CAPITULO 22_1

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Decenas de desiguales bolas de papel arrugados estaban por el suelo. Como emergiendo de entre ellas destacaban los pies descalzos de Minho. Con el cuerpo desnudo, igual que cuando lo miraba dormir y lo dibujaba en su cuaderno, trazaba suaves líneas sobre una nueva lámina. Solo una tenue luz, procedente de la pequeña lámpara del escritorio, rompía las sombras de la noche derramándose sobre sus nudillos lastimados y los rasgos de Kibum que iba descubriendo el carboncillo: el arco de sus cejas, sus ojos gatuno, sus acorazonados labios entreabiertos...

... hasta que cogió la hoja entre las manos y la arrugó con rabia, arrojándola después contra las que cubrían el entramado de madera.

Llevaba tres días de tormento y tres noches de infierno. El cansancio no lo dejaba dormir, sus pensamientos no le dejaban dormir, comprender que ya no sabía vivir sin Kibum no le dejaba dormir.

Se echó sobre el respaldo, la silla crujió y por un momento temió despertar a Hyun Seung. Apagó la luz, regresó a tenderse sobre las sábanas revueltas y cerró los ojos.

¿Por qué se desesperaba? Lo tenía donde quería; desde hacía tiempo una simple llamada de teléfono le separaba de la satisfacción final, y toda su angustia se centraba en que lo había perdido. En que lo había perdido a pesar de no haberlo tenido nunca.

¿Dónde estaba quedando su odio, su afán de revancha?... En el olvido. Por mucho que se obstinara en continuar con sus planes, era consciente de que los estaba sumiendo en el olvido. Y si perdía lo que durante años fue su razón de ser y de existir, ¿qué le quedaría? Si perdía eso y además no lo tenía a él, vivir o morir iba a ser algo que no volvería a importarle.

Tenía que centrarse si no quería volverse loco; tenía que recordar qué quería y por qué, y hacerlo de una vez por todas. Y para eso debía pensar en Kibum como en el bastardo que le jodió la vida y no como en la persona con la que se moría por estar.

Tenía que hacerlo.

Sin embargo, se levantó de nuevo, se acercó al escritorio y encendió la luz. Cogió entre los dedos el carboncillo y comenzó a trazar el arco perfecto de una ceja. Llevaba a Kibum tan encajado en el pensamiento que podía dibujarlo sin necesidad de verlo. Era respirar lo que le costaba hacer cuando no lo tenía al lado.

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—¿Qué ocurre? —preguntó Hyun Seung asomando el torso desnudo tras la puerta. Minho soltó el carboncillo y dirigió hacia él los ojos, cansados y enrojecidos.

—He tratado de no hacer ruido. Siento haberte despertado —Hyun Seung no necesitó comprobar qué contenían los folios desperdigados por el suelo; sabía bien lo que su amigo, en los últimos días, dibujaba y destrozaba sin descanso.

—Llevas noches sin salir y andas de un lado a otro como un alma en pena —comentó apoyando el peso de su cuerpo en el quicio de la puerta— ¿Qué está pasando?

—Nada importante —hincó los codos en la mesa y se frotó los párpados.

—Esto se te está yendo de las manos —dijo con preocupación— Lo sabes, ¿verdad?

—Es cansancio —aseguró volviéndose hacia el rostro inacabado de Kibum— Solo cansancio. Llevo algunas noches durmiendo mal.

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Como si esa explicación lo hubiera dejado todo resuelto, recuperó el lápiz y comenzó a trazar las líneas del suave y delicado cuello. Hyun Seung le observó durante un rato, pensativo. Iba a continuar con las preguntas cuando le vio arrugar el dibujo con arrebato, arrojarlo al suelo y comenzar con un nuevo folio. Entonces suspiró con impotencia y desapareció en la oscuridad del pasillo llevándose con él su preocupación.

Je T'aime Et Je Te Hais _ Adaptacion (MinKey)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora