• Capítulo 11 •

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    Se despertó allí, en un nuevo hogar junto a su amiga, sin preocupaciones que la atormenten. Y lo mejor, sin voces chillonas que la irriten. Se levantó de aquella cómoda cama, y antes de irse al baño, decidió acomodarla. Después de que ambas se levantaran e hicieran su rutina matutina; cambiarse, lavarse los dientes, entre otras cosas. Las dos rubias caminaron en dirección al Roller, donde se encontrarían con sus amigos y, tratarían de hacer un acuerdo con Gary. Y así, arruinar todos los sueños de aquellos nefastos adolescentes que le hicieron la vida imposible a Ámbar.
  Ya en dicho lugar, los siete amigos se sentaron en dos mesas, y llamaron a Gary. "Ojalá todo funcione", pensaba Ámbar. Él dicho señor se acercó a los adolescentes y dijo:

— ¿Ustedes son los Sliders? — levantó una ceja.

— Ajá. — respondió la pelinegra.

— ¿Qué puedo hacer por ustedes? — se sacó sus lentes de sol y los apoyó en la mesa.

— Queremos ser parte del equipo del Jam and...— el italiano fue interrumpido.

— Ya no es más, Jam and Roller. Ahora es somos Los Reds Sharks —  suspiró—: Comenzó una nueva era de oportunidades, y como la época del "Jam and Roller" — hizo comillas— terminó, ustedes, están permitidos a participar en nuestro equipo y, volver a entrar a este lugar — miró a Benicio.

— Muchísimas gracias, Gary — habló Flor.

— Desde un principio, Ámbar me dio una sensación de victoria. Y nosotros nunca perdemos, por buen equipo que son ustedes, supongo que no me harán perder. ¿No es así? — sonrió de lado.

— Obvio — dijo al unísono todo el equipo.

— Bien, entrenan con Juliana esta tarde, suerte — se colocó nuevamente los lentes y se fue de allí tarareando una canción, quien sabe cuál será.

— ¡Estupendo! — exclamó emocionada Ámbar.

— Te lo dije rubia, ganaríamos a Luna — sonrió victoriosa su amiga.

— Gracias miles por apoyarme en todo — sonrió.

— Eres parte de la familia — habló Benicio.

— Eso me agrada —lo abrazó. — Además, estoy muy feliz por vos, que bueno que encontraste a alguien que te soporte — rió.

— ¿D-De qué hablas? — se encogió de hombros.

— Oh, vamos — sonrió pícara Flor — No te hagas, te vi como le agarrabas la mano a Ludmila, y como la defendías — Todos excepto Ludmila y Benicio rieron.

— ¡Ush! — se quejó la pelinegra — Sí. Me encanta, ¿Cual hay? — se encogió de hombros. Todos soltaron una carcajada, exceptuando nuevamente a los dos chicos. Ambos se sonrojaron.

— ¡Salgan de acá! — esa voz chillona...

(• • •)

Todos entraron muy animados, con sonrisas contagiosas, y muchos regalos. Pero aquellas; las de Jim, Yam, Luna, Matteo, Nicolás, Pedro, Jazmín, Delfina, Nina y Juliana. Se borraron al instante.
  Furiosa, la de ojos esmeralda se acercó a los que reían muy animados. Colocó ambas manos en sus caderas e soltó una pequeña tos falsa para que la oyeran, pero al no recibir respuesta, decidió hablar.

— ¡Salgan de acá! — ordenó.

— Vos no mandas, Lunita— la miró indiferente Ámbar.

— ¡Andate de acá!, ¡Asesina! — sus ojos se abrieron como platos, y en su garganta se formó un nudo, impidiendo una respuesta de su parte.

— ¡Callate, chaparrita! — habló Ludmila — Anda con tu Familia y viví tu cuento de hadas sin dañarnos a nosotros. Además, no te queda el papel de niña mala, Gnomo— recibió un "Oooh" de parte de su equipo. Por otro lado, Simón y Gastón se partían de la risa por dentro, pero no lo iban a demostrar.

— ¡No soy un Gnomo! — se cruzó de brazos con una expresión de enojada.

— ¡Ni sii in ñiimi! — la Imitó Martín.

— Luna — el chileno se acercó a ella — Perdón...

— Tranquilo, aún...— fue interrumpida.

— ¡Perdón por tu estatura!, ¿Consideraste alguna vez ir al doctor por aquello? — soltó una carcajada y volvió a su lugar.

— ¡Mi amor! — Yam corrió a él esperanzada con hacerlo reaccionar a su amor. Pero, no funcionó.

— Salí de acá — dijo con una mueca.

— Y-Yo...— estaba impactada por su reacción, Luna la sacó de aquel momento incómodo.

— Ya no es el mismo — susurró.

— Salgan de acá — ordenó Juliana.— en especial vos — se dirigió a Benicio.

— Bueno, ¿Pero que tenemos acá?, yo permití a estos talentosos jovenes a participar en mí equipo — sonrió victorioso.

— Estas cometiendo un tremendo error — le advirtió la pelinegra mayor.

— Ellos son mejor, que todos los tuyos, "sentimentales y que lo dan todo" — hizo comillas — ellos me costaron un trofeo. Y no lo permitiré más.

— No me interesa en lo absoluto tu decisión — levantó una ceja — Yo no los entrenaré.

— Entonces serás despedida — ella se quejó — Leyes de Videa, cariño — le guiñó un ojo y se fue.

— ¿Te cayó mal que te dejaran la boca cerrada Juli? — habló sonriente Ámbar.

   Esto apenas comienza...

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1/3 maratón, mañana sigo ♥

 Bonita© | SimbarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora