El Doctor Beristaín, médico reconocido en la Isla de Barbados, hacía una visita de trabajo en la Mansión Gastrell. Muy temprano en la mañana, uno de los empleados había llegado con un mensaje de Máximo Gastrell, pidiéndole que revisara a su hija que repentinamente había caído enferma. La joven Constanza ardía en fiebre y no podía levantarse de su cama. El hombre le revisaba el pulso mientras ella seguía dormida. Guillermina la nana de la chica se mantenía a su lado en todo momento, en espera del diagnóstico.
—Su pulso se mantiene débil, pero es por la fiebre. Aunque tiene algo de toz, los pulmones se escuchan bien. El cambio de clima debió ocasionar el resfrío. —declaró el Doctor.
—¿Se va a poner bien? —preguntó la nana angustiada.
—Sí. Puede que tarde unos días, debe mantenerse en cama, que beba los remedios que le deje, en la mañana y en la noche. Si nota que su estado empeora, avísenme cuanto antes.
—Claro, Doctor.
El hombre se retiró, dejando a la nana y a la chica, solas. La pobre anciana miraba a Constanza, la joven sudaba por la fiebre y su tono de piel era mucho más pálido que el de costumbre.
—Na... ¿Nana? —pronunció la enferma, su voz era débil y ronca.
—Aquí estoy, Constanza. ¿Necesitas algo? —la nana le decía en una voz tierna y compasiva.
—Me siento mal, nana.
—Lo sé, mi cielo. El Droctor Beristaín ya vino a verte. Te pondrás bien muy pronto.
—No nana... Estoy muy triste... —reveló con lágrimas en los ojos.
—Mejor descansa, mañana te sentirás mejor. Iré a la cocina a traerte algo. No tardo. —dijo y salió de la habitación.
Constanza a duras penas pudo ponerse de pie. Abrió el baúl en donde guardaba parte de su ropa y se ahí sacó la camisa de lino viejo que Jack había olvidado la noche que paso con ella, cerró el arcón y volvió a la cama, abrazando la prensa e inhalando el aroma que aún después de lavada, preservaba. Tenía que hablar con él y hacerle entender. A largo de su vida, había sufrido por los malos tratos de su padre, pero jamás se sintió tan rota como la noche anterior, donde un hombre le había declarado su amor y después se alejó. ¿Ya no quería saber más de ella? ¿Seguiría molesto? ¿Tanto la odiaba ahora? Todo eso la atormentada y la dejaba intranquila, o tal vez era la fiebre causada por pasar toda la noche bajo la lluvia.
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Little Bird
FanfictionTras una feroz tormenta, el Perla Negra a sufrido daños e inevitablemente toda su tripulación se ve en la necesidad de esconderse en la isla más cercana mientras la nave es reparada. Ahí mismo e inesperadamente, el Capitán Jack Sparrow recibirá un r...