Especial de Halloween y 6K [Alexander x Mike]

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Mike y Alexander habían sido invitados a una fiesta de disfraces; claro, era Halloween y ¿quién no hace una fiesta para beber y divertirse?

La cosa es que a Mike no le terminaba por convencer el disfraz que su novio había elegido para él.

Unas orejas de gato negras, un pantalón negro muy ajustado de cuero, una playera de medio dorso negra, ajustadísima y con un agujero con forma de gatito en el pecho, una colita felpuda y la punta de la nariz pintada de negro junto con unos bigotitos del mismo color.

—No estoy seguro de esto, Alex —comentó algo avergonzado el rubio. El negro se veía perfecto en su pálida piel, sus ojos resaltaban y sus finos cabellos rubios daban el toque. Se veía sumamente mono a los ojos de quien lo viese.

—Tal vez debamos quedarnos aquí —comentó en tono pícaro mientras entraba al baño abrazando al rubio por la cintura.

Alexander se veía extremadamente sexy; llevaba un traje elegante muy ceñido al cuerpo, una capa de lado negra y roja, su cabello elegantemente peinado hacia atrás y unos colmillos falsos que sobresalían de su boca haciendo presión sobre su labio inferior. Unas manchitas rojas caían por las comisuras de sus labios que le hacían ver más peligroso y salvaje.

La idea era ir a la fiesta y pasarla bien, pero cada quien no se la pasaría bien con semejante ser en sus manos.

Alexander giró al muchacho dejándolo frente a su rostro; el sonrojo en el rubio se hizo presente, y como una bestia hambrienta de placer, Alexander se lanzó contra la boca del más bajo. Adentro, su lengua demandante, acariciando cada rincón en la boca del chico, frotando su pelvis contra el contrario, haciendo una excitante fricción entre sus ropas y en aquellas zonas íntimas.

—A-Alex — gimió, separándose, jadeante de la boca que demoraba la suya hacía solo instantes.

—Pareces un gatito asustado —dijo en tono burlón, acariciando la mejilla del "gatito" con una de sus manos. Tomo los muslos del muchacho, alzándolo del suelo para que este enredase sus piernas en las caderas ajenas.

Cargándolo de esta manera a la no muy lejana cama matrimonial. Mientras ambos se besaban con deseo, cuidadosamente Alexander dejó caer de espaldas al muchacho sobre la cama mientras, sin separarse del beso, quitaba la molesta capa que llevaba de adorno el disfraz.

—¿Qué hay de la fiesta? —preguntó, dudoso, Mike, ganándose una risita de parte de Alexander.

—Son apenas las seis —dijo, besando con delicadeza la piel en el pecho del muchacho que dejaba ver ese escote en forma de gatito. —Tenemos mucho tiempo aún —subió al cuello del muchacho, donde dejó unos besos y chupetones, para seguir atacando esos dulces labios color cereza.

—No tienes remedio —dijo el rubio, dejando hacer, dejándose tocar y besar.

Alexander era una especie de mago cuando se trataba de sacar la ropa a prisas.

Mike se hallaba deseoso por ser tomado por su amante, porque sus manos recorrieran su cuerpo haciendo este arder; el rubio se hallaba con solo aquella playera de dorso corto y las orejitas de gato. Su cuerpo ardía en placer mientras veía aquel hermoso y bien formado cuerpo sobre él.

—Estás duro —comentó con su ronca y seductora voz Alexander, mientras frotaba su pelvis en contacto de piel con la ajena, que del cual el dueño solo jadeaba de placer.

—¡Alex! —gimió el muchacho a causa de esa fricción tan placentera. Alexander acercó uno de sus dedos a la boca del rubio y este, como si fuese un gatito, los comenzó a lamer, cosa que encendió aún más la chispa en el interior del de cabello rojo.

Colando uno de sus traviesos dedos en el interior del muchacho, le hizo temblar por el placer. Su dedo comenzó en un suave vaivén antes de colar el segundo dedo, mientras besaba con lujuria esos carnosos y ahora rojizos labios.

—L-Lo... ¡Quiero! —dijo, jadeando de placer, Mike mientras, en un movimiento ágil, invertía posiciones, quedando él sobre el cuerpo de Alexander, con cada una de sus piernas a los costados del pelirrojo.

El sudor que cubría sus cuerpos, el aura de deseo que desprendía de sus cuerpos. Aquella candente imagen sobre y bajo sus miradas.

Con mano firme, Mike tomó el miembro erecto y sediento de placer de su novio y con sumo cuidado lo posicionó en su lugar más íntimo.

Bajando sus caderas con cuidado, respirando acelerada y entrecortadamente, jadeando por el placer.

Las paredes de su interior encajaban tan bien con esa exquisita piel que no le brindaban más que placer, parte de la persona que le ha dado mucho más que felicidad.

—Mike... — jadeó Alexander al sentir cómo su miembro era deleitado por las embestidas. Mike comenzó un ritmo sereno y moderado subiendo y bajando sus caderas, sintiendo cada vez más y más calor en su interior. Cuando, luego de un par de minutos en que sus cuerpos exigían más placer, el rubio comenzó a acelerar el ritmo de sus caderas, aumentando tanto el placer ajeno como el mismo.

La carne caliente y algo húmeda por el pre semen que rozaba la tierna carne de su interior era tan deleitante, tan placentera que sentía que llegaría al orgasmo en cualquier momento.

Alexander tomó con fuerza las caderas de Mike, profundizando las embestidas, logrando tocar aquel punto dulce en su interior, el cual hizo gemir aún más fuerte al rubio de placer.

—¡Alex... —¡Alex! —gemía con desespero mientras sentía que su límite ya estaba siendo alcanzado. Cuando una última estocada tocó aquel punto, en su interior gimió alto, arqueando la espalda mientras manchaba parte de su cuerpo y del pelirrojo con su caliente líquido de placer.

A tal placer, las paredes de su interior se contraían, haciendo más placentero esto para Alexander, para que no pasase mucho antes de correrse en el interior de este.

—Me siento exhausto —comentó Mike, dejándose caer a un lado del pelirrojo, apoyando su cabeza en el pecho de este para escuchar sus rápidos latidos.

—Descansemos un poco antes de la fiesta —dijo este y, en otra respuesta, le besó la frente y se acurrucaron para tomar fuerzas y, quién sabe... tal vez una nueva ronda nocturna luego de la fiesta.

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