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YJ

Los días tenían un flujo de tiempo extraño para Youngjae; las mañanas eran eternamente largas y aburridas; las tardes caían lentamente, le eran espesas y las noches no le daban para nada. El tiempo fluía extraño. A veces sintiéndose eterno y otras demasiado corto. Su madre seguía apagada y tenue, con la expresión calmada siempre, en ocasiones sonriendo débilmente. Recientemente la veía sólo en las mañanas, su madre se iba muy temprano y volvía tarde. A Youngjae le molestara qué se estuviese enterrando en el trabajo, porque estaba desgastándose por nada.

—Llega tarde —le riñó una vez.

Rea sólo le dedicó una mirada por unos pocos segundos. —Buenas noches.

Le murmuró, pasándolo de largo, arrastrando los pies y con ojeras oscuras marcándole los pómulos. Youngjae gruñó y pataleó infantilmente, apretando los dientes. Sabía que por más que estuviera tras ella, si la terca Alfa no colaboraría... Ésta es una situación por la qué pasa habitualmente, debería acostumbrarse, pero no puede simplemente dejar a su madre al sol y al viento a que se descuide.

Lleno de ansiedad, se pasea a las afueras del gran edificio en el que su madre trabaja. Pensando que al final si era una mala idea, no sabía qué hacer ahora. Tenía vergüenza de entrar y hablar con la señorita en la recepción, o el simple hecho del lugar tan serio y atestado de adultos lo intimida. Con pasos pequeños y tímidos, se dirige al escritorio donde la bonita señorita tararea y repiquetea sus delicadas uñas.

—Así qué eres el hijo de la señora Rea —la recepcionista tiene una sonrisa amable y carismática—. No se parecen nada, para ser sincera —una risa de cortesía acompaña su comentario y Youngjae no tiene más que acompañarla por educación.

La recepcionista lo retiene otro incomodo minuto, hasta que al fin lo deja irse para buscar a su madre. Toca la puerta un par de veces, inconsciente hace el típico tamborileo que siempre usa para entrar a la habitación de su madre. Escucha suavemente el permiso y abre la puerta.

—Traje comida y café, también voy a quedarme aquí para hacerla volver temprano.

Rea elevó las cejas, con una mirada incrédula. Youngjae se sentó frente a ella y le sonrió con confianza. Enredo sus dedos con un porte decidido y Rea sólo lo aceptó con un encogimiento de hombros.

YG

En un tic nervioso mueve una pierna insistente, temblando de anhelo y emanando ansiedad. Tenía los alrededores de las cutículas de las manos destrozadas por pasarse mordisqueando, su labio sufría lo mismo.

—¿Cuando voy a poder verte? —preguntó, sonando cómo un lamentable ruego.

—Own, qué lindo te escuchas. —Podía imaginarse su sonrisa al decir aquello. Yugyeom soltó un quejido desde la garganta—. Llorón. Pronto.

—Detesto con mi alma tus jodidos "prontos" —gruñó. La frustración baña sus palabras. Ya no le importa sonar desesperado.

—Voy a alargar mis jodidos prontos si seguís así —le amenazó, y Yugyeom sabía que iba muy enserio, porque por mucho que Bam también quisiera verlo, era capaz.

—¡Bam! —lloriquea.

BamBam ríe ligeramente, enternecido, con el lado infantil y adorable que Yugyeom deja salir en esos momentos. Y el pecho se le llena de un sentimiento de posesividad y satisfacción porque sabe que Yugyeom únicamente se comporta así para él.

—Sólo espera un día más, Yugy —le pide suavemente, amortiguando su voz, volviéndola dulce.

Yugyeom suspira rendido. Degusta la voz de su Omega. Puede aguantar un día más. Sólo un día, sólo un día, se repite. Su lobo se remueve impaciente.

Oh, shit! I'm an Omega [2Jae] ||ABANDONADO||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora