En el espacio

59 6 0
                                    

Lapis: En serio le dije a Peridot que aún amo a Steven, puedo ser muy cruel a veces pero eso ya es demasiado para la pobre que solo quería amarme, bueno, ya estoy aquí y no puedo volver, el daño ya está hecho.

Lapis se encontraba ya en el espacio, sola volando en el vació no veía más que estrellas y cada vez más lejos al planeta que hace solo unas horas la había acogido, aquel planeta en el que se había quedado atrapada hace miles de años y en el que pasó tanto dolor y a la vez tantos momentos lindos que parecía imposible que tomara la decisión de dejarlo para que a lo mejor no vuelva nunca a pisar ese planeta ya que como mínimo la tomarían de prisionera por la traición al planeta madre.

Tenía tanto en qué pensar pero al final no importaba cuanto lo dudara, ya estaba encaminada y hasta ese punto demasiado lejos como para volver como si nada a la Tierra, estaba lejos de que Peridot la perdone por lo que le hizo sufrir antes de partir y que aunque lo haga se quedará con la impotencia de que pudo haber ido a salvar a Steven, y ya que había descubierto que en realidad el amor entre ellos sigue bastante vivo  tenía aún más razones para ir a rescatarlo, así como él le había ayudado en tantas ocasiones había que devolverle el favor por todo lo bueno que hizo.

Steven en Homeworld no la pasaba tan mal, el estrés de no saber qué es lo que le vaya a pasar una vez hecho el procedimiento era su mayor preocupación y a pesar de que no podía llegar a ser tan malo ya que las probabilidades decían que lo más seguro era que se mantenga igual que antes pero su cuerpo sería de luz la preocupación de que no sea así era real y no podía dejar de pensar que después del procedimiento todo en su vida sería diferente de una u otra forma, pase lo que pase dejaría atrás lo que aún le quedaba de humanidad y puesto que sería una gema no tendría género lo que era aún más difícil de asimilar para la corta edad que tenía, aparte que sería virtualmente inmortal al no ser algo vivo en sí.

Perla no estaba con él ya que las dos perlas de Amarillo y de Azul la habían tomado para adaptarla de nuevo a la vida en Homeworld y su nuevo puesto dentro del sistema de gobierno, como era de esperarse Perla no acepta esa realidad y solamente finge adaptarse para evitar generar más problemas de lo que ya han creado con su sola aparición.

Las cosas no son muy alentadoras en la Tierra, el resto de gemas que aún quedaban en el planeta no se sentían de la mejor manera, era difícil aceptar la partida de todos esos seres que significaban tanto para Garnet, Amatista, Peridot, Connie y Greg, todos los que quedaban, el que a lo mejor no volverían nunca más era aterrador, quedarse así de pocos era algo grave especialmente para las gems y los humanos, ya que ellos habían convivido mucho más que Peridot con Steven y Perla, lo de Lapis era doloroso también en especial para Peridot que a pesar de demostrarle sinceramente su amor a Lapis ella la despreció de la manera más cruel y se encontraba destrozada. Aunque todos estén en ese estado no había que quedarse con los brazos cruzados, ya que habían gemas corruptas atacando la isla máscara y debían ir a buscarlas y poofearlas, las sandías Steven estaban en un peligro real y era necesario ir a salvarlos.

Pasan los días y ya es momento para que Steven reciba el tratamiento, las ansias y el miedo era inevitable y todo eso caía en su mente mientras iba por el pasillo hacia la sala en donde se encontraba toda la maquinaria, era un pasillo largo y bastante alto, parecía interminable bajo el punto de vista de Steven y de Perla que se encontraba a su lado, era una suerte que esté ella junto a Steven, pues a las diamantes les convenía que la perla de Pink se encuentre junto a su diamante de ser el caso que Pink se reforme y Steven deje de existir, por cruel que parezca no era algo que las diamantes pudieran ignorar. Steven era importante, pero toda su vida él no había brillado por lo que él había demostrado ser, pues todo lo que hacía era por contentar a las gemas y alcanzar en tan poco tiempo de vida todo lo que su madre fue, exceptuando todas las mentiras que tuvo que decir para mantener en orden ambos mundos.

