in love with someone else ; harry styles ✔✔

última noche.

¿Estoy dispuesta? Es decir, ni siquiera debería negarme. Es lo que quiero y si él me lo está pidiendo, claramente debería conceder aquella condición. 

—¿Lo prometes? –lo miro nerviosa.

—Claro –asiente y sin pensarlo me acerco para unir mis labios a los suyos, no sé si soy buena besando, pero tengo claro que él besa como nadie, sus labios son calidos y suaves que me duele el pecho pensar en que después de esta noche no volveré a besarlo—. ¿Realmente quieres que dejemos esto? –susurra cuando he separado mis labios de él.

—No quieres arruinar el momento ¿O sí? –me alejo y lo veo negar con la cabeza antes de darme un corto beso en los labios y sonreír.

—Tengo algo para ti –alzo mis cejas sorprendida—. Espero que te guste y que lo conserves el mayor tiempo posible.

—No tenías que traerme un regalo –me siento un poco ansiosa y desconcertada.

—La verdad es que fue improvisado, me lo dieron y pensé en llevarlo a casa pero Miranda me mataría así que...–abrió su chaqueta y me mostró a un pequeño gatito blanco con manchas negras en su cabeza y sus patas, no pude evitar sonreír—. Te lo traje porque sé que vas a amarlo.

—¡Por Dios! –chillo tomando el gatito entre mis manos y lo abrazo contra mi pecho—. Es muy pequeño.

—Así es –lo acaricia con uno de sus dedos mientras el pequeño llora—. No tiene nombre.

—Oh –observo un momento al gatito—. Soy pésima escogiendo nombres.

—No te creo –pasa su brazo por detrás de mí y me obliga a apoyarme contra su pecho mientras observo al gatito.

—Es cierto –beso la cabeza del gatito y vuelvo a ponerlo sobre mi pecho.

—¿Y cómo vas a nombrarlo? –pregunta mientras presiona sus labios contra mi frente.

—Esperaba que tú lo hicieras –esta vez alzo la mirada y me sonrojo al instante al ver sus ojos sobre mí.

—Me encanta cuando usas anteojos –sonríe dándome una perfecta perspectiva de sus hoyuelos—. Pero me gusta ver tus ojos sin ellos –me quita los anteojos y los deja a un lado—. Mucho mejor –me río y oculto mi rostro en su cuello.

—Piensa en un nombre –digo y él se pone a reír—. ¿De que te ríes?

—Tu respiración me hace cosquillas –su voz profunda envía corrientes a mi espina dorsal.

—Lo siento –me alejo un poco y dejo al gatito sobre mis piernas, comienza a jugar con mi bufanda robándome más de una sonrisa.

—¿Qué te parece Stevie? –acaricia al gatito quien al instante intenta comerse la mano de Harry.

—¿Stevie?¿Como Stevie Wonder? –asiente mientras continúa jugando con mi regalo—. De acuerdo –cargo al pequeño en mis manos y lo dejo a la altura de mis ojos—. Se llamará Stevie.

—Espero que cuides bien de él, me gustará saber qué tienes algo de mí contigo –sonríe con algo de melancolía—. Además de mi corazón, claro.

—Ya verás con el tiempo que esta es la mejor decisión –dejo al gatito sobre la alfombra y apoyo mi cabeza en su hombro para aferrarme a él quien al instante me rodea con ambos brazos.

—Me cuesta trabajo creer eso –suspira—. Pero será mejor olvidarlo y que disfrutemos lo que nos queda de tiempo juntos.

—¿Qué quieres hacer? –me alejo de él para mirarlo mejor.

—Lo que sea pero contigo –dice robándome una sonrisa y un beso de manera posterior cuando me suena el estómago—. Creo que alguien tiene hambre.

—Bastante, no como hace horas –admito apartando la mirada.

—¿Por qué? –frunce el ceño.

—No quieres saber –niego con la cabeza algo avergonzada.

—¿Fue por mí? –pregunta y me sonrojo sin ser capaz de responder—. ¿En serio fue por mí? –asiento levemente y me estampa sus labios con fuerza en la boca—. Por eso te amo, Alice.

—No tienes idea de lo que dices –me aparto de él y me aseguro de que Stevie esté bien antes de ir a la cocina.

—No es que me sienta orgulloso de que no hayas comido –explica divertido siguiendo mi paso a la cocina—. Pero eso dice mucho de lo que sientes por mí.

—No tienes idea –suspiro y abro el refrigerador, el cual días antes fue llenado gracias a la ayuda de Zayn—. ¿Quieres algo de comer?

—¿Estás en el menú? –pregunta apoyado sobre el mesón con una sonrisa en los labios.

—Eres un tonto ¿Sabías? –arqueo una ceja y devuelvo mi ojos al refrigerador.

—Y aún así dejaste de comer a causa mía –dice con satisfacción.

—Créeme que será la única y la última vez –saco un trozo de pizza del refrigerador para luego meterlo en el microondas.

—Lo dudo –siento sus manos sobre mí cintura y me voltea para ponerme entre su cuerpo y el refrigerador para besarme y acariciar mi cintura provocando sensaciones que no tenía idea que existían.

¿Por qué me siento tan satisfecha si esto está tan mal?

—Maldita sea, Stevie –Harry gruñe dejando de besarme pero si alejarse en lo más mínimo y miramos hacia sus pies encontrándonos con el pequeño gatito escalando por sus piernas enterrando sus garras y no puedo evitar reír.

—Ese es mi hijo –digo antes de besar la mejillas de Harry y alejarme de él para tomar mi trozo de pizza del microondas—. ¿Seguro que no quieres nada?

—Eres todo lo que quiero –carga al gato y me sonríe—. ¿Por qué querría algo más?

—No lo sé –me encojo de hombros y le doy una mascada a mi pizza—. Curiosidad.

—Ven, vamos –me toma de la mano y vamos hasta la habitación, se sienta en la cama a jugar con Stevie mientras termino de comer mi trozo de pizza, lo observo detenidamente y esto es mejor que cualquiera de los sueños que de tenido con él, ni siquiera recordaba que era tan lindo.

—¿Ya terminaste? –pregunta levantando la vista al momento en que como el último bocado y asiento—. Entonces ven aquí –se recuesta sobre la cama, con Stevie sobre su abdomen y sus brazos esperando por mí.

—¿Por qué me haces esto? –pregunto recostándome junto a él pasando mí brazo a lo largo de su cuerpo y una de mis piernas sobre la suya.

—Yo no hago nada –acaricia mi espalda mientras mira el cielo—. Tú eres la que hace las cosas difíciles.

—No otra vez, por favor –cierro mis ojos con fuerza y fortalezco mi agarre sobre él cuando las luces de la ciudad comienza a encenderse y el sol se enconde dejando la habitación a oscuras casi por completo.

—Dime una cosa –la voz de Harry suena tranquila mientras continúa acariciándome.

—Claro.

—¿Me amas?

—Mucho –admito y él besa mí frente, para luego dejar a Stevie en el suelo y voltear para abrazarme por completo.

—Espero que no amanezca nunca y que te quedes por siempre en mis brazos.

—También lo espero –admito antes de ocultar mi rostro en su cuello—. Descansa, Harry.

—Descansa, amor.