Capítulo 25. Rescate

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Jack y Constanza se besaban profundamente. Los pocos días que estuvieron separados, les habían parecido una eternidad, se entrañaban y necesitaban. El pirata interrumpió el beso, sin dejar de abrazarla.

—¿Eso quiere decir que me has perdonado? —le preguntó.

—¿Es en serio? —contestó ella con otra pregunta.

Ambos escucharon pasos no muy lejos de ahí, Constanza tomó a Jack del abrigo y lo jaló al interior de su camarote y cerró la puerta. Alguien pasó por el pequeño pasillo frente a la puerta y luego se alejó.

—No me has respondido. ¿Ya me perdonaste? —insistió.

La joven lo miró tiernamente con sus brillantes ojos verdes, ella aún no daba crédito a lo que veía.

—Has venido por mí... No tengo nada que perdonarte. —Dicho eso, volvió a abrazarlo —Deseaba tanto que vinieras, pero lo creía imposible.

—No hay imposibles para el Capitán Jack Sparrow, pajarito.

Aunque ambos susurraban, sus voces eran perceptibles para el oído de Rosemary, que se despertó en ese momento.

—¿Por qué sigues despierta, Constanza? ¿Con quién hablas tanto? —preguntó levantándose y con los ojos aún cerrados. Se sorprendió al ver al pirata dentro del camarote y pensó que se trataba de un sueño. —¿Constanza? ¿Estás viendo lo mismo que yo?

—Depende. —respondió Jack —¿Qué es lo que ves que crees que ella ve y tú también?

Saltó de la cama emocionada. Realmente él estaba ahí.

—¿Cómo saldremos de aquí, Jack? —preguntó la castaña de ojos verdes.

—Tengo un plan... Y otros más por si ese no resulta. —la tomó delicadamente del mentón y escudriñó su rostro. No tenía marcas de golpes. —¿Estas bien, pajarito? ¿Tu padre se ha atrevido a hacerte algo?

—Estoy bien... Estamos bien. —respondió refiriéndose a ella y a su hijo. Pero Jack entendió que hablaba de ella y Rosemary.

—¡Perfecto! —miró a ambas para explicarles de lo que iba el plan —Tenemos que salir de aquí sin llamar la atención. Un bote nos espera detrás del barco. El Perla no está lejos. ¿Savvy?

Las dos asistieron. Tomaron sus cosas y salieron del camarote. Todo estaba oscuro y tranquilo. Hasta el mismo mar se encontraba inmóvil; la luna llena brillaba en lo alto, esparciendo la blanca luz sobre todo, iluminando como si se tratara del mismo sol. Caminaron despacio a través, de la nave, pero un guardia que si cumplía con su deber, los descubrió.

—¡Alto ahí! —gritó apuntando con un arma. —¿A dónde creen que van?

—¡Solo salimos a tomar el aire! ¿Hay algún problema, oficial? —respondió Rosemary.

—¿Quién es ese sujeto? —preguntó refiriéndose al pirata.

—¿Cuál? —preguntó Jack, confundiendo al soldado, únicamente para atacarlo por sorpresa con su espada. Con un solo golpe, desarmó al uniformado, y lo tiró al suelo, creyendo que estaba inconsciente. Pero el hombre aprovechó para dar la alarma y alertar a todos.

—¡Piratas! ¡Piratas en la nave! ¡Hay piratas en la nave! —gritó con todas sus fuerzas.

—¡Rápido! —ordenó Jack a las chicas.

Los soldados atraídos por los gritos, aparecieron de inmediato, intentando atacar al Capitán del Perla, pero no contaban con que se enfrentaban a un gran adversario. Sin necesidad de sacar su pistola, y solo usando la espada, derribaba a todo aquel que se le pusiera enfrente.

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