CAPITULO 02_primera parte

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Aún no había amanecido del todo cuando Minho abandonó la prisión. Era viernes. Después de haber pasado dos noches en aquel lugar, tenía ante sí cuatro largos días en los que su modo de vida no cambio del de Hyun Seung o del de cualquier otro hombre libre. La excitación debería hacerle sentir ebrio, pero no era así. Su primer contacto con la verdadera libertad no le provocaba ninguna sensación especial, ya que su pensamiento seguía centrado en ese maldito bastardo.

Alcanzó la carretera que discurre frente a la puerta del penal y caminó con lentitud hacia el centro urbano. Pasaba por el puente que cruza el río Nakdong cuando le envolvió un aire frio. Se detuvo para inspirar con fuerza. Esperaba que la sensación gélida deslizándose por la tráquea y llenándole los pulmones le despertaría, le haría tomar conciencia de ese primer día de libertad completa. Pero nada cambió. Contempló el rápido descenso de las aguas mientras únicamente la veía a él y sus ingratos ojos felinos.

Tardó en reanudar el camino. Cuando lo hizo le temblaba todo el cuerpo en el interior de sus ropas heladas. Aun así continuó despacio, sin ninguna prisa por llegar a su destino. Dejó a su derecha un pequeño parque, encajado entre edificios por tres de sus cuatro costados, y siguió hasta la calle Jangsan-ro. Ni aun resoplando consiguió acabar con sus temblores. Aún le tiritaban los labios cuando entró en el portal.

Mientras subía las escaleras pausadamente, sus pensamientos le llevaron a Hyun Seung. Se preguntaba si habría salido ya de casa. Su trabajo al aire libre precisaba de luz. Le había contado que, por eso, durante todo el año acomodaban las jornadas al horario solar. Sobre todo durante los meses en los que las noches eran más largas que los días.

Lo encontró en la cocina. Ya había desayunado y se ponía su gruesa anorak gris.

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—Pensé que hoy no te dejarían salir —bromeó por su tardanza— Me alegra haberme equivocado, porque quería asegurarme de que estuvieras bien. Anoche no volviste por aquí antes de ir a dormir en la cárcel —Minho dejó la mochila en la mesa y, sobre ella, el gorro de lana.

—Fui a Namcheon-dong —se frotó las mejillas, que comenzaban a reaccionar con el calor de la casa— Querío visitar la tumba de Minseok. Necesitaba estar con él un rato.

—No estuviste en su entierro —comentó Hyun Seung en voz baja.

—No. No estuve en su entierro —repitió entre dientes— ¡Esos malditos cabrones sin alma! —sacó el paquete de tabaco y el encendedor de un bolsillo de su casaca, después se la quitó y la dejó caer sobre el respaldo de una silla.

—¿Cómo te fue? —preguntó Hyun Seung dejando a un lado el doloroso asunto de Minseok.

—Bien —prendió un cigarro antes de meter el encendedor en la cajetilla y arrojarla a la mesa— Sigue viviendo en Beon 1-dong, en el piso de siempre.

—Eso es bueno. Imagino que te aseguraste de que no te viera.

—Claro. Aunque no fue fácil —confesó con una sonrisa— Estuvieron a punto de arrollarme unos autos.

—¡No te puedo dejar solo! —bromeó— Pero ya está hecho, ¿no?

—Aun no —se acercó al frigorífico y sacó un brick de leche— Lo seguí, pero no fue a trabajar. Sigo sin saber a qué horas está fuera de casa.

—No hay prisa para eso. Tómatelo con tranquilidad.

—Tengo que resolverlo mañana como muy tarde. A partir de la siguiente semana no tendré tiempo para hacerlo.

—Tienes razón —hundió las manos en los bolsillos de su prenda y alzó los hombros— Por cierto. Esta es tu primera gran noche. Saldremos, ¿verdad?

Je T'aime Et Je Te Hais _ Adaptacion (MinKey)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora