Tras una feroz tormenta, el Perla Negra a sufrido daños e inevitablemente toda su tripulación se ve en la necesidad de esconderse en la isla más cercana mientras la nave es reparada. Ahí mismo e inesperadamente, el Capitán Jack Sparrow recibirá un r...
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Constanza no podía creer lo que veían sus ojos. ¿Se trataba de un sueño? ¿Su mente le quería jugar una broma?
El Capitán Jack se encontraba dentro de su habitación, habiendo escalado hasta el tercer piso, en medio de la noche y de la lluvia. Su ropa y su cabello escurrían agua a chorros, él la miraba con dulzura y una sonrisa en el rostro.
Sin pensarlo un segundo, salió de su cama y corrió hacia él para abrazarlo, aferrándosele con tanta fuerza, que casi lo tiró al suelo.
Estaba feliz de verlo, extrañamente se sentía aliviada de que estuviera ahí. Jack se sorprendió ante la reacción de la joven, sinceramente no esperaba que lo recibiera así, pero estaba contento con el abrazo y él también le correspondió.
—Es mejor que te apartes. Tu ropa va a mojarse. —le aconsejó. Ella obedeció y se alejó.
—¿Qué hace aquí? —le preguntó Constanza.
—¿Pretendías que me conformara con lo de hace rato? Necesitaba verte más tiempo. Unos cuantos minutos no son suficientes.
Quiso volver a abrazarlo cuando lo escuchó decir eso, pero se contuvo.
Inmediatamente, Constanza le ofreció secar su ropa, él accedió y se quitó todas las prendas, menos el pantalón. La camisa, el chaleco y el saco estaban tendidos sobre un par de sillas de madera dentro de la habitación, las gotas de agua escurrían al suelo, formando pequeños charcos en donde el techo se reflejaba.
—¿No crees que te digan algo por el agua en tu cuarto? —preguntó Jack, envuelto en una de las sabanas de Constanza.
—Puedo decir que son filtraciones de humedad por la lluvia. —contestó ella
La joven se encontraba sentada en su cama, mientras que el pirata estaba de pie, cerca de la ventana, observando para afuera. ¿A qué había ido? ¿Por qué quería verla? ¿Por qué no pudo esperar al día siguiente? Quería hacerle tantas preguntas, pero no se atrevía. Ninguno de los dos hablaba, solo el sonido de la lluvia se escuchaba.
Jack se sentía extraño, llevaba más de una hora en la habitación de una bella mujer, estaba semidesnudo; en otra situación, ya estaría en la cama con ella haciéndola suya. Provocándola a gemir su nombre una y otra vez, pero ahora, era diferente. Estaba seguro que la chica le gustaba, ella era hermosa, atractiva, tenía su encanto, pero... No es que no la deseara, sino que ella le causaba ternura y compasión. Dos cosas que casi nunca había sentido y menos juntas. Tenía la sensación de querer protegerla, pero ¿Protegerla de qué? Ella casi no hablaba, no decía la razón por la cual siempre estaba asustada o triste, apenas si sonreía un poco. ¿Sería acaso por su timidez? ¿Qué era lo que le ocurría?
