• Capítulo 32 •

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Estaban abrazados en la cama, mirando al techo con una sonrisa en sus rostros imborrable. Después de la cena, el baile y los juegos estaban agotados.

— ¿Te he dicho qué te amo? — Simón la miró a los ojos, y provocó que ella sonrió más.

— Siempre hay una primera vez — rió ella.

— Adoro cuando ríes, amor — depositó un beso corto en sus labios.

— ¿Simón?

— ¿Sí? — dijo mientras acaricia su mejilla.

— Tengo que darte un regalo — susurró.

— Pues, anda — la ánimo.

Se levantó de la cama para buscar en su bolso un paquete azul con un lazo amarillo, para después entregárselo a él y darle un beso en la mejilla. Lo miró atenta mientras el abría su regalo como un pequeño de cinco años, después de sacar todo el papel de regalo, solo quedó un recuadro con una foto y una tarjeta pegada con una cinta en el marco.

— ¡Te veías tan hermosa ahí! — sonrió —. ¿Cómo encontraste la foto? — la miró.

— Pues, el día que saqué todo de mi locker encontré una caja pequeña con muchas fotos nuestras, quise enmarcarla para que la tengas de recuerdo — Le sonrió —. Anda, leé la carta.

— ¿Amor eterno? — preguntó al ver la letra dorada en la tapa de la tarjeta.

— Vamos, tenés que abrirla — lo ánimo, él lo hizo y comenzó a leerla.

    “ ¿Cómo es que fuiste mi salvación, mi paracaídas y mi luz?.
Ay, Simón, ¿Cómo te explico como me haces sentir cada vez que me besas, me abrazas o me acaricias?.
¿Y como hago para expresarte mi amor eterno por vos?, simplemente no lo sé, pero quiero hacer lo posible para demostrartelo.
Simón, te amo, y esta foto demuestra un poco de tanto amor

Pd: que horror eso de perder mi esencia de chica mala por amar a alguien con locura, pero cada segundo junto a vos valen la pena ♥”.

— Amor... — murmuró él.

— ¿Sí? — sin previo aviso, tomó su rostro entre sus manos y la besó con mucha pasión.

— Simón — suspiró entre besos.

El mexicano la tomó por la cintura y la posicionó arriba de él, mientras acariciaba lentamente su espalda, ella revolvía su cabello y mordía su labio para adentrar a su miembro bucal, eso iniciaba una batalla de lenguas.
Simón metió sus manos dentro de la remera de ella para ir subiéndolas hasta llegar al broche de su sujetador, ella se quejó y las aparto de su cuerpo, mirándolo un poco molesta.

— ¿Qué sucede? — preguntó.

— Te amo, pero, ¿Realmente hacernos adictos a hacer el amor es bueno? — dijo un poco avergonzada.

— Tenés razón, perdón bonita — la besó nuevamente.

  Esta vez solo sería una sesión de besos, como una pareja consciente, a veces el amor no solo se basa en sexo, simplemente puede hacer mal llevarse siempre por la calentura del momento. Ellos no querían apresurarse.

~•~

— Hoy, comenzará mi venganza — una sonrisa de satisfacción se dibujó en su rostro.

~•~

— Ámbar, por favor atiende a esa señora, tengo que ir por unos retazos de tela color salmón — dijo su mamá y se fue al deposito donde almacenaban telas, adornos, vestidos y demás, para las bodas.

— Buen día señora, ¿En qué puedo ayudarle? — ella se apoyó en el mostrador.

— Pues, me encantaría charlar contigo — dijo con una sonrisa falsa en su rostro, mientras se sacaba los lentes.

— ¡¿Sharon?! — la mujer mayor le tapó la boca y llamó a sus hombres para que secuestraran a Ámbar.

  Por más que los gritos de la rubia no cesaran, los hombres de Sharon la ataron de manos y piernas, le pusieron una venda en su boca y ojos, para que no pudiera escaparse ni salir al descubierto. La adentraron en una camioneta negra junto a Sharon, para marcharse a un descampado, donde solo había una choza descuidada.
Al llegar ahí, tiraron a Ámbar de la camioneta y Sharon junto a sus hombres salieron de esta última, con odio le sacó brutalmente la venda que tenía la boca.

— ¡Eres un monstruo! — gritó desesperada y al borde del llanto.

— Tranquila, Ámbar — la tomó del mentón bruscamente —. No estarás sola — la agarró del cabello arrastrándola hasta meterla a la choza.

— ¡Ámbar! ¡Sharon eres un monstruo! — Gritó enojada la castaña, mientras veía como la rubia era atada a una silla de manos y piernas. Cada vez que ataba una parte de su cuerpo era un gemido de dolor, más sus raspones que tenía por ser arrastrada hasta llegar acá.

   La mujer le quitó la venda de los ojos, Ámbar comenzó a llorar, no podía evitarlo, su vida se había convertido en una pesadilla del día a la noche. ¿Y Simón?, su vida era un asco.

— ¡Te odio! — gritó Luna —. ¡Vendrán a buscarnos! ¡Te lo aseguro!.

— ¡Sharon maldita perra!— le escupió en la cara, provocando una irritación en la mayor.

— Cada insulto y cada queja, es una tortura que se les suma — las amenazó, mientras se sacaba el escupitajo de antes de su rostro y agarraba una navaja del piso.

— oh, no de nuevo — dijo la castaña.

  Tomó la muñeca de Ámbar e hizo una pequeña línea roja en su piel, provocando un quejido de dolor en ella. Repitió el mismo procedimiento con la menor. La tarde solo se basaría en tortura, pero, ¿Dónde están sus salvadores?.

— Haré que sufran.

~•~

SIMOOOON DONDE CARAJOS ANDAS MI RUBIECITA ANDA EN PELIGRO LPM

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 Bonita© | SimbarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora