Lapis: ¡Pe-Peridot!
Peridot se negaba a parar su ritmo y arañaba con firmeza la espada de Lapis a la vez de sus dedos se resbalaban a causa de que su espalda siempre estaba mojada por su habilidad de controlar el agua. De todos modos eso más que frenarla, la hacía aún más irresistible para la pequeña gema que la hacía olvidar todo el daño que ha recibido a lo largo de los miles de años de su existencia, existencia que Peridot estaba dispuesta a alegrar y a volver aun más interesante con su amor.
Lapis ya no tenía control sobre ella misma, solo habían suspiros y gemidos por su parte, sin embargo la que estaba mucho más exaltada sin duda era Peridot, quien con gran maestría, se encargaba de besar cada rincón del cuerpo de Lapis, cada centímetro de su piel había sido ya recorrido por los labios de Peridot, era imposible saber lo que pasaba en sus mentes porque simplemente dejaron de pensar en qué es lo que ocurría a su al rededor. Pero como no todo lo bueno puede durar para siempre, una espeluznante presencia quien primero tomó por sorpresa a Lapis al capturar su pierna y con una fuerza incalculable lanzó a la gema por los aires.
Dentro de la obscuridad de la noche, apenas se podía distinguir la deforme silueta vagamente iluminada por la luna, pero su gran tamaño lograba intimidar hasta a la gema más valiente. Sus brazos desproporcionadamente grandes y musculosos hacían a lo que sea que sea ese misterioso ser algo de que temer por lo lejos que había arrojado a Lapis. Peridot se encontraba aterrada, temiendo por su vida al estar tan cerca de esa criatura, pero más que eso, estaba muy preocupada por Lapis.
Lapis *cayendo*: ¡¡¡¿Qué?!!! ¡No! ¡Mi Peri!
Lapis rápidamente sacó sus alas y se estabilizó en el aire con dificultad, la velocidad que tenía mientras caía era tanta que aún siendo capaz de volar, fue difícil tener el control de su trayectoria, mas su preocupación por su amada la hizo volver rápidamente al granero. Peridot por su parte estaba a punto de ser aplastada por el agresivo visitante con el que tenían que lidiar, de no ser por la inminente llegada de Lapis quien usando sus alas como escudo se interpuso entre Peridot y el monstruo, porque no hay otra palabra para definirlo, y le dio tiempo a Peridot salir de ahí y buscar su tablet para pedir ayuda.
Sin embargo no pudo llegar porque esa cosa había lanzado una lata con mucha fuerza y con la puntería perfecta para romper el dispositivo. No había más opción que ayudar a Lapis a atacar, por lo que usó su habilidad de mover los metales para impactar contra su deforme cuerpo, aunque proto se daría cuenta de que tal acción era inútil por lo que decidió usar lo arrojado para aprisionar su cuerpo. Con un gran esfuerzo rodeó su cuerpo con todo tipo de piezas metálicas para luego hacer que todas impacten a la vez, inmovilizando a esa cosa. Peridot estaba dando lo mejor de sí para que Lapis pueda acabarlo, así que Lapis, tomando toda el agua de la piscina y convirtiéndola toda en su mano, una gran mano de Lapis a una escala de varias veces el alto de ella misma, la que usó para levantar por los aires al invasor, presionando su cuerpo con una fuerza descomunal, que logró que desmayara por la increíble presión y el dolor que su cuerpo estaba soportando.
Lapis: Ah! ¡¡¡¡Ahhhhhhhh!!!!
Peridot: Ya casi Lapis, la vas a puffear
Lapis: ¡No puedo hacerlo más fuerte!, esta cosa no parece una gema, no se puede puffear, se hará un montón de carne y huesos rotos antes de que eso pase.
Peridot: Ya no se mueve, hay que soltarlo entonces.
El gran cuerpo de agua se abrió, dejando caer algo aterrador directo en el pasto, Peridot usó su gema como linterna y dejó ver con claridad el ser con el que estaban lidiando.
Lapis: Es...
Peridot: No puede ser...
Lapis: No, no, no, no pudo haber terminado así...
Peridot: ¡¡Le han hecho algo horrible!!
En medio del pasto, fuera de una zona de peligro yacía una criatura que hacía que las lágrimas de las dos gemas comiencen a enjugar unas lágrimas de desesperación e impotencia al ver en lo que se había convertido su preciada mascota y compañera... Pumpkin.
Peridot trató de pensar en qué es lo que le había ocurrido a esa pobre calabaza, siendo que estaba con Steven, y con su aún latente odio hacia él imaginó en primer lugar que él causaría algo tan cruel en Pumpkin.
Peridot: Nuestra Pumpkin... ¿qué te pasó pequeña?, seguro fué ese maldito de Steven el que te hizo así, primero te da vida y conciencia y luego te maldice deformándote el cuerpo y la mente, ¿por qué otra razón se transformaría en algo así?, él es el único culpable, vamos Lapis, hay que hacer que pague...
Lapis: Peri... creo que no debemos culpar a Steven tan rápido.
Peridot: ¿Te das cuenta de lo que estás diciendo?, creo que estamos hablando del mismo Steven ambas no? -se forma en su rostro una mueca de increíble enojo- El mismo Steven que prefirió quedarse con una psicópata, una manipuladora, una loca que se obsesionó con él solo porque tenía curiosidad de saber cómo era estar con él, sin llegar a amarlo en un principio, que solo quería tenerlo por pura malicia hacia tí, y aún así Steven la prefirió, y no a tí, ¡Y NO A TÍ!
Lapis: Pero... -ahoga sus próximas palabras con una bocanada de aire, sin llegar a suspirar- él no es tan cruel como para hacerle algo tan horrible a una criatura que es suya, ya que él le dió la vida, y que tampoco tiene culpa de nada.
Peridot: Creo que... -se calla por un momento- Aún así, no hay que descartarlo, tenemos que llegar al fondo de esto... nuestra Pumpkin debe...
Lapis: Creo que no volverá a ser la misma
Las lágrimas en las mejillas de Peridot se hacían cada vez más significativas al afrontar la terrible realidad, se las trata de secar, pero es inútil. Lapis, a su lado lanza un chirrido al cielo mientras que las lágrimas van formando caminos por su rostro, a la vez que contagia del mismo sentimiento a Peridot.
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(+18) El Corazón De Lapis Lazuli
FanfictionNo es por ser egocéntrico pero esta historia es compleja y humana, léela si te gusta lo bueno. Trataré de no spoilear mucho la historia. Hay spoilers de básicamente todo Steven Universe así que mira la serie. Cuando Steven se da cuenta de lo que rea...