Capítulo 29. Isla Cruces

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Los disparos de los cañones, retumbaban como truenos. Las pesadas esferas de plomo fundido se lanzaban desde ambas naves para dañar las estructuras de madera, los marinos y piratas corrían de un lado a otro, jalando los gatillos de sus armas de fuego, hiriendo a quien se les pusiera en frente.

El Capitán Jack Sparrow estaba decidido a no perder esa lucha. No permitiría que Máximo Gastrell le volviera a poner una mano encima a Constanza. Antes lo mataría.

El Perla Negra y el Tormenta se colocaron uno junto a otro, los marinos saltaron a la nave pirata y los choques de espadas no se hicieron esperar. Aun estando en condiciones de no hacerlo, Gastrell abordó al barco enemigo buscando a las dos personas a las cuales deseaba matar.

—Nos volvemos a ver las caras, papito suegro. —se burló Jack, quien estaba en el timón, viéndolo desde arriba.

—¡Baja y pelea, si te crees tan hombre! —exigió.

—¿Te hizo más hombre a ti el aprovecharte de una niña indefensa? ¿Golpearla hasta casi matarla, he?

—¡No te creas mejor que yo! —respondió —Tú también te aprovechaste de ella, la envolviste con mentiras para llevartela a la cama.

—¡No es lo mismo, yo la amo!

Gastrell escupió al suelo, como si con ese acto maldijera la declaración del pirata.

—De todas formas ambos van a morir... ¡También ese engendro que ella lleva en su vientre!

Sparrow tomó una de las cuerdas y se lanzó a dónde el hombre de las muletas estaba. Sacó su espada y la apuntó hacia Máximo.

—Voy a matarte Gastrell. —sentenció.

—¿Es una amenaza?

—Es un juramento.

Gastrell soltó la muleta derecha para poder tomar su espada. La sacó y la pelea entre los dos hombres dio comienzo.

Constanza no pudo más con la desesperación y la angustia, así que salió de su escondite, y corrió en busca de Jack, encontrándolo en la cubierta peleando con su padre. 

El pirata tenía la ventaja, iba ganando, pero tropezó con el cuerpo de un soldado que yacía en el suelo, cayendo de espaldas.

La joven vio a lo lejos cómo Máximo sacó su arma y le apuntó directo a la cabeza. Y Constanza corrió y abrazó a Jack.

—¡No! —gritó.

Gastrell sonrió malévolamente al verla al lado de Sparrow.

—Me alegra verlos juntos... ¡Así podré matarlos! ¿Pero a quien de daré el primer disparo? ¿A mi linda hija y al engendro que lleva, para que el pirata sufra? o ¿Al pirata para ver cómo me suplicas que acabe con tu vida?... Difícil decisión. —dijo.

Constanza con lágrimas en los ojos, abrazó fuertemente a Jack y él a ella.

—Hoy no será ese día... —susurró el pirata en el oído de la joven, quien no entendió el mensaje.
Sparrow la empujó hacía un lado y de un salto se puso de pie, sacando su pistola, estando a la par con Gastrell.

—Si piensas que dejaré que te salgas con la tuya, éstas muy equivocado. Te haré pagar todo el sufrimiento que le hiciste pasar a Constanza. —sentenció, apuntando a Máximo con el arma.
Pero el hombre aún tenía una carta bajo la manga. Sonrió. Dirigió su arma hacia otro lado y disparó.

Inmediatamente un grito de dolor se escuchó. La sangre de Jack se congeló al escuchar aquello, volteó a su derecha y encontró a Constanza que seguía en el suelo, en donde un charco de sangre se comenzaba a formarse.

Little BirdDonde viven las historias. Descúbrelo ahora