Help Me to Run Away Cap 9

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Capítulo 9.

Entré al motel y subí las escaleras, era en el último piso, todo alrededor era un asco total, las paredes llenas de humedad al igual que el techo, manchas de suciedad por todos lados, puertas dañadas, el piso crujía al pasar, definitivamente era un lugar para tipos como Hank y sus clientes. Llegué a la habitación y golpeé la puerta, me abrió un señor alto rubio con unos músculos para morir, al parecer el efecto del alcohol hacía efecto en mí, entré y él sonrió.

-Bien…vengo por el paquete-dije sin rodeos, tal vez si no me hacía la fácil, él preferiría dejarme ir.

-Ohoh detente un momento ahí preciosa, acá el que manda soy yo, por lo tanto te entrego el paquete cuando a mí se me de la gana entendido?-apreté mis dientes y mis puños y asentí, me senté en el piso esperando a que él me diera el paquete,-que haces allí sentada?-me preguntó mientras fruncía el ceño.

-Pues que parece que hago? Espero a que se digne en entregarme el paquete-escupí con rabia mirándolo desafiante, se acercó y me levantó con sus dos brazos,-SUELTEME! Me está haciendo daño-grité al sentir sus dedos clavados en mis brazos.

-Ohoh no cariño, iba a ser más gentil contigo pero tú no estás ayudando así que no tendré compasión, si no estoy mal Hank me prometió que pagaría con una mujer para jugar-el hombre sonrió y me congelé del miedo, quería salir corriendo pero él no me soltaba, la coraza que siempre formaba frente a mí, estaba desapareciendo por el miedo.

-Que quiere de mí?-si al menos me dijera que lo complaciera, aceptaría una simple mamada, y tal vez me iría, obviamente no era algo que quisiera hacer pero era eso o que él me foll*ara.

-Te explicaré, soy un gran jefe en la asociación de tráfico de drogas, trabajó por varias partes del mundo y antes de hacer esto, me dedicaba a jugar con las mujeres, no sé si has oído de lo que es el juego Dominante/Sumisa pero a mí me encanta que me paguen con eso-no entendía de que hablaba o porqué me estaba diciendo esto pero no podía emitir ninguna palabra, su aliento chocaba en mi nariz y empezaba a sudar por los nervios,-tendrás que obedecerme en TODO lo que te diga que hagas entendido?-no quise responder así que rodeé los ojos,-Oh nena, no juegues conmigo porque yo sé jugar mejor, si no me obedeces o vuelves a retarme te castigaré y duro, tanto que no podrás caminar en todo el día de mañana-su mirada era tan escalofriante que me mantenía congelada en mi lugar, sus brazos seguían oprimiéndome  hasta que me soltó y se alejó hacia una esquina de la habitación, sacó unas sogas y unos….unos…látigos? pero que pensaba hacer?.

-Quítate la ropa y hazlo lentamente-me quedé boquiabierta sin saber que decir o que hacer,-no me hagas repetirlo de nuevo o sino te castigaré-gruñó y apretó los dientes, me moví incomoda y empecé a quitarme los zapatos, luego la blusa hasta quedar en brasier, luego desapunté mis pantalones,-hazlo lento, sedúceme, si quieres que acabemos rápido deberás cooperar- seguí bajando mis pantalones lentamente, él me miraba como su presa, no despegaba sus ojos de cada uno de mis movimientos,-oh nena no sabes lo que me haces, te voy a comer por completo-mis piernas temblaron y tuve que mover los pies para hacer que reaccionaran,-bien ahora recuéstate boca arriba sobre la cama-lo hice a paso lento e insegura de mis fuerzas, el alcohol me estaba durmiendo y no estaba consciente de mi alrededor. El hombre se quitó la camisa y los pantalones en un movimiento bastante rápido, luego cogió las sogas y se puso encima de mí, cogió mi mano y la estiró hasta amarrarla contra la cabecera de la cama, luego hizo lo mismo con mi otra mano. Estaba temblando, me sentía expuesta, sola, débil, yo no podía luchar contra él; cogió luego mis pies y los arrastró hacia abajó para que mis brazos se extendieran, amarró cada tobillo a las patas de la cama. Sonrió satisfecho y luego cogió un látigo, era largo y negro, lo pasó por mi vientre y me estremecí, era áspero y raspaba un poco a su paso. Lo levantó en el aire y luego lo bajó con fuerza hasta mi vientre haciéndome gritar del dolor, comencé a forcejear contra las sogas pero estaban muy bien amarradas.

-Déjeme p-por f-favo-or-sollocé tratando de resistir el dolor, él volvió a pegarme pero ahora en las piernas, esto era peor que los azotes de Hank con el cinturón, ese látigo raspaba mi piel.

-Silencio!!! No te pedí que hablaras, si no te callas te amordazaré entendido?-asentí y luego él volvió a pegarme en mi vientre,-ENTENDIDO???-gritó en mi cara.

-S-si…-tartamudeé con la poca energía que tenía lo miraba con mucha rabia deseando que muriera.

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