CAPITULO 05_2

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Cansado de dar vueltas, abandonó la cama de un salto y se puso el pantalón y una camiseta blanca. La casa ya tenía una temperatura aceptable. Era lo bueno de los fines de semana, que podía aguardar entre mantas mientras la calefacción cumplía con su cometido. Cogió el tabaco de la mesilla y dejó que el delicioso olor a café le condujera hasta la cocina. Allí Hyun Seung preparaba lo que consideraba que debía ser el perfecto desayuno de las mañanas sin prisa, como la de ese lunes festivo.

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—Buenos días —saludó desde la puerta. Extendió los brazos y los apoyó en los marcos, como si necesitara soporte. Pero quien necesitaba apoyo era su espíritu, y sabía que para eso no existían puntales.

—Sí que van a ser buenos —respondió Hyun Seung según terminaba de cuajar unos huevos revueltos— No llueve ni parece que vaya a hacerlo. —le miró un segundo— Puede que así mejore también tu humor.

—A mi humor no le ocurre nada —aseguró Minho, al tiempo que entraba y se sentaba frente a una taza de café humeante y un plato con cuatro tiras de bacón. Encendió un cigarro y recibió con satisfacción su primera dosis de nicotina. Si hubiera sabido qué otra cosa hacer para aplacar el desasosiego que le perseguía desde el sábado, lo hubiera hecho. No habría importado que la solución hubiera consistido en clavarse alfileres bajo las uñas.

—¿No puedes esperar hasta después del desayuno para empezar a envenenarte? —preguntó Hyun Seung, que se acercó para distribuir el revoltijo amarillento en los dos platos.

—Envenenarme —repitió antes de llenarse los pulmones con otra bocanada de humo— ¡Hay tantas cosas que me envenenan y no las abandono! —Hyun Seung dejó la sartén en el fregadero y tomó asiento frente a su desayuno.

—Espero que no lo digas por lo que acabo de cocinar —bromeó, pero un instante después se puso serio— ¿Qué pasa? ¿Hay algo que no me estás contando?

—Nada que no sepas —evitó mirarle para que no leyera en sus ojos la mentira. No podía hablarle de la insensatez que había cometido. Ya se sentía suficientemente mal. No necesitaba que le dijera lo necio que había sido. Se lo repetía él mismo constantemente. Hyun Seung no le creyó. Sospechaba que algo había ocurrido el sábado. Solo así podía explicarse la nueva y desconcertante actitud que su amigo mantenía desde entonces.

—¿Qué planes tienes para hoy? —preguntó pinchando con el tenedor sobre sus huevos revueltos— ¿Viene Hyun Ah?

—Sí —cogió una tira de bacón con los dedos, se la llevó a la boca y descubrió que tenía hambre— Hemos quedado para ir al cine esta tarde.

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Apagó el pitillo y se concentró en su desayuno. El día anterior apenas si había probado bocado en la comida y tampoco había cenado. Se había sentido saciado de impotencia y continuaba igual. Pero el hueco vacío de su estómago, insensible a su estado de ánimo, comenzaba a protestar.

Durante unos minutos los dos comieron en silencio. Minho lo hizo con el aire ausente y perdido, con el que ya se había levantado el día anterior; su amigo lo hizo pensativo, a ratos quizá tenso.

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—¿Has meditado lo que te propuse? —preguntó de pronto Hyun Seung.

—No hay nada que meditar, ya te lo dije.

—Está bien —aceptó con desgana— Entiendo que no quieras acompañarnos. Aunque te haya prometido que no discutiré con mi padre, en el fondo los dos sabemos que acabaré haciéndolo —soltó un pequeño bufido— No es agradable pasar la Navidad en medio de una de nuestras broncas. Pero al menos acepta la invitación de Hyun Ah —suplicó una vez más— No tienes por qué estar solo esa noche.

Je T'aime Et Je Te Hais _ Adaptacion (MinKey)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora