una taza de café.

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De todos los lugares en todo Londres, en el lugar en el que menos hubiese esperado encontrarme con él es una librería.

—Oh, Alice –habla Harry tan sorprendido como yo—. No esperaba encontrarte aquí.

—Ni yo a ti –admito tratando de bajar la temperatura de mis mejillas.

—¿Miranda está aquí? –pregunta con el ceño fruncido, pero no en señal de molestia sino más bien de confusión y niego con la cabeza—. Era demasiado bueno para ser verdad –me encojo de hombros desinteresada y devuelvo mi mirada a la cinta para tomarla en mis manos y echarle un vistazo—. Tienes buen gusto musical.

—Gracias –digo sin prestar mucha atención y siento como su hombro se conecta con el mío haciéndome dar un respingo y dejo caer la cinta de mis manos, pero afortunadamente él alcanza a tomarla—. Lo siento.

—No te preocupes –se detiene a mirarla y esta vez me alejo un poco de él para ver si encuentro otra copia para verla detenidamente—. No te molestes en buscar otra copia, es el único en esta tienda y creo que es el único en todo Londres –continúa mirándola—. ¿Vas a comprarlo?

—Eso depende –me encojo de hombro algo incómoda.

No tengo idea de cual es el precio de aquella cinta y la quiero, pero al ser tan exclusiva probablemente cuesta más de lo que puedo permitirme gastar.

—¿De qué? –Harry me mira un momento.

—De cuanto desees tener aquella cinta –le doy una sonrisa tratando de ocultar mi incomodidad y frustración.

—Llevo años buscándola y por fin la encontré –sonríe ampliamente y por primera vez me doy cuenta de que sus ojos verde esmeralda brillan y que sus mejillas poseen dos hoyuelos que se roban mi atención por un momento.

—E-entonces creo que es tuyo –decido apartar mi mirada de él.

—Cuando quieras puedo prestártelo –deja una de sus manos sobre mi hombro y me incómodo como ya es costumbre—. Okay, ya entendí que no te gusta el contacto físico y no volveré a tocarte.

—De acuerdo –asiento y meto las manos en los bolsillos del abrigo.

—Por cierto, me gusta ese abrigo –sonríe mirando la prenda de ropa.

—Es de tu hermana...–siento como mis mejillas comienzan a aumentar de temperatura otra vez.

—Lo sé, yo lo elegí –se encoge de hombros.

—Espero que no te moleste que lo haya utilizado.

—No te preocupes, Gemma tampoco lo utiliza mucho de todos modos –hace una mueca de desagrado que me hace soltar una leve carcajada.

—Lo siento, yo no quise...–comienzo a decir antes de que piense que soy una chica burlesca y malintencionada.

—¿Por que siempre estás disculpándote por todo? –deja caer los brazos a sus costados con frustración.

—Yo...no lo sé –admito algo sorprendida.

—Deja de hacerlo –me toma del hombro y me hace voltear para acompañarlo a pagar su nueva adquisición, me siento extraña al principio pero termino por hacerlo.

Continúo con las manos en los bolsillos y lo veo interactuar con la chica que está en la caja, él luce muy amable, simpático y cercano a la gente de todo tipo, no es como Miranda que necesita de etiquetas para relacionarse con la gente. Yo fui la única excepción a su regla, cuando ella era presidenta de clase y una de las mejores porristas de la escuela, yo simplemente era nadie y ella aún así era “mi amiga”.

—Muy bien, creo que ya está –Harry vuelve y se me queda viendo un momento—. ¿En que piensas?

—En nada –miento y miro hacia afuera, el viento corre de forma salvaje y las nubes amenazan con soltar gotas de agua.

—¿Quieres ir por un café? –pregunta provocando que toda mi atención se centre en él algo confundida por su pregunta.

—¿Qué? –pregunto casi como un chillido y me siento estúpida al ser tan rara.

—Quedé de juntarme con unos amigos en unas horas y hasta entonces estaré solo –se encoge de hombros—. Y por lo que veo, fuiste abandonada por Miranda una vez más, lo que te deja libre para tomar un café.

—Tenía planes –admito—. Quería conocer el London Eye.

—Es un pésimo día para visitar el London Eye, deberías ir luego de que pase la lluvia –sugiere y lo tomo más bien como una excusa.

—No lo sé...

—Si no quieres no importa, de cualquier modo...–su oración se ve interrumpida por un relámpago seguido de un trueno que me hace dar un salto que me acerca un poco a Harry.

Temer a los relámpagos y los truenos no es algo que me haga orgullosa.

—Creo que...sí iré contigo –comento volviendo a tonar mi lugar alejándome del chico y este asiente.

—Será mejor que vayamos rápido a la cafetería... –abre la puerta para mí y salgo siendo seguida por él —. O ¡Un relámpago va a quemarte la cabeza! –me asusta y le doy un golpe en el brazo antes de que sepa que estoy haciendo—. ¡Maldición, eso dolió!

Me disculparía, pero no quiero hacerlo. Él se lo buscó.

—Ven, es aquí –me tira del brazo al interior de una cafetería bastante sofisticada, parecido a nada que haya visto antes y me gusta—. ¿Qué se te ofrece?

—Un latte puede ser.

—Te sugiero un expresso macchiatto –dice mirando en la carta que hay sobre la barra frente a nosotros—. Te aseguro que va a encantarte.

—Prefiero que no...

—Entonces además de odiar el contacto cuerpo a cuerpo, odias experimentar cosas nuevas o probar nuevos sabores –comenta sin mirarme pero frunciendo el ceño—. Eres un caso.

—Eso no debería importarte –también hago fruncir el ceño.

—Y no lo hace, solo es un comentario –levanta una ceja y me da un rápido vistazo antes de que le tomen la orden—. Dos expresso macchiatto a la mesa de siempre.

—Te dije que no quería –me molesto un poco.

—Si no te gusta, yo mismo te preparé un latte –rueda sus ojos.

—Y luego el caso soy yo –digo con sarcasmo y este pasa junto a mí directo hacia una mesa en el fondo que da hacia la ventana, le sigo intentando contener mis ganas de estrangular su largo y desnudo cuello.

in love with someone else ; harry styles ✔✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora