Esta noche es nuestra.

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Pumpkin estaba finalmente en casa de Steven, tanto Peridot como Lapis se encontraban en el granero hablando de sus cosas, algo normal pero aún así peridot no se encontraba demasiado concentrada en sus palabras, más bien se notaba que su mente estaba en planear todo lo que ocurriría e la noche.  Lapis podía verlo, sin embargo no hacía nada para cambiarlo, sabía que al final eso evolucionaría en una situación que de haber interrumpido no sería tan buena como terminó siendo.

Empezaba lentamente a oscurecer y las gemas empezaban a ponerse más activas, hasta el momento en el que el sol se ocultó completamente dejando paso a el peculiar brillo de las estrellas y su reflejo en el fresco mar. El paisaje estaba perfecto, las olas chocaban en la arena y cerca de la casa de Steven los pequeños cangrejos salían a caminar, la brisa ecuatorial daba ese cálido aire de verano y enaltecía las olas. En el templo las gemas hablaban tranquilamente mientras que Steven subía a su cuarto para dormir, Garnet sospechaba la llegada de Connie a la mañana siguiente, dudando seriamente de que vayan a romper su promesa de abstenerse al día siguiente. Perla se sentaba de lado y hablaba despreocupadamente con Amatista de la ausencia de contacto entre el Homeworld y ellos desde hace ya varias semanas.

Mientras tanto Peridot y Lapis en el granero disfrutaban de una cálida compañía acompañada de una conversación tranquila, sin embargo se notaba que ambas escondían su deseo por no entrar en una situación que interrumpiera antes de tiempo la paz y orden del granero y la granja. 

Peridot: ...y sí, han sido unos vaya que calmados días por aquí, no hay novedades del Homeworld y tampoco de las Gems, creo que por fín estamos en paz no lo crees.

Lapis: Es cierto, ahora que lo veo así, han sido varios días en los que no ha ocurrido nada demasiado... como decirlo, catastrófico por aquí.

Peridot: Y eso creo que nos hace bien, aunque sea emocionante el tener dificultades, un buen momento de paz no le viene mal a nadie.

Lapis: Y también se te olvidó decir que nos ha dado tiempo para nosotras. Para centrarnos únicamente en nosotras

Se levanta Peridot diciendo: Sí, de hecho, ¿por qué no dedicamos esta noche a lo nuestro?...

Peridot se acerca dando suaves y silenciosos pasos en la madera que sujeta sus aparentemente acolchados pies.

Lapis: P-Peridot... ¿Q-Qué haces?...

Peridot: Oh mi Lapis, solo déjate llevar...

Lapis: Emm... este... Peridot, ¿qué vas a hacerme?

Peridot: La pregunta correcta sería... ¿Qué no te haría?

Lapis: E-Está bien... dejaré que me tomes... Pero, con cariño mi vida...

Peridot: Sabía que te gustaría...

Después de esas palabras, tanto Lapis como Peridot no dijeron ni una solo palabra más y se concentraron en los cuerpos de la otra gema que se encontraba a su lado, empezando por las acciones de Peridot, quien usaba sus manos para tratar de poco a poco el retirar la ropa de Lapis Lazuli, quien se daba cuenta de que lo estaba haciendo pero no oponía ninguna resistencia y más bien le facilitaba la tarea al ella mismo retirar lo más complicado de sí misma para que cuando acabaran de desnudarla continúen con hacerle lo mismo a Peridot. La estrategia fue bastante efectiva, siendo que al cabo de unos minutos las dos estaban en el estado más placentero para sus vistas y la sensación cruda en sus pieles al rozarse.

Lapis se iba acercando cada vez más a la verde claro y ésta a la vez se preparaba para callarle la boca con un beso antes de que la otra le pregunte lo que sea, pero Lapis iba con otras intenciones al moverse rápidamente hasta colocarse detrás suyo y aprisionar su abdomen y sus brazos entre los suyos, la sensación de la suave y húmeda piel de Lapis provocaba una descarga de adrenalina en Peridot que cegó sus precauciones y la impulsó a actuar de la forma más instintiva que su intuición le recitaba.

No hay otra palabra que éxtasis, una mezcla de hormonas y químicos que resultaba adictiva se liberaba en ellas, lo que les causó un mayor descontrol de sus acciones a la vez que puso de forma violenta el contacto físico entre ellas puesto que las ganas que tenían de que sea así eran tantas que era totalmente imposible reprimirlas.

Lapis:(jadeando) Peri, ahh, ¡PERI!

Peridot:Ay, si?

Lapis: Necesito tu cuerpo...

Peridot: Es tuyo, ¡es tuyo ahora!

Lapis: Es todo lo que necesitaba escuchar.

Lapis no pudo contener más sus ganas, la arrinconó contra una de las paredes de madera que tenía el inusual lugar en el que se encontraban, Peridot sintió la rugosidad de la fría madera en su espalda, que hizo que en ese momento entrará por un segundo en contacto con la realidad, desvinculando su mente del cuerpo de Lapis, pero esto no duró más de un segundo ya que la forma de moverse de Lapis, el contacto de sus manos con todo el pequeño cuerpo de la verdosa, y sus húmedos labios que no paraban de besarla desde la clavícula hasta por debajo de las orejas la llevaron a un lugar de ensueño donde solo importaba Lapis y todo lo demás era secundario.

Pero Peridot quería más, quería sentir más, y como le entregó totalmente su cuerpo a Lapis, era el momento de que sepa porqué le dió tal confianza.

(+18) El Corazón De Lapis LazuliDonde viven las historias. Descúbrelo ahora