Perla tenía miedo, por una parte le agradaría mucho saber que Steven termine saliendo bien del tratamiento, pero si sale mal y es Pink la que sale después sería igualmente agradable ver al que alguna vez fue el amor de su vida y su dueña pero por otra parte el perder a Steven sería un cambio tan radical en su vida que no sabría si le gustaría más ver sano a Steven o poder ver de vuelta a su gran amor, aunque de ser ese el caso tendría que seguir aceptando que Greg la iba a tener sin importar todo lo que ella pudiera hacer para ganarse de nuevo su corazón.

Con gracia imaginaba el enojo que tendría al descubrir que todos sus secretos se sabrían y que todo lo que se esforzó en ocultar no sirvió de nada porque ella había desvelado todo. Preocupada de igual forma por lo que Steven podría sufrir lo acompañó a que se le realice el tratamiento, consistía de una gigante esfera que contenía una puerta que se generaba de manera espontánea, era enorme y genera un resplandor que resultaba cegador, pero era porque consumía tanta energía que las diamantes juntas debían proveer de poder a la máquina y la fuerza tan grande de White Diamond hacía resplandecer de manera exagerada a la esfera, en el interior de esta se podían ver decenas de cables y de conexiones que se adherían a la superficie de la piedra que se trataba de reparar y conectado a esos cables estaban dos compartimientos, uno contenía una llamativa marca dorada con el dibujo de una gota que era seguramente el adhesivo que utilizarían para mantener bajo control la grieta que se hace cada vez más grande conforme el tiempo pasa. En el otro compartimiento que era considerablemente más grande que el anterior había una sustancia viscosa y su tanque tenía una inscripción plateada y puesto que el color de esa sustancia estaba en un cambio constante no era posible saber cuál era su función en el tratamiento.

Habían acostado a Steven en una camilla y con unos gruesos listones lo amarraron, en el fondo sabía que si le impedían moverse de su posición era porque lo que sea que le fueran a hacer era muy doloroso y que lo haría retorcerse, este hecho no hizo más que aumentar los nervios que tenía. La camilla flotante se dirigía a esta esfera y cuanto más cerca se encontraba de esta más arrepentimiento sentía y más dudas tenía si lo que decidió era lo correcto. Finalmente cuando entró no pudo evitar contemplar la grandeza de aquella tecnología y pensaba en que en cualquier momento se originaría un error y a lo mejor su vida terminaría en ese momento, demasiado miedo y adrenalina pasaban por su sangre y le comenzó a mover de manera frenética, dos gemas de la corte de White Diamond se acercaron y con los mismos objetos que usaron para asegurarlo en la camilla lo amordazaron, le dijeron que era para que no se muerda la lengua como una reacción involuntaria y que empiece a sangrar. 

El miedo era demasiado, se le pasó por enfrente toda su vida como si estuviera a punto de morir porque todo el desconocimiento sobre lo que le estaba por pasar lo preocupaba, estaba recibiendo ayuda de las diamantes, esos seres que con tanta crueldad lo han tratado así como a todas las personas y gemas que le importan. Una voz tranquilizadora apareció en el momento más apropiado en su mente, una voz que a pesar de nunca haber escuchado directamente era inconfundible.

Rose Quartz: ...Tranquilo...

Steven: ¿¿Ah?!

Rose: No te preocupes, no tienes porque tener miedo, recuerda que siempre voy  a estar a tu lado y cuando más me necesites estaré para tí y este es el momento.

Steven: Pero... ¿Cómo es posible?

Rose: No necesitas saberlo...

Steven: Gracias mamá

Una lágrima de felicidad brotó de su ojo y mientras la camilla avanzaba hacia la esfera los latidos del jóven se iban tranquilizando y sus movimientos frenéticos habían cesado. Había calma en su interior.

El procedimiento había comenzado.


(+18) El Corazón De Lapis LazuliDonde viven las historias. Descúbrelo ahora