CAPITULO 15_2

216 22 2
                                    

Durante los días siguientes centró su interés en confirmar si le vigilaban. Pensar en la posibilidad de volver al presidio para no salir en años le angustiaba. No soportaba la idea de empezar a morir de nuevo tras esos muros, especialmente si lo hacía sin haber conseguido arrastrar a Kibum a su infierno.

Por eso debía tener cuidado en que no le siguieran cuando se encontrara con Do Hyun o con el tipo que le conseguiría la mercancía. Extremaría sus precauciones en todo lo concerniente a ese asunto. Ni siquiera confiaba en que sus llamadas no estuvieran siendo grabadas, como ya ocurrió una vez sin que él llegara siquiera a sospecharlo. Saber que no era el mismo joven incauto de entonces le hacía sentirse más seguro, pero no lo suficiente.

Un par de tardes después del incidente cerca del centro comercial, ya dudaba de que no hubiera sido, todo, producto de su imaginación, de sus miedos, de sus desconfianzas. Aun así, continuó sin permitirse bajar la guardia.

Esa anoche llegó a Mangmi-dong mucho antes de la hora convenida. Dio rodeos absurdos para alcanzar siempre el mismo punto, mirando sin cesar a su alrededor con el fin de asegurarse de que no veía dos veces la misma cara. Cuando tuvo la certeza de que nadie le seguía, entró en el bar en el que se había citado con Do Hyun.

Ocuparon una mesa en la zona más alejada y peor iluminada. Había poco que tratar. Tan solo las nuevas condiciones que requería el encuentro que estaba pendiente.

:

—Así que el proveedor no tiene que llamarte por teléfono cuando tenga tu mercancía y quieres que te la entregue en un local muy concurrido que tenga salida trasera —repitió Do Hyun en un momento de la conversación— ¿Eso significa que alguien te sigue los pasos?

—No estoy seguro —reconoció Minho ofreciéndole un pitillo. El chico lo rechazó señalando su copa medio vacía— Pero estoy tomando precauciones. No quiero problemas ni para vosotros ni para mí.

—¿Quién te puede estar siguiendo? —preguntó haciendo una señal al camarero para que se acercara.

—Es una larga historia —sujetó con los dientes la boquilla de un cigarro y lo sacó del paquete— Lo más probable es que no lo esté haciendo nadie y que yo esté perdiendo la razón, pero hay que ser cautos —lo encendió y se llenó los pulmones con una primera inhalación.

—Descuida. Sé lo que necesitas y conozco el antro perfecto.

:

Enmudecieron cuando se acercó el camarero. Do Hyun pidió otra copa y Minho dijo que tenía suficiente con una. No quería que su aliento oliera a alcohol cuando, una hora después, llegara a la prisión para pasar la noche.

Aprovechó la pausa para mirar alrededor en busca de rostros o actitudes sospechosas. No vio nada que le intranquilizara.

:

—Hay algo más que me gustaría decirte —señaló cuando volvieron a quedarse solos— Minseok tendría ahora tu edad. Cuando te miro... —carraspeó emocionado— Cuando te miro le veo a él. Cuando te saludo con un abrazo, cierro los ojos y siento que le estoy abrazando a él.

—Si vas a sermonearme, yo...

—No. No se trata de eso —buscó en el bolsillo interior de su casaca y sacó una fotografía— Pensé que te gustaría tenerla —Do Hyun la sujetó entre los dedos. Tomó aire al encontrarse con tres rostros que le sonrieron desde el papel. Minseok, Kyung y él mismo sentados en un banco de la plaza Nae-ri.

—Gracias —dijo con voz entrecortada— No llegaron a pasarme esta foto.

—Dieciocho años —musitó apenado— Los tres tenían dieciocho años en ese momento. Ellos no cumplieron ni uno más.

Je T'aime Et Je Te Hais _ Adaptacion (MinKey)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora