(+18) El Corazón De Lapis Lazuli

No más

Narra Peridot:

No se si contestar, ¡¿por qué ahora?!, justo cuando todo estaba yendo espléndidamente viene y me arruina a mi Lapis, sentí su ansiedad al saber quien era quien llama, aunque si no contesto me seguirá llamando, es imposible escapar, nos atrapó ya que si lo ignoro ahora, pasará algo mucho peor que será que venga en persona.

Acorralada y sin más opción decidí finalmente contestar, Lapis detrás mío casi temblando de nervios y yo sirviendo de apoyo para ella, debo ser fuerte con él, pero no demasiado como para que nos odie, necesito pensar bien que diré y por sobre todo, no entrar en pánico ni sonar nerviosa.

Steven: Hola Peridot, ¿Podría hablar con Lapis?

Peridot: Ahora no, en lo absoluto, está... En la granja!.

Steven: Oh, en serio, quería saber cómo está,desde hace tiempo que no se de ella y me está preocupando.

Peridot: Creo que ya sabes de sobra que se puede cuidar sola ¿no?

Steven: Aigh, mira, no podrá ser ella quién hable conmigo.

Peridot: No.

Steven: Está bien, solo hazle saber que aún ella me importa, es mi amiga después de todo.

Peridot: Yo le digo, bueno este... Adiós!

Peridot cuelga y siente como los brazos de Lapis empiezan a rodear su abdomen como si se tratase de serpientes, este abrazo tan reconfortante provocó mil sensaciones en la verde gema, quien al sentir que el abrazo ahora se extendía peligrosamente por arriba de su abdomen, casi tocando lo que nadie había antes siquiera rozado se desmayó.

Un tiempo después despierta, se encontraba bajo Lapis, quien preocupada la recostó sobre el balde de la camioneta en la parte superior del granero. Peridot al ver tan cerca a Lapis se queda sin palabras y se sonroja mucho, ella por su parte había visto que Peridot la veía tan directamente a los ojos y con esa cara tan tierna de ella que no pudo evitar que su corazón se acelere de una forma que no recordaba hace mucho. 

Peridot: *susurrando* ¿Qué pasó?

Lapis: Hablaste con Steven, le dijiste cosas tan decidida a defender mis sentimientos que cuando colgaste te abraze, pero al parecer estabas tan eufórica después de eso que te desmayaste... y, me preocupé, te cargué y esperé a que despertaras.

Peridot: Oh, bueno eufórica si estaba pero no por Steven, ese brazo fué tan...

Lapis: Oh *pequeña risa traviesa* perdón me dejé llevar.

Peridot: Creo que se notó mucho, sentí como tus brazos me atrapaban y me quedé helada.

Lapis: ¿En serio? jeje Perdón, me excedí, pero... ¿te gustó?

Peridot: Fue algo bastante... raro, pero eso sí... Me encantó.

Lapis: y... ¿quisieras otro?

Peridot: ¿En serio podrías?

Lapis: Claro, por lo que hiciste por mí te lo tienes más que ganado.

Peridot: Entonces sí, me encantaría.

Luego de eso, Lapis, aprovechando que Peridot ya estaba acostada, se puso sobre ella colocando sus manos al lado de sus hombros y sus rodillas a la altura de sus muslos, acto seguido flexiona sus brazos acercando su cabeza a la de Peridot, pero en lugar de tocar su frente baja la cabeza hacia un lado de su cuello, enfocando su respiración en esa zona. Peridot sentía como el aire caliente que salía de su nariz calentaba su cuello y le provocaba la locura, para darse cuenta de que lo verdaderamente intenso estaba por empezar.

Lapis deslizó sus manos por debajo de la espalda de Peridot, y luego de eso la levantó sin dejar de oler su cuello para después empezar a frotar su nariz en él de manera suave para que su emoción se expanda lentamente por todo su ser, los brazos se movían lentamente y frotando sus costados hasta completar el agarre, esto causó una descarga de adrenalina en la verdosa gema haciendo que se llene de energía y deseo.

Peridot dirigió las manos a los hombros de Lapis y la tiró hacia abajo, mientras Lapis se espantaba Peridot calló su boca con un beso muy apasionado.

*Pensando*

Lapis: Wow, increíble, asombroso, simplemente perfecto... puedo sentir literalmente como sus movimientos corporales me traspasan sus ganas de besarnos y me dominan por completo. No creo poder aguantar otro rechazo pero... c-creo que la amo.

Peridot: La necesito ahora mismo, me ha encendido y no pienso retractarme, hoy conocerá de lo que verdaderamente soy capaz de hacer por y con ella. Pero en verdad ahora no tengo duda de nada. La amo con todas mis fuerzas... No puedo dejar de besarla, y aunque ella se haya sorprendido, ahora siento como ella tampoco quiere parar.

El beso se prolongó por mucho, pero es que en verdad no podían parar de besarse, por amor, por deseo o una mezcla de ambas, no podían separarse. Siguieron pegadas de esa forma, moviéndose beso y beso, y entre las alas de Lapis bajando hasta el pasto, donde se establecieron para finalmente recostarse cómodamente.