Realidad soñada

183 19 2
                                    

|P.V Jeff|

La beso de una manera desesperante, llena de deseo y de ternura a la vez; como si nunca quisiera dejarla ir.
El hecho de tenerla debajo mío, en mi cama y casi desnuda, me hace feliz, me dá calma. Siento una mezcla de nervios, excitación, y miedo, pero un miedo bueno, como cuando estas por hacer algo por primera vez, como si estuviera descubriendo un nuevo mundo; así me hace sentir ella.
Tiene una piel tan suave, sus ojos poseen un brillo particular, como seguramente deben tener los míos. Recorrer su cuerpo se volvió mi nueva adicción, y mi perdición a la vez. Los dos sabemos que está mal, pero se siente tan bien que sólo nos dejamos llevar. Haciendo que la cama sea testigo, y cómplice de nuestros sentimientos.
Es la primera vez que nos hicimos uno, que nos apartamos del mundo para ser sólo ella y yo.

Me siento de golpe en la cama, y desearía no haberlo hecho, porque la puntada de dolor que me dió en la cabeza me hizo acostarme de nuevo. ¿Qué fue lo que pasó? ¿Tanto fue lo que tomé?, Dios, necesito una pastilla. O unas diez mejor dicho, hace mucho no tenía tanta resaca.
Me siento despacio, trato de levantarme agarrandome la cabeza como si eso disminuyera el dolor y... ¿Estoy desnudo?, ¿Qué hago desnudo?, primero que nada, ¿Cómo llegué a mi casa? ¿Y por qué estoy todo transpirado?, ay no... Paula. La busco con la mirada, entrando en pánico. ¿Estuve con ella? ¿No fue un sueño? Veo que el otro lado de la cama está un poco más oscuro, lo toco y está mojado. ¿Qué mierda pasó anoche?, levanto la almohada, la huelo y si, definitivamente es el perfume a Paula. Me levanto rápido sin importar el dolor de cabeza, me pongo lo primero que encuentro y reviso el departamento a ver si todavía está acá. Como no la veo por ningún lado, ni respondió las veces que la llamé, me tomo dos pastillas, y me voy al baño dispuesto a bañarme, con la cabeza hecha un quilombo.
Cuando me sumerjo debajo del agua, se me vienen imágenes de la noche anterior, de Pau y mías, ¿Realmente pasó?

Una vez que terminé, me sequé, me vestí y todo eso. Voy a la cocina a hacerme algo, ya que realmente tenía mucha hambre. Abro la heladera sacando el jugo, y cuando me doy vuelta veo un papel en la mesada, lo agarro y leo "Espero que haya dormido bien, le quería avisar que su moto debe estar en la salida del bar todavía, ya que ayer nos trajo Marcos, así que no se preocupe si no la vé." Ay, Dios. Si estuve con ella. Mierda y más mierda. ¿Ahora qué hago?
Ok, no tengo que entrar en pánico, puede ser algo que quede entre ella y yo... carajo, ¿A quién engaño? Apenas me podía contener, ahora se me va a ser más difícil. ¿Debería renunciar?, capaz que debería hacer eso... porque si se llega a descubrir, tendría muchos problemas. Y no sólo legales.
Maldigo el momento por el que la empecé a ver de otra forma, cuando me permití conocerla y que me hiciera sentir algo más.

El sonido del timbre de la puerta principal me hizo salir de mis pensamientos, me levanto y voy hasta el teléfono que comunica con el timbre de abajo, lo levanto con un poco de miedo.

- ¿Hola? 

- Hey, hola borrachín, soy Marcos, ¿Cómo te levantaste?-Me contesta contento, ¿Marcos, qué hace acá?

- Eh, bien, ¿Qué haces acá?-Le contesto un poco seco.

- Ví que tu moto había quedado en el bar, y pensé que estarías medio destruido por todo lo que tomaste anoche, así que pensé en traertelá ya que tenía un tiempito...

- ¿En serio?, que groso, gracias. Pasá y tomamos algo, soy del sexto A.-Le digo más tranquilo, manteniendo el botón apretado para que pueda abrir la puerta, que genio, me ahorró el viaje. Aparte podría preguntarle cosas... Después de esperar unos dos minutos, suena el timbre, cuando abro lo veo sonriendo burlón, agitando mis llaves, se las saco riéndo y lo dejo pasar.- Gracias por traerla hasta acá amigo, enserio. No tenía ni ganas de ir hasta allá, pero, ¿Qué onda, vivís en el bar ese o qué? -Le digo burlándome mientas saco dos latas de cerveza, las abro, le paso una, me vuelvo a sentar en la barra, y le  hago una seña con la mano para que también tome asiento.

-Se sienta riéndo- No hay problema y no, soy hermano del dueño, y trabajo ahí, sólo que anoche ya había terminado mi turno. Tremendo pedo te agarraste, hermano. Decí que te fue a rescatar tu chica.-Niega riéndo y toma de su cerveza. Trago en seco.

- Si... que bueno que pudo, y no me mandó a la mierda.

- La verdad que si, la mayoría de las parejas que veo en esas situaciones, la mina siempre lo termina abandonando ahí, sin importar que le pase, tenés suerte. Se nota que te quiere mucho, sino no lo haría. Salúd por eso.-Levanta su lata sonriéndo, y yo lo imito un poco nervioso, ¿Paula me quiere?- Bueno, gracias por la birra, pero me tengo que ir a trabajar.-Dice levantándose- Sólo quería dejarte tu moto, que por cierto, terrible moto, está buenísima. Y otro día nos vemos, si van allá seguramente nos crucemos.

- Dale, gracias.-Me levanto y lo acompaño hasta la puerta- Nos estamos viéndo entonces.

- Dale, un saludo a la chica tequila, cuidate.-Me saluda y se va. Cierro la puerta y apoyo mi espalda en ella.

- La cagué.-Susurro pensando en voz alta. Y si, estoy jodido. 

El profe de arte (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora