london eye.

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Una semana exactamente ha pasado desde que Miranda y yo fuimos a elegir los vestidos, luego de eso, no sé nada de ella ni de sus cercanos.

Tampoco he salido a conocer Londres porque simplemente no me gusta pasear sola, es loco pues no soy muy buena haciendo amigos. Como desearía que Noah estuviera aquí.

Salgo de la cama con la única intención de buscar algo de comer y posteriormente volver a la cama, pero mis deseos se ven interrumpidos por golpes en la puerta.

Trato de arreglar un poco más ni aspecto antes de abrir, estiro mi ropa y me arreglo un poco el cabello antes de ponerme los anteojos y abrir encontrándome con Miranda.

—Buenos días –entra estampándome un beso en la mejilla que hace caer un poco mis anteojos a través del puente de mi nariz. Entra directamente hacia la sala de estar seguida de otra chica de cabello castaño y ojos oscuros.

—Soy Chelsea, mejor amiga de Miranda–saluda esta mirándome de pies a cabeza y luego repite la misma acción de Miranda exceptuando el beso, me reacomodo los anteojos y cierro la puerta para ir a la sala de estar.

—Wow, nunca había estado aquí –Miranda mira el apartamento de esquina a esquina mientras su mejor amiga toquetea todo lo que ve.

—¿Qué haces aquí? –pregunto algo confundida y me cruzo de brazos tratando de cubrir mi busto debido a que estoy sin corpiño.

—No he sabido de ti en días y me preocupé –continúa contemplando el entorno y veo que Chelsea toma una figura de cristal, me acerco a ella para que no vaya a romperla y se la quito de las manos con delicadeza.

—Te agradecería que no tocarás nada –trato de no ser desagradable y ella rueda sus ojos para luego sentarse junto a Miranda en el sofá.

—Tampoco es para tanto –comenta Miranda—. Ni que fuera tu apartamento.

—Ese es exactamente el motivo por el que me preocupo, porque me siento responsable de este lugar –explico devolviendo la figurilla de cristal a su lugar.

—Se me había olvidado lo aburrida que eres –dice entre dientes de seguro esperando que yo no escuchara, pero lo hice—. En fin, ¿quieres ir a dar una vuelta? –pregunta sin mucho entusiasmo—. Harry se preguntaba porqué no habíamos sabido de ti y me pidió que pasará tiempo contigo.

—Muy considerado de su parte –respondo con sarcasmo frente a su revelación, él sabe perfectamente como me siento cerca de Miranda. Idiota—. Pero no –vuelvo a cruzarme de brazos protegiendo y escondiendo mis pechos—. Estoy esperando una llamada importante.

—Entonces creo que será mejor que nos vayamos, no queremos interferir aquí –dice Chelsea a Miranda quien comienza a enviarse mensaje con alguien antes de devolver la mirada hacia mí.

—De acuerdo –ambas se levantan del sofá—. Después no digas que no quiero pasar tiempo contigo.

—No te preocupes –le doy una sonrisa que más bien se siente como una mueca—. Estaré bien.

—De acuerdo –me lanza un beso con la mano antes de irse junto a Chelsea.

Luego de que se van, vuelvo a la habitación y me lanzo a la cama mirando hacia el exterior, desde aquí veo el London Eye y siento deseos de verlo desde otra perspectiva.

Rápidamente me cambio de ropa, el día está frío por lo que me preocupo de estar bien abrigada y así poder aprovechar al máximo mi día.

Un abrigo es lo único que me faltó empacar, a veces soy muy despistada o tal vez  fue porque mi emoción por venir a Londres era nula.

Por primera vez esta semana echo un vistazo en el armario de Gemma, la hermana de Harry de la cual descubrí el nombre debido a los diversos diplomas con su nombre alrededor del apartamento.

Me siento como una intrusa, pero no quiero enfermarme a semanas de la boda de Miranda, aunque tampoco sería tan terrible si lo pienso bien.

Decido sacar ese pensamiento de mi cabeza antes de tomar un abrigo de color rojo vino, cierro las puertas del armario con cuidado y termino de arreglarme, sin dejar de lado mis anteojos.

Me miro rápidamente en el espejo, me preocupo de que mi bufanda esté bien puesta y luego pongo en los bolsillos del abrigo mi billetera, las llaves de la casa y mi teléfono lista para salir a pasear por Londres a solas.

Al llegar a la avenida, tomo un taxi en dirección a London Eye donde planeo iniciar mi viaje exploratorio por la bella arquitectura de la ciudad.

Si soy sincera, me gustaría recorrer Londres con alguien más pero no alguien como Miranda que se detendría en los detalles más estúpidos y no es la clase de compañía que busco, quiero alguien que conecte conmigo de otra manera, que le gusten los detalles pequeños e insignificantes y que le parezcan lo más asombroso en el mundo entero.

Mientras veo por la ventana quedo completamente enamorada de una librería.

—¿Podría dejarme aquí? –en ningún momento mis ojos abandonan la entrada de aquel lugar repleto de libros cuando el chofer estaciona junto a la acera, pago rápidamente y desciendo.

Inicialmente el plan era conocer el London Eye, pero eso puede esperar, los libros también pero quiero ver una librería al más puro estilo de Londres, no han de ser muy diferentes de las que hay en Manchester, pero aún así el hecho de estar en Londres le da otro toque.

Al entrar, percibo inmediatamente el olor del plástico de algunas cajas y veo que hay más que gente de la que esperaría en el interior, camino frente a unas estanterías y me permito tocar las cubierta, hay libros totalmente nuevos y otros que deberían estar en anticuarios, en el fondo de aquel estante veo que hay discos de vinilo y sin dudarlo voy a echar un vistazo.

De niña solía tener un toca discos que pertenecía a mi abuela, recuerdo tocar los diferentes discos que habían en mi casa una y otra vez, hasta que un día se descompuso, le pedí a mis padres que lo enviaran a reparar, pero eso no fue posible pues no había mucho dinero por ese entonces y no quise insistir. Luego de eso mi padre falleció y me apoderé de la gran cantidad de cassettes que tenía en su despacho y me dediqué a escucharlos todos y cada uno tratando de recordarlo y no olvidarme de su voz al tararear cada una de esas canciones.

Junto a los discos de vinilo, veo que hay muchos cassettes, muchos más de lo que mi padre solía poseer y uno llama mi atención, el siempre habló de un cassette de Stevie Wonder que perdió en casa y que quería recuperar, pero nunca pudo hacerlo y talvez esta es mi oportunidad de hacerlo en su memoria.

Dirijo mi mano hacia él para tomarlo, sintiendo involuntariamente el toque frío de otra mano, mis mejillas al instante se tornan rojas y levanto la vista sorprendiéndome.

in love with someone else ; harry styles ✔✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora