No podía conciliar el sueño, por más que ella intentara, no lo lograba. Esa pesadilla la tenía nerviosa, ¿Qué podía hacer?, nada. Tenía unas inmensas ganas de llorar, pero aún así se resistía. Hasta que, una idea llegó a su mente. Él era el único que podía ayudarla de su temor. Agarró su celular y marcó su número.
Primer pitido...
Segundo pitido...
Tercer pitido...
— Vamos, contesta... — susurraba.
Cuarto pitido...
— ¿Hola? — su voz era ronca, claramente lo acaban de despertar.
— ¿Podés venir?
— ¿Ámbar?,¿Q-Qué hora es? — un silencio invadió la llamada —. ¿Te sientes bien?, son las tres de la madrugada.
— Sí, lo sé, perdón — su voz se quebró —. Vení, por favor...
— oh si, no tardo, tranquila — colgó la llamada.
~•~
Se colocó su ropa a la velocidad de la luz, estaba preocupado, ¿Qué si le sucede algo mientras él no esta?, se moriría. Sin previo aviso, agarró las llaves de su amigo Nicolás y se montó en el vehículo, una Mercedes.
Una llamada entró, visualizó la foto del contacto y era ella. Estaba hermosa, con una sonrisa estampada en su rostro, así era como él quería verla siempre. Decidió no atender, ya que, estaba a una cuadra y no iba a arriesgarse a que le pase algo mientras conducía.
Al llegar, se estacionó y vio que su rubia estaba sentada en los escalones de la entrada, abrió la puerta del auto y la cerró, seguido de eso, activó la alarma del auto. Para después correr hacia ella y abrazarla con todas sus fuerzas, a lo que Ámbar le corespondió. Ella hundió su cabeza en su pecho y comenzó a sollozar, eso le partía el corazón al mexicano. Sentía como iba mojándose poco a poco su camisa, pero eso no importaba ahora, su prioridad, era ella ahora. Acarició su suave cabello dorado y aspiró el dulce aroma de aquel, era dulce. Su llanto con el tiempo comenzó a cesar, empezaba a perderse en el abrazo y el embriagante y exquisito aroma que estaba impregnado en su novio.— ¿Quieres hablar sobre esto? — preguntó.
— Solo abrazame — pidió.
Depositó un beso en su cabellera para seguirla acariciando, los tactos en su cabellera la tranquilizaban bastante, y entonces una pregunta se hizo ella: «Sí Simón no esta, ¿Quién será el que me tranquilice? ».Grave error. Eso la alteró aún más.
— ¿Prometes no dejarme sola? — lo dijo con un tono temeroso.
Él lo notó.
— Lo prometo — tomó su mentón dulcemente y la obligó a mirarlo.
Con sus pulgares acarició sus pómulos y mejillas, mientras se perdía en esos ojos azules profundos, que contenían misterio. Ambos sonrieron.
— Ay, bonita... Eres mi perdición — dijo mientras remarcaba sus labios con su pulgar.
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Bonita© | Simbar
FanfictionA veces los errores traen consecuencias, pero este fue el mejor error de sus vidas. Después de todo, si amas con todas tus fuerzas, tenés que dejarte llevar por tu corazón. Y aunque su vida jamás fue como un cuento de hadas, él siempre la va querer...