— Bien, chicos, nueve flexiones — la rubia levantó ambas cejas.
— Sé perfectamente que esto es innecesario. No soy tonta — habló Ámbar.
— Bien, ¿Qué propones? — puso ambas manos en su cadera.
— No necesitamos de tu ayuda, podemos llamar a nuestra entrenadora y echarte de acá. Claro, ya que vos no querés trabajar — dijo Emilia.
— Bien — dijo rendida.— Parejas... — pensó un poco y se decidió. — Ludmila y Benicio, Martín y Flor, Emilia Y Ramiro... Por último, falta alguien — hubo un silencio.
— Esta bien, yo puedo ser la pareja de Ámbar — el castaño se acercó patinando hacia la entrenadora.
— Simón... — murmuró la rubia.
— Perfecto, Simón y Ámbar — los demás rieron — OPA OPA OPA, ¿Qué sucede acá? — levantó una ceja y sonrió divertida.
— Nada — respondió Ámbar inmediatamente y se sonrojo. Él mexicano le tomó una de sus manos y le sonrió.
— Comencemos — suspiró — Paso adelante, giro, burbuja y freestyle. ¿Pueden hacerlo?— dijo con seriedad.
— Claro — respondieron todos excepto Simón, quien estaba aún confundido.
Empezó a sonar el ritmo de "Modo Amar". Todos seguían los pasos, excepto un mexicano que se confundía cada dos por tres, y eso hacía dejar a su pareja mal.
— ¡Simón! — lo regañó Ámbar.
— ¡No es tan fácil! — se defendió él.
— ¡Esto es más fácil que hacer nueve por nueve! — de cruzó de brazos y frunció el ceño.
— Con razón se fue con nosotros — comentó Flor.
— Son unos perdedores — acotó Martín.
Los ojos de Simón se llenaron de rabia y decepción, ¿Qué era lo peor?, Ámbar opinaba igual.
— El bebé se va a poner a llorar — Ludmila imitó un llanto de bebé.
— ¡Callense! — gritó furioso.
— ¡Cuidado chicos!, ha despertado la fiera — Todos exceptuando a Ámbar, Emilia y obviamente, Simón, soltaron una carcajada.
Ya cansado de aquella situación patinó hasta los lockers, ignorando los pedidos de su couch. No quería estar más allí, ¿Qué se creían? – pensó el castaño – ¿Tanto ego tienen?.
— Simón — la rubia se acercó a el patinando con una expresión de culpa.
— No te quiero ver — dijo seco.
— Perdón — se encogió de hombros y se detuvo a una distancia prudente.
— No es lo suficiente.
— ¡Simón tenés superarlo! — rodó sus lindos ojos.
— ¡No puedo!, ¿Sabes lo qué es que te traten como un perdedor? — ella frunció el ceño, y ese comentario realmente le había dolido bastante.
— Sí. Toda mi vida lo supe — levantó una ceja — Sabes que, te quería pedir perdón. Pero veo que algunos tampoco cambian. — se volteó y una lágrima rebelde se deslizó por su mejilla.
— No espera — se acercó a ella, pero esta se corrió — Bonita...
— No me digas así — cerró sus ojos con fuerza.
Se fue a la pista patinando, quería relajarse y estar un rato sola. Necesitaba acomodar sus ideas.
Pasaron los días y Simón se esforzaba mucho para estar a la altura de los Sliders, cada rato que tenía libre, se dedicaba a superarse cada vez más. Y en los ensayos, dejaba cada vez más sorprendidos a todos sus compañeros.
— Muy bien, Simón — lo felicitó su pareja.— Gracias, Bonita — le sonrió. Ella blanqueó sus ojos y le dedicó una sonrisa.
— Sigamos entrenando — dejo su botella en una pequeña banca y volvió con el equipo.
— ¡Chicos! — Una voz chillona se aproximaba.
— ¿Qué querés gnomo? — dijo divertida Ludmila.
— Esta Gary afuera, esta furioso. Quiere hablar con ustedes. — se detuvo y respiró aire, había corrido para avisarles.
— ¿Qué? — pensaron todos, se acercaron a dicha persona.
— ¡¿Quien fue el desubicado que rompió mi contrato con Videa?! — gritó.
— ¡Nosotros no fuimos! — habló Flor.
— ¡No tenemos motivos, Gary! — defendió Emilia.
— Bien, si no me dicen los cambiaré a ustedes por ellos — señaló a todos los del Roller.
— ¡No! — dijo todo el equipo actual.
— ¿Y? — empezó a desesperarse.
— ¡Nosotros no fuimos! — repitió Martín.
— ¡Estan expulsados! — golpeó la mesa.
Todos los del Roller esbozaron una sonrisa, su plan había salido a la perfección, sin duda. Consiguieron lo que querían, pero, ¿Cuanto les duraría toda esta farsa?.
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Bonita© | Simbar
FanfictionA veces los errores traen consecuencias, pero este fue el mejor error de sus vidas. Después de todo, si amas con todas tus fuerzas, tenés que dejarte llevar por tu corazón. Y aunque su vida jamás fue como un cuento de hadas, él siempre la va querer...