptar conocer a mis padres de una manera formal?

Creo que no soy el tipo de chica con la que uno solo sale por diversión, pues no es lo que yo busco. ¿O sin saberlo me había convertido en una de ellas?

Y no tenía nada de malo, simplemente en realidad me veía a futuro con Dereck, ¿había confundido tanto las cosas?

¿Podría ser esa la razón por la que su mamá no estaba de acuerdo con nuestra relación? Conocía lo suficiente a su hijo como para saber que no buscaba algo a largo plazo conmigo y entonces, solo le estaba quitando el tiempo. No lo sé.

Suspiré pesadamente, tenía que tranquilizarme y evadir todos esos pensamientos de mi mente. Solo me estaba haciendo más daño a mi misma.

Me detuve un momento, mirando con anhelo la pulsera que brillaba en mi muñeca. Dereck conocía muy bien mis gustos.

Unos minutos atrás todo parecía ir tan bien. O quizá tenía puesta una venda en mis ojos que no me permitía ver la realidad.

Miré el celular en busca de algún mensaje o llamada perdida, esperando algún comunicado de él.

Tomé varias respiraciones profundas para tratar de sacarlo de mi cabeza, al menos hasta llegar a casa.

Vi la hora en la pantalla del móvil. Estaba por ser la media noche.

Tras dar un paso, mi celular sonó, avisando que acababan de llegar varios mensajes.

Mamá [11.54pm]. ¿Dónde estás?

Brooke [11:55pm]. Creo que esa cena por seis meses se alargó un poco más de lo que debería...
Quiero todos los detalles.
No te preocupes, le he dicho a mamá que te quedarías a dormir en casa de Jenn.
Siempre supe que Dereck era el indicado para ti.

Auch.

Me dispuse a solo contestar el mensaje de mamá, pero cuando estaba justo por entrar al chat, ella mandó otro recado:

Mamá [11.56pm]. Brooke ya me lo dijo. Debiste decirme antes que te quedarías a dormir con Jenn. Estaba preocupada. Cuídate.

Fruncí el ceño. Al único lugar al que quería ir era a casa.

La luz mercurial iluminó los rostros de dos personas platicando frente a la acera. Era West, y por su actitud, seguramente estaba ligando con alguna chica que acababa de cruzarse en su camino. La proximidad entre ambos iba aumentando y cuando creí que iban a besarse, la mirada de West se depositó en mí. Quizá se había dado cuenta de que los estaba viendo.

Me saludó con una gran sonrisa y un leve asentimiento de cabeza, reacción que bastó para que la joven que lo acompañaba recayera en mi presencia. Avergonazada de interrumpirlos, seguí mi camino a paso rápido.

Solo cinco cuadras más y llegaría a casa.

Me preguntaba porqué la mayor parte de los hombres que conocía se acercaban a las mujeres con el único fin de establecer un contacto físico. ¿Qué ocurría con los verdaderos sentimientos? Aparentemente, solo te lastimaban.

Giré mi cabeza hacia dónde había visto a West y su conquista, quienes sin disturbios, seguían en lo suyo como si nada hubiera pasado. Rodeé los ojos. Se suponía que eso era bueno, entonces, ¿por qué me sentía desde ese modo?

Tal vez tenía celos, pues justo así quería estar con Dereck, pero las ganas habían desaparecido después de lo ocurrido en el restaurante.

Continué con mi camino, avanzando a paso apresurado para llegar a casa antes de lo estipulado.

De repente, sentí que alguien me seguía y, descartando la posibilidad de que fuera el coqueto de West —quien seguía en lo suyo con la chica—, decidí caminar con mayor velocidad, hasta el punto de prácticamente correr.

Estaba por llegar a la cuadra donde estaba mi casa pero, con el corazón latiendo fuertemente, opté por recorrer cuatro cuadras más a la derecha, ya que no quería que la persona que me seguía conociera mi dirección.

Escuché una respiración pesada, estaba segura de que no era la mía, y unos pasos aún detrás de mí. ¿Cuándo dejaría de seguirme? Comenzaba a asustarme.

Imaginé todos los escenarios posibles, desde un asalto hasta pertenecer a la trata de blancas.

Me obligué a calmarme, pero al divagar, mis pies se movieron con rapidez y corrí por varias cuadras hasta el punto de ya no saber dónde estaba, mi único fin era que quien me siguiera me perdiera de vista.

Desbloqueé el celular para hacer una llamada, necesitaba ayuda urgente.

Y, dejando de mirar al frente por a penas un segundo para abrir la agenda de contactos en el teléfono, me topé con una señora de la tercera edad.

—Perdón —le dije.

Apenas la pude observar, su cabello era canoso y su cutis arrugado.

Me forcé a mirar hacia atrás, buscando la silueta del individuo que me perseguía; aparentemente se había ido por otro camino, pero no me podía confiar.

— ¿Gustas probar el nuevo perfume con olor floral? —preguntó la viejita, captando mi atención.

Fruncí el ceño, ¿en realidad promocionaba productos en la madrugada?

Sabiendo que era una extraña propuesta, me negué. No obstante, a la señora no le quedó claro porque cuando estaba por retomar mi camino, sacó de su morral un envase de perfume.

Rápidamente, llamé a la primera persona que se me vino a la mente.

Al instante, miré con sorpresa a la viejita que me rociaba, sin mi consentimiento, el perfume.

Traté de esquivarlo pero, con tan solo dar un paso, me desvanecí.

Cuando abrí los ojos, lo primero que noté fueron mis manos atadas a una silla de madera y una foto conocida en la mesita de noche. ¿Cómo había llegado hasta aquí?

N|A.
Seguir con esta historia y terminarla este año está entre mis planes.

¿Qué piensan del capítulo de hoy?

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