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BB & YG

El corazón le late rítmico a los escalofríos que le recorren nerviosos desde el alma hasta el cuerpo. Los escucha palpitar en sus oídos y se siente como la sinfonía acompañante al inminente algo que han sido sus palabras. Yugyeom no separa el contacto entre sus ojos, el plata refulge brillantemente; el color de la media luna y el cabello de BamBam. Se aparta unos pasos y tragá forzosamente el nudo en su garganta.

Si su lobo estuviera despierto lo sentiría correr por todo su cuerpo, y aunque no lo está, supone que la adrenalina y todas las sensaciones acumuladas bajo su piel son similares.

Yugyeom corta la distancia anteriormente puesta y se para frente a él. Por primera vez, realmente no sabe, ni tiene idea, de lo que sea que el Alfa esté pensando. Todo es un riesgo con consecuencias inciertas. Por primera vez, en mucho tiempo, BamBam no sabe qué hacer y es inseguro. Por una vez, no tiene el control.

Yugyeom da otro paso, y él se aparta apresuradamente, da pasos ciegos hasta que su espalda choca con una superficie, sus manos tocan la madera con pánico y respira aceleradamente.

Oh, mierda, tiene tanto miedo.

Bam quiere ser un cobarde y huir muy lejos, huir de Yugyeom, de sus sentimientos y de los dolorosos casi cuatro años que carga sobre su espalda.

Si tan sólo no hubiese dicho nada.

Y Yugyeom nisiquiera ha soltado una palabra.

Las lágrimas se acumulan en sus orbes oscuros, sin salir, pero mostrando el tortuoso camino de cosas guardadas y no dichas.

El pelinegro corta la distancia entre ellos en un movimiento ligero que el cúmulo de lágrimas no le permitió ver, todo es una neblina borrosa inundada del aroma de Yugyeom. Piña. Casi como su maldita fruta del pecado.

—Lo escuché —jadeó Yugyeom y apoyó su frente el hombro del peliblanco—. Oh, diablos, realmente lo escuché. ¿Lo dijiste? ¿No estoy loco?

Bam se encontraba incapaz de hablar, probablemente si lo hiciera su voz saldría quebrada y sus lágrimas caerían. Dejó salir un sonido ahogado como un asentimiento.

—Soy tan idiota —murmuró Yugyeom en un risa ahogada—. Tan, tan idiota.

—Demasiado —contestó con la voz estrangulada.

—¿Có...como diablos puedo gustarte? —cuestionó con la voz ahogada en incredulidad.  

—Cállate —gimoteó, las pequeñas lágrimas cayeron  y las limpió con sus manos temblorosas.

—¡No llores! ¿Por qué lloras?

Yugyeom se apresuró a tomar el rostro sonrosado de Bam y a limpiar sus lágrimas con sus pulgares. Bam gimoteó más alto, tenía demasiado miedo. Apretó las muñecas del pelinegro fuertemente.

—¿Es así de malo? ¿Por qué lloras? —su voz era un murmullo suave y preocupado.

Era imposible no amar el distraído corazón compasivo del pelinegro.

Bam inhaló hondo y suspiró repetidas veces para calmarse. —"¿Es así de malo?" dices. No sabes cuanto. Es... diablos, te detesto... y eso es una mentira horrible. Son años y años en los que no he sido más que tu estúpido mejor amigo. Mejor amigo, como odio esa mierda. Ni siquiera me ves como un maldito hombre, soy sólo tu puto mejor amigo. Me siento un estúpido. Me siento un estúpido por quererte. Y ni siquiera reaccionas a nada ¡Y lo he intentado, claro que lo he hecho! Pero es que, ugh, Yugyeom, ugh. Claro que me gustas.

—Lo siento —se disculpó y acarició sus mejillas con delicadeza.

"El rechazo era inminente, ¿no?" pensó con desconsuelo. Sus ojos ardían. Su pecho se apretaba y rompía en movimientos sordos. Y sólo quería que el idiota parado frente a él lo console. Era un rechazo claro después de todo. Tal vez nunca hubo esperanza.

Oh, shit! I'm an Omega [2Jae] ||ABANDONADO||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora