in love with someone else ; harry styles ✔✔

dile que la quiero.

Harry

Estos dos días sin Alice han sido extraños, antes podría vivir perfectamente sin ella...¿Por qué ahora siento que apenas puedo mantenerme en pie? Incluso en mi propio hogar me siento incómodo y como no hacerlo si Miranda está aquí recordándome que gracias a ella traje a Alice a mi vida aunque no salió como esperaba.

La noche anterior me metí a la cama apenas llegué, gracias al cielo Miranda estaba dormida, ella está como loca afinando los últimos detalles de la boda lo que debe de tenerla exhausta.

Intenté dormir pero no podía sacarme de la mente el hecho de que Alice de había ido y sentí un nudo en la garganta cuando Miranda se acurrucó junto a mí.

Ella solía ser todo para mí, no necesitaba nada más en el mundo porque ella me daba todo y ahora simplemente está siendo mi consuelo sin siquiera saberlo. Eres un completo idiota y desgraciado, Harry.

Rodeé su cuerpo con mi brazo y me dormí luego de un momento, no fue placentero si se me permite ser sincero, tuve pesadillas sobre perder a Alice y a Miranda al mismo tiempo.

—Harry...–escucho un susurro—. Cariño, despierta.

—¿Qué hora es? –pregunte sin siquiera abrir mis ojos.

—las 9.30 –me alarmé pues a las debía estar en el trabajo a las 9—. Tu alarma no sonó.

—No te preocupes –salgo de la cama rápido—. ¿Puedes buscar mi ropa y dejarla sobre la cama?

—Por supuesto –dice antes de que me encierre en el baño y me de una rápida ducha, estoy tan desconcentrado que ni siquiera recordé encender mi alarma.

Al acabar me enrollé una toalla alrededor de las caderas y con otra sequé un poco mi cabello antes de volver a mi habitación, Miranda esperaba sentada a un lado de la cama junto a mi ropa y sonrío al verme salir.

Rápidamente sequé mi cuerpo y comencé a vestirme sin prestarle mucha atención, estaba atrasado y la verdad es que no me siento bien mirándola luego de lo que hice.

—¿Estás bien? –pregunta llamando mi atención cuando comencé a abrocharse la camisa.

—Sí –luego de abrocharla paso a meterla dentro de mi pantalón—. ¿Por qué lo preguntas?

—Te estás comportando extraño –se mete en la cama y me mira mientras continúo vistiéndome—. ¿Dónde estuviste ayer?

—Estuve con Louis y Eleanor –esta vez me siento en el borde de la cama para ponerme los zapatos—. Eleanor estaba triste y Louis me pidió que les hiciera compañía.

—Pobrecita –comenta y sé que en realidad no está interesada—. ¿Por qué está triste?

—Porque Alice se fue –digo sin siquiera pensar en las consecuencias que esto podría traer, me refiero a que no debí traer el tema a colación pues me afecta y temo que ella se de cuenta—. Por eso está triste.

—¿Y tú cómo estás? –no me sorprende que ya se haya dado cuenta.

—¿Yo? Bien, como siempre –desearía que fuera cierto—. No conocí a Alice realmente.

—Parecía que te agradaba mucho –esta vez volteo a verla mientras me pongo la chaqueta.

—Sí me agradaba, pero fue poco lo que compartí con ella –me arreglo el cuello de la camisa mientras la observo—. No hablaba mucho para ser sincero.

—Me molesta que se haya ido sin motivos –suspira.

—¿Cómo sabes que fue sin motivos?

—No lo sé, solo estoy especulando –gruñe—. Realmente quería que ella estuviera aquí...

—Yo también –digo rápido y ella me mira extrañada—. Quiero verte feliz.

—Ya no importa, creo que será lo mejor –vuelve a suspirar y me quedo ahí un momento viéndola—. Vas a llegar tarde.

—Lo siento –sacudo un poco mi cabeza y camino hasta el tocador de Miranda para arreglar mi cabello ponerme un poco de perfume antes de acercarme a ella y besar su frente—. Que tengas un buen día.

—Tú también –me sonríe antes de que comience mi camino hacia la salida—. Te amo.

—Y yo a ti –cierro la puerta detrás de mí.

...

He pasado todo el maldito día frente a mi escritorio sin hacer nada, a mi padre se le ocurrió la brillante idea de pasarle todo mi trabajo a Louis y Zayn para que yo esté relajado antes de la boda, si tan solo supiera que estoy lleno de estrés a causa de ello.

He navegado por mi correo electrónico, una y otra vez solo para hacer algo pero ya he leído un montón de mails que había ignorado por tanto tiempo y encuentro una de las primeras fotos que Miranda y yo nos tomamos juntos, éramos unos niños cuando todo pasó y ahora estamos a días de casarnos. Esto es una locura.

Cierro mi computadora de un golpe y apoyo mi cabeza en el respaldo de mi silla giratoria cerrando los ojos y tratando de disminuir la frustración que siento cuando las  notificaciones de mi teléfono suenan y rápidamente lo tomo.

Alice está disponible.

E. x

Claro, el día de ayer el teléfono de Alice estuvo apagado todo el día y hoy por fin había recuperado su conexión con el mundo real.

Muchas gracias.

H. x

Ya era tarde, debía estar de camino a casa pero en este momento tengo sólo una intención y es poder escuchar unos segundos la voz de Alice.

Marco a su número y suena tres veces antes de que la llamada sea contestada.

—¿Hola? –la voz de un niño me sorprende.

—Hm...–me aclaro la garganta—. Hola. ¿Con quién hablo?

—Soy Luke –responde el pequeño.

—¿Es este el teléfono de Alice Clark? –mi ceño se frunce.

—Sí, es el teléfono de mi tía Alice.

—¿Con quién hablas, Luke? –escucho su voz y por la molestia que hay en ella decido darle más tiempo antes de volver a hablar con ella, como dije solo quería por su voz.

—Luke, dile a tu tía que la quiero.

—¿Qué? –se escucha un alboroto y el pequeño ríe lo que me lleva a especular que está corriendo para no darle el teléfono a su tía.

—Dile que la quiero –repito, espero a que el niño repita lo que he dicho y luego la llamada es terminada.

De seguro Alice fue quien lo hizo, al menos recibió mi mensaje para bien o para mal.