• Capítulo 12 •

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— Bien, chicos, nueve flexiones — la rubia levantó ambas cejas.

— Sé perfectamente que esto es innecesario. No soy tonta — habló Ámbar.

— Bien, ¿Qué propones? — puso ambas manos en su cadera.

— No necesitamos de tu ayuda, podemos llamar a nuestra entrenadora y echarte de acá. Claro, ya que vos no querés trabajar — dijo Emilia.

— Bien — dijo rendida.— Parejas... — pensó un poco y se decidió. — Ludmila y Benicio, Martín y Flor, Emilia Y Ramiro... Por último, falta alguien — hubo un silencio.

— Esta bien, yo puedo ser la pareja de Ámbar — el castaño se acercó patinando hacia la entrenadora.

— Simón... — murmuró la rubia.

— Perfecto, Simón y Ámbar — los demás rieron — OPA OPA OPA, ¿Qué sucede acá? — levantó una ceja y sonrió divertida.

— Nada — respondió Ámbar inmediatamente y se sonrojo. Él mexicano le tomó una de sus manos y le sonrió.

— Comencemos — suspiró — Paso adelante, giro, burbuja y freestyle. ¿Pueden hacerlo?— dijo con seriedad.

— Claro — respondieron todos excepto Simón, quien estaba aún confundido.

  Empezó a sonar el ritmo de "Modo Amar". Todos seguían los pasos, excepto un mexicano que se confundía cada dos por tres, y eso hacía dejar a su pareja mal.

— ¡Simón! — lo regañó Ámbar.

— ¡No es tan fácil! — se defendió él.

— ¡Esto es más fácil que hacer nueve por nueve! — de cruzó de brazos y frunció el ceño.

— Con razón se fue con nosotros — comentó Flor.

— Son unos perdedores — acotó Martín.

  Los ojos de Simón se llenaron de rabia y decepción, ¿Qué era lo peor?, Ámbar opinaba igual.

— El bebé se va a poner a llorar — Ludmila imitó un llanto de bebé.

— ¡Callense! — gritó furioso.

— ¡Cuidado chicos!, ha despertado la fiera — Todos exceptuando a Ámbar, Emilia y obviamente, Simón, soltaron una carcajada.

   Ya cansado de aquella situación patinó hasta los lockers, ignorando los pedidos de su couch. No quería estar más allí, ¿Qué se creían? – pensó el castaño – ¿Tanto ego tienen?.

— Simón — la rubia se acercó a el patinando con una expresión de culpa.

— No te quiero ver — dijo seco.

— Perdón — se encogió de hombros y se detuvo a una distancia prudente.

— No es lo suficiente.

— ¡Simón tenés superarlo! — rodó sus lindos ojos.

— ¡No puedo!, ¿Sabes lo qué es que te traten como un perdedor? — ella frunció el ceño, y ese comentario realmente le había dolido bastante.

— Sí. Toda mi vida lo supe — levantó una ceja — Sabes que, te quería pedir perdón. Pero veo que algunos tampoco cambian. — se volteó y una lágrima rebelde se deslizó por su mejilla.

— No espera — se acercó a ella, pero esta se corrió — Bonita...

— No me digas así — cerró sus ojos con fuerza.

  Se fue a la pista patinando, quería relajarse y estar un rato sola. Necesitaba acomodar sus ideas.

   Pasaron los días y Simón se esforzaba mucho para estar a la altura de los Sliders, cada rato que tenía libre, se dedicaba a superarse cada vez más. Y en los ensayos, dejaba cada vez más sorprendidos a todos sus compañeros.
 
— Muy bien, Simón — lo felicitó su pareja.

— Gracias, Bonita — le sonrió. Ella blanqueó sus ojos y le dedicó una sonrisa.

—  Sigamos entrenando — dejo su botella en una pequeña banca y volvió con el equipo.

— ¡Chicos! — Una voz chillona se aproximaba.

— ¿Qué querés gnomo? — dijo divertida Ludmila.

— Esta Gary afuera, esta furioso. Quiere hablar con ustedes. — se detuvo y respiró aire, había corrido para avisarles.

— ¿Qué? — pensaron todos, se acercaron a dicha persona.

— ¡¿Quien fue el desubicado que rompió mi contrato con Videa?! — gritó.

— ¡Nosotros no fuimos! — habló Flor.

— ¡No tenemos motivos, Gary! — defendió Emilia.

— Bien, si no me dicen los cambiaré a ustedes por ellos — señaló a todos los del Roller.

— ¡No! — dijo todo el equipo actual.

— ¿Y? — empezó a desesperarse.

— ¡Nosotros no fuimos! — repitió Martín.

— ¡Estan expulsados! — golpeó la mesa.

  Todos los del Roller esbozaron una sonrisa, su plan había salido a la perfección, sin duda. Consiguieron lo que querían, pero, ¿Cuanto les duraría toda esta farsa?.

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 Bonita© | SimbarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora