Tras una feroz tormenta, el Perla Negra a sufrido daños e inevitablemente toda su tripulación se ve en la necesidad de esconderse en la isla más cercana mientras la nave es reparada. Ahí mismo e inesperadamente, el Capitán Jack Sparrow recibirá un r...
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A la mañana siguiente y después de una alocada noche de pasión, Constanza despertaba desnuda y abrazada a Jack. Se levantó, vistió y salió a la cubierta. Al llegar, encontró a su amiga Rosemary conversando con un chico que nunca había visto. Era de cabello castaño y largo, tal vez de unos veintitantos, delgado, ropa gastada como la de todos los marinos, ojos marrones y sonrisa bonita.
—Maestre Gibbs. —llamó al hombre de más confianza del Capitán.
El hombre estaba durmiendo en las escaleras que llevaban a timón, sostenía una botella de ron con una mano y apoyaba la cabeza en la otra.
—¡Maestre Gibbs! —pronunció su nombre más fuerte para que pudiera escucharla. El pirata se sobresaltó y se puso de pie, tranquilizándose de ver que se trataba de ella.
—¿Necesita algo, mi señora? —dijo en voz ronca por el ron y algo adormilada.
—¿Quién es el hombre que acompaña a Rosemary? ¿Lo conoce? —le preguntó curiosa.
Gibbs echó un vistazo.
—Creo que su nombre es Archy o algo así. Los chicos lo encontraron en una taberna, desea unirse a la tripulación. Se quedó aquí toda la noche esperando a ver a Jack. —respondió.
—En ese caso, voy a buscarlo. Parece que ha simpatizado con mi Rosemary. -dijo sonriente y feliz por su amiga. Pero no fue necesario hacerlo, ya que Jack apareció frente a ellos.
—¿Me llamabas, pajarito? —preguntó, tomándola de la cintura.
—Un joven quiere tu aprobación para unirse a tu gente. —le respondió.
—¿Quién?
—Aquel. —señaló en dirección donde él se encontraba.
El pirata lo examinó de lejos.
—¿Qué opinas, Gibbs? ¿Esta nave necesita más gente?
—Nunca hay demasiada tripulación en un barco. Además, para lo que tienes planeado hacer en Isla Cruces, va a servir de mucho.
—Bien... Dile que ya es parte del Perla Negra. Y da las órdenes para que salgamos de aquí de inmediato.
—A la orden. —Gibbs salió en busca del chico nuevo.
—¿No irás a conocerlo? —cuestionó la joven.
—Ya habrá tiempo para eso. Lo que ahora quiero es apresurar el viaje a Isla Cruces antes de que ocurra cualquier cosa.
Besó a su chica, y después de que Gibbs diera la orden a todos de tomar sus puestos, Jack fue a dirigir la nave desde el timón.
